Listas, listas, todos tenemos siempre una cerca; ya sea la de la compra que resiste infatigable lavado tras lavado en el bolsillo del pantalón (aunque todavía se puede leer aquello de jabón lagarto y caja de galletas
), la de cosas que tienes que hacer al día siguiente y que siempre es más optimista que verosímil, la de pasos que tienes que dar antes de conseguir la dominación mundial.. pero ninguna crea las paradojas temporales, crisis mundiales y discusiones acaloradas como una lista de discos sin adquirir. Esta lista, crisol de culturas, pozo insondable de (in) satisfacciones y que te define mucho más que el perfil psicológico que te sacaría
en una entrevista con preguntas tan inquietantes como "en qué piensa el niño que llevas dentro cuando se mira a través de la pelusa del ombligo" (espacio protagonizado por el inconmensurable
).
Sí, hablamos de la misma que alberga como agua de mayo que encuentres el Third/Sister Lovers de Big Star para tacharlo de la misma o que ha visto pasar veranos y veranos con los mismos discos esperando una oportunidad. Normalmente la existencia de la lista suele permanecer en secreto, tan en secreto como los fichajes veraniegos de fútbol o los regalos sorpresa en mi casa desde que tengo una sobrina de 4 años. El descubrimiento (y por ende de que el autor tiene inquietudes musicales) suele coincidir con un escenario en el que suelen estar presentes varios amigos; uno/a que no te conoce; unas cañas y un bar con un natural ambiente bucólico, es decir, con una capa de humo de tabaco que deja en nada al que se utilizara en un concierto de Kiss.
Todo suele comenzar de una manera inofensiva: una cuenta que hay que sufragar, una cartera que se abre, Tom Cruise gritando a Jack Nicholson si ordenó el código rojo, la lista asomando en un bolsillo de la billetera y una pregunta en el aire: "¿Qué es eso que tienes ahí?". Normalmente seguido de una mano que se mueve sin el acompañamiento del cuerpo -vean el Dracula de Coppola para comprender a qué me refiero- hacia tu querida lista. En esos momentos te sientes igual de expuesto que con el chasquido de un guante de látex sobre la mano de un médico en tu primer colonoscopia.
El siguiente paso sucede normalmente a cámara lenta: la persona que te ha usufructuado tu lista, tras consultarla, te pregunta que: "¿Por qué llevas una lista con los discos qué quieres", tú pestañeas y pones cara de "por lo menos no destripo niños con un cuchillo oxidado los martes de los meses bisiestos". En ese momento pueden ocurrir dos cosas: que la buena persona te devuelva la lista con cara de resignación pensando que debe alejarse de ti lo antes posible o, si hay suerte e intereses sexuales, que esa persona le guste el contenido y empiece a preguntar. En cuyo caso recomendamos buscar un párroco, algo azul, algo prestado y algo nuevo. Aunque cuidado que puede que se encuentren con un espécimen igual que usted, que busque aunar esfuerzos para tachar discos de su propia lista y después huir cual Dioni del acetato.
No se lo van a creer, pero el bueno de Tolstoi empezó este librito como una lista de discos,
pero una cosa llevó a la otra y se le fue de las manos (más de 1.000 páginas) Descrita la situación anterior, hagamos un paréntesis para ver qué condiciones imprescindibles tiene que tener la susodicha lista:
- Cantidad y variedad: la lista tiene que ser infinita, siguiendo la receta de los
petit suisse: "a mí me daban dos". De tal modo que cada vez que consigamos un disco y lo tachemos (no hay nada más satisfactorio) hay que añadir otros dos; así muy pronto tendremos que pasar a una página nueva e ir haciendo más espacio en la cartera. Señores, buscamos un efecto parecido al pozo sin fondo de la "
Casa Misteriosa de
Springfield" donde desaparece
Ozzie Smith en cierto episodio de los
Simpson. También es importante no dejarse fuera ningún estilo:
Pop,
Rock,
Garaje,
Soul,
R&B,
Canto gregoriano... todos deben estar representados para evitar al típico listillo (que sólo tiene un par de discos más que tú en su discoteca) decirte: "no me puedo creer que no hayas encontrado este álbum, pero si estaba baratísimo y ahora no hay quien lo encuentre". Naturalmente añadir discos imposibles de encontrar puntúa doble o triple. No hablamos de primeras ediciones, sino de auténticas entelequias musicales como la edición completa y terminada del
Smile de los
Beach Boys (tal cual la tenía en la cabeza
Brian Wilson), el disco de la reunión de los
Beatles en 1978 o el que grabaron los Hi-risers producidos por el
enano buceador (conocido como
The Torrezno Session). Si alguno de ustedes consigue dar con algunas de estas rarezas, debería ir a
Nueva York a desentrañar el misterio de los cocodrilos en las alcantarillas o sustituir a la virgen de
Lourdes, porque tendrían mucho futuro como hacedor de milagros y curanderos de verdad, de los que sanan imponiendo las manos.
Metáfora nada sútil sobre lo infinita de nuestra lista. No tiene nada que ver, pero no puedo resistirme: "Mattingly, aféitese las patillas"- Formato: al contrario que cuando tienes que pedirle el coche a tu progenitor o progenitora, el desaliño cuanta positivamente. La lista en cuestión debe tener el aspecto de haber pasado por uno o dos guerras, más desgastada que nuestros chistes sobre Bertín Osborne, por supuesto todos los complementos directos y circunstanciales son bienvenidos: agua, tinta, roturas varias, manchas de dudosa procedencia... Un par de lavados pueden hacer el resto para que nuestra pieza de papel tengo el aspecto definitivo de papiro traído por los fenicios (nuestra respuesta de trivial favorita: ¿Quién introdujo en el motor de combustión en España? Seguro que ellos).
En cuanto al diseño, una media cuartilla es más que suficiente, en donde deberemos incluir una estilo cuneiforme. Además tiene que ser incomprensible para cualquiera que no entienda la letra de un médico, pero perfecta en nuestro pequeño mundo del coleccionsimo. Por supuesto, utilizar tintas de varios colores, letras de diferentes tamaños e ingeniosos acrónimos es muy adecuado. la cuestión es hacer un Pollock con nuestra lista y, en caso de duda, emborronarlo todo un poco más.
- Situación: se recomienda hacerle cuantos dobleces sean necesarios a la lista e introducirla en la cartera, de tal modo que siempre permanezca a la vista y sea utilizada en la tienda de trato más familiar y ambiente agradable. que encontremos. Otras localizaciones son siempre tenidas en cuenta, pero siempre tienen que responder al siguiente cuarteto: gafas, testículos, billetera y reloj, ya saben, la señal de la cruz pagana que tanto gusta al bueno de Clint Eastwood en Gran Torino (vayan a verla, por favor).
Dos mozas comprueban que aún no han conseguido el disco de "Federico Jiménez Losantos y Pedro J. cantan villancicos de navidad". Pobres, les queda mucho camino por recorrer Quizás piensen que estoy de la chola y que esto de las listas no sirve para nada, pero les aseguro que acabas viendo todo lo que has conseguido como un tesoro y apreciendo mucho más la música y da mucha conversación cuando no se sabe quién fue el presidente número 23 de los EEUU, pero amigos no crean que a mi situación actual (abrazado a un vinilo de 'Milli Vanilli cantan por soleas', sentado en el suelo, mecido por mi propio movimiento de frenopático y con este mantra: 'ya sólo me quedan 18.000 discos por tachar', 'ya sólo me quedan 18.000 discos por tachar') llegué de otra manera que diciendo: voy a apuntar este disco para que no se me olvide el nombre y éste también. Una cosa llevo a la otra y aquí me tienen casi diez años más tarde. Así que, la próxima vez piensen antes de coger un bolígrafo y papel o veremos quién está peor de los suyo (espacio para risa de malvado de opereta: muhamuahahahahahah).
Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein