1. Caja simple estándar: La más sencilla pero no por ello deja de ser una gran obra de ingeniería, que como tal tiene más fallos que virtudes. Consiste en un estuche de plástico transparente que incorpora una pieza central (de plástico, claro) en donde se apoya el compacto. Dicha pieza central puede ser negra, transparente para dejar ver alguna foto o proporcionar información que no se suele leer bien debido a los relieves de la propia pieza, además la podemos encontrar en distintos colores como sustituto cutre del vinilo de color. Si además dicha pieza central es sacada (generalmente haciendo palanca con destornillador) del estuche materno para escanear la carátula a un compañero pirata, ésta puede perder propiedades y no volver a encajar como debería, consiguiendo no sólo que esta pieza no encaje sino que además puede perjudicar el correcto cierre del estuche. Lo llaman reacción en cadena.
La corona central que sostiene al compacto es una mierda. Ya sea en el modo clásico de patillas flotantes, el de patillas flotantes con refuerzo de seguridad, o el de patillas verticales, éstas siempre se rompen y dejan de realizar su cometido. Si no se rompen, es posible que la sujeción del disco no sea la idónea y se caiga si se mueve un poco la caja, o incluso (haciendo una pirueta aún más complicada) el CD gire sin parar pero sin caerse, divertimento que cansa a los diez minutos de utilizarlo, aproximadamente.
El libreto se aloja entre varias piezas semicirculares de plástico, cuya finalidad es realizar marcas en el mismo para que cuando lo hayas sacado de la caja unas cuantas veces, éste no se pueda introducir correctamente y la última página tenga rasgones que imposibilitan volver a poner el libreto en su sitio por siempre jamás. Suena catastrofista, sí, pero es verdad.
Y sorpresa, abres el regalo y dentro tienes la misma portada.
2. La caja simple con cartón que lo envuelve: Variante muy poco interesante del modelo 1. Incorpora un cartón en el exterior que según su grado de rigidez y ajustado tamaño es posible que no permita sacar la caja si no es presionando con ambos dedos pulgares con más fuerza que maña. No incorpora información adicional, es más, suele llevar impreso los mismos motivos que la caja del interior. No protege de roturas u otros agentes agresivos a la caja interior ¿Sirve para algo? Sí, para putear a aquellos coleccionistas que apilan sus cds en muebles especiales para los cds del caso primero. Nuestro consejo sería que una vez consiga sacar del cartón la caja interior lo tiren a la basura (de reciclado, sin mezclar polietileno con poliuretano), el problema es que da pena y al final nos quedamos con ella para ver como con el paso de los años se curva por la parte central.
El quinto Beatle era el libreto.
3. La caja simple con cartón y libreto externo: Mezcla de los dos primeros casos. Sólo es útil si quieres leer el libreto sin tener que abrir la caja, porque todo el mundo sabe que los cedés los compramos para leer los créditos del librito que lo acompaña. Al ir de forma externa lo protegemos de las patillas de plástico que suelen marcarlo cual res si tiene más de cinco páginas de espesor. Como no se introduce en la caja del caso uno, no podemos desprendernos del cartón envoltorio o nuestro libreto andará a la intemperie. No se ve con asiduidad.
A veces a la derecha y otras a la izquierda, como Villarroya.
4. La caja de aspecto simple pero doble: En teoría funciona incluso el comunismo, perdón, quise decir que en teoría funciona incluso esta caja de aspecto simple pero doble. Sus piezas externas son las del modelo uno, pero la pieza central que sujeta al cedé es rotatoria, lo cual crea un serio conflicto, pues unas veces se abre hacia la derecha (en cuyo caso necesitas de unos doce centímetros más para expandirla) o hacía la izquierda con el consecuente riesgo que ello entraña pues si no descubres de forma correcta el sentido de apertura corres serio riesgo de joderla. Afortunadamente, han inventado un caso alternativo número cinco.
Me imagino que la dictadura impuesta por Lenny hizo que despidieran al hombre que colocaba las piezas en su sitio.
5. La caja de aspecto simple pero doble y con piezas no ligadas: El mejor invento posible para los dobles compactos en la caja rotatoria que tiene piezas sensibles a la rotación y que por tanto, se parten. Esta en cambio ya viene rota y sólo tienes que cogerla y seleccionar el cedé que más guste. La humanidad ha triunfado sobre la caja de cedé. Eso sí, no es reversible y sólo tiene una posición. Algún fallo habría que tener.
Directamente llegadas para la futura obesidad infantil.
6. La caja doble de doble carpeta: Modelo de los inicios del CD y cada vez más en desuso. Aparte de que es irreconciliable con la idea de una casa de 25 metros cuadrados, su manejo de carpetas es un follón, contiene tal cantidad de piezas mecánicas que lo más normal es que se rompa más de una de ellas (sin ir más lejos, en la foto adjunta uno de los cedés no se sostiene). Su consumo es de nueve litros a los cien y sobrepasa los límites de emisión de CO2.
Paul Weller permitiendo semejante horror, otro mito que se me cae al suelo.
7. La caja con bordes redondeados: Diseño de menor resistencia al aire. Probablemente pensado por Karl Lagerfeld o David Delfín. Más útil en los ambientes discotequeros ibéricos, pues el canto redondeado contiene un hueco bastante útil si necesitas esconder sustancias psicotrópicas. Al mundo del Rock And Roll no le aporta nada salvo la incapacidad de escanear a un compañero las portadas, pues el formato de libretos no es el mismo que de costumbre. Habrá que editar la imagen con el efecto gaussiano del photoshop.
Con esta caja, por fin Greg "La Corista" Prevost (gracias Charlie Don´t Surf) encontró alguien más delgado que él.
8. La de cartoncillo promocional o mantera: Delgaducho cartón con una abertura en uno de los extremos de donde se saca el compacto. Suele venir de forma gratuita con todo tipo de publicaciones o discos de mayor envergadura que las utilizan para el ahorro de espacio. Lo normal es que por este formato no cobren dinero, en caso de ser así (y los hay), siéntase estafado, es el paso previo a la funda de plástico de un vendedor ilegal.
Ya que era un digipack se podrían introducir elementos móviles para hacer mover las piernas de los Raspberries.
9. El digipack simple: Idea desarrollada sobre la base de que las cajas de plástico son horrendas, esta es más bonita pero también tiene defectos: La pieza que sostiene al cedé sigue siendo de plástico y por el hecho de introducir cartón en el exterior ya ni siquiera se preocupan de meter un libreto en condiciones. En las esquinas, cuatro puntos cardinales en forma de dedo indican a las personas de grandes deducciones que es por ahí por donde se debe de coger el compacto, algo que no comparten los conductores automovilistas que prefieren agarrarlos con las yemas de los dedos sobre la cara a reproducir del disco.
De sorpresa siempre puede salir el antiguo 61&49.
10. El digipack avanzado: No es que sea mucho más avanzado, pero el cartón de la portada incorpora una ranura que incluye un libreto, una encuesta que hay que enviar a la disquera con nuestros gustos personales (recuerde que las opciones que ellos dan nunca son las correctas) o un papel publicitario con otros lanzamientos del sello que pueden importar al consumidor un pito en la mayoría de las ocasiones.
Se me van acabando las tonterias para decir sobre una caja, así que vídeo.
11. El digipack encuentre usted el CD: Modalidad de digipack que mezcla al avanzado con el simple y que se despliega cual Transformer. La ubicación del compacto no suele estar en un lugar fijo, sino que se desplaza por las múltiples caras que se pueden abrir en este formato. Dicho número de caras nunca contiene un límite inferior a tres y su número máximo es ilimitado, lo que ensanchece la caja, convierte en una odisea localizar el compacto y hace mejor persona a un hombre corriente.
No sé si se sacó el partido suficiente a las conversaciones sobre Jes Extender, pero he aquí otra muestra.
12. Digipack barco pirata del Parque de Atracciones: Nueva modalidad del más difícil todavía en la que se emplea la modalidad número 11 con la sorpresa añadida de que desplegando caras el resultado puede ser kilométrico. Si contiene algún libreto, éste se puede esconder por alguno de sus numerosos recovecos. No es de extrañar que por alguno de los mismos se encuentre usted con Macaulay Culkin escondiéndose de la bofia o rodando una nueva entrega de Sólo en Casa.
Uno de los grupos más pirados del panorama necesitan una caja acordemente demencial.
13. Digipack especial corta, pega y colorea: Elegante formato, conocido (o vendido) como Deluxe Edition. No es que difiera mucho de los anteriores, pero como las piezas son de cartón se permite el troquelar las letras, hacer un recorte en la caja exterior y otro tipo de manualidades que todos hemos intentado alguna vez, especialmente con las cosas que nos grabamos, con resultados bastante lamentables en la mayoría de las ocasiones.
Estadísticamente hay muchas posibilidades de que uno tenga la mayoría de las canciones de la caja, pero la compras.
14. La caja XXL de tamaño variable: Su tamaño no incluye una fórmula matemática que calcule su formato. Básicamente son estuches más grandes, con libretos más grandes, cedés del mismo tamaño de siempre (estaría bueno) que se superponen unos encima de otro, con chapas, un cupón de descuento en Midas, y más caro. Lo de más caro, hasta que la tienda no les da salida y las vende a menos de la mitad de su precio original. Suelen ir orientadas a fans (me incluyo) no se resisten a una canción nueva o un cedé completo de extras. Las más cutres incluyen en una caja más grande muchas cajas del formato número uno, a partir de ahí las posibilidades son infinitas. Dan ambiente a la habitación.
El detalle de las esponjillas, o un estupendo aislante para la tarima flotante.
15. Formas especiales: Otra que puede adoptar formas, como el malo de Terminator 2. Depende mucho de la imaginación del diseñador y de que la compañía discográfica no quiera perder dinero por cada disco que venden (pregunten en Factory Records por Blue Monday de New Order). Admitamos que la de la foto mola porque son los Small Faces, pero en caso de que te regalen algo de un grupo que no guste siempre se puede reciclar para guardar las obleas de las empanadillas.
El formato ideal, si cierras los ojos y los abres muy rápido hasta parece un vinilo.
16. El mini vinilo: Cuidado aspecto del estuche en cartón, de carpeta abierta, que incluye un bonito insert en su interior, una coqueta funda para guardar el compacto… es el sistema perfecto si no fuera porque lo que recuerda es precisamente que no es un vinilo.
Y no viene a cuento, pero aprovechando que se publica el nuevo trabajo de Gentleman Jesse paladeen su nuevo e inflamable single, que no es poco.