Guy Stevens
Filosofando el otro día mientras me comía un tentempié con la pierna estirada sobre una valla del ayuntamiento (la forma de degustación favorita de los habitantes de este bloc) un pensamiento mitad epifanía mitad chorrada cruzó como un rayo mi atribulada mente: "Lisa necesita un aparato... seguro dentallllll". No ese no, lo que hizo un zapateado sobre mis neuronas fue la idea que aquí hemos hablado sobre genios, sobre grandes músicos e incluso sobre la mezcla de ambos (lo que suele dar lugar a sujetos perfectos para esta otra sección). Pero también me he dado cuenta de que hemos dejado sin categorizar a una clase de fauna que pulula por este bendito mundo: los tarados. Una afrenta tal que necesitaba una rápida y eficaz solución sólo a la altura de meterse por dentro las perneras del pantalón cuando en tu casa hay un inundación.
Por si alguien se le pregunta, con tarados nos referimos a ese estrato social de músicos, deportistas, escritores, artistas de vodevil y payasos con un triple tetilla y el pelo verde cuya línea entre la genialidad y la locura extrema es traspasada con tanta facilidad que hacen suyo aquello de "entre Pinto y Valdemoro" (este humilde escriba les recomienda ir a la frontera entre ambas ciudades madrileñas y armados de un GPS ir diciendo: "ahora estoy en Pinto y ahora en Valdemoro" unas cuentas veces. Mejor que un balneario y más barato, se lo prometo). ¿Ejemplos concretos? Pues lógicamente Tarantino, los jugadores lituanos de baloncesto (capaces de hacer 35 puntos en un partido y un 0/12 en el siguiente sin que cambie su rictus ni lo más mínimo), Chuck Palahniuk o Krusty El Payaso. En términos estrictamente musicales tenemos unos cuantas ideas preparadas, pero de momento comenzamos con uno de los productores más sonados que han pasado nunca por un estudio de grabación.
Por si alguien se le pregunta, con tarados nos referimos a ese estrato social de músicos, deportistas, escritores, artistas de vodevil y payasos con un triple tetilla y el pelo verde cuya línea entre la genialidad y la locura extrema es traspasada con tanta facilidad que hacen suyo aquello de "entre Pinto y Valdemoro" (este humilde escriba les recomienda ir a la frontera entre ambas ciudades madrileñas y armados de un GPS ir diciendo: "ahora estoy en Pinto y ahora en Valdemoro" unas cuentas veces. Mejor que un balneario y más barato, se lo prometo). ¿Ejemplos concretos? Pues lógicamente Tarantino, los jugadores lituanos de baloncesto (capaces de hacer 35 puntos en un partido y un 0/12 en el siguiente sin que cambie su rictus ni lo más mínimo), Chuck Palahniuk o Krusty El Payaso. En términos estrictamente musicales tenemos unos cuantas ideas preparadas, pero de momento comenzamos con uno de los productores más sonados que han pasado nunca por un estudio de grabación.
Si este grupito hubiera venido a verme mi madre no les dejaba pasar del recibidor. Guy es el que parece más tarado de todos, ehhhh. Vale, mejor: el de barba.
Guy Stevens (1943-1981) es más conocido por ser el productor (y vertebrador) del London Calling (que ya son palabras mayores) de los Clash, pero ya estuvo presente con el grupo en una de sus primeras demos y su fama en Inglaterra hacía tiempo que le superaba. Guy era una de esas personas que no sabes bien qué hacía, pero que parecía estar en todas partes; como DJ en alguno de los bares de moda, como impulsor de la música americana (era presidente del club de fans de Chuck Berry y responsable de que muchos artistas americanos llegaran a las islas) o como una figura destacada de la locura más marciana de la época (era habitual dando consejos a los Stones, él les proporcionó por una serie de casualidades el nombre de Sticky Fingers).
Como muestra de su taramiento traemos un documento exclusivo (bueno, vale, del Youtube) de Guy en las sesiones de grabación del London Calling, donde para marcar territorio nuestro protagonista se presentó armado con cientos de vinilos y unas cuantas botellas de cerveza que tuvieron que ser esquivadas por el grupo mientras grababan. Era uno de los modos de Guy para motivar al personal. Otros eran las peleas con el ingeniero de sonido Bill Price, en las que acaban a palos por la mesa de mezclas, por no hablar de la vez que llenó el piano de cerveza para evitar que nadie lo tocara en el disco. Aún así, los Clash estaban encantados con él y solían decir que había extraído lo mejor que llevaban dentro. Aprendan, motivadores profesionales. Lo dicho, un candidato perfecto para esta sección, como bien se muestra en este vídeo:
Una vez visto, varias consideraciones:
1. Joe Strummer era el santo Job con tupé. Que levante la mano quien no habría dado un par de redobles a rodabrazo al señor de la barba y pelo rizado que está a su lado dando saltos y gopeando la mampara de protección (que no es otro que Guy Stevens.).
2. Que el momento escalera-piano (minuto 4:20 aproximadamente) es de esos en los que sabes que el desastre va a ocurrir, pero es tan atrayente que no puedes dejar de mirar.
3. Que nunca una silla de plástico hizo tan feliz a alguien (minuto 5:20).
4. Que de alguna manera todo tenía que desembocar en 'Louie Louie' (minuto 6:15), canción para los tarados por excelencia.
5. Obviamente todo el mundo en su momento tuvo la sensación de que Guy estaba totalmente de la chola (y sin beber barníz como Barney), como ejemplo el momento Keep rollin', Keep rolling' (minuto 8:15), pero se le perdonaba porque llevaba una bufanda del Arsenal (que no se quitaba ni para tomar una merienda cena) y como todo el mundo que se haya leído Fibre en las gradas (de Nick Hornby) sabe que ser del Arsenal en los finales de los setenta daba para romper sillas y mucho más.
6. Que todo acaba como el rosario de la Aurora, con Topper (baterista) en la guitarra, Joe en el piano y todos haciendo sonar a los Clash por Chuck Berry... por el amor de Chuk (Norris).
Los hechos demuestran que Guy era un tarado en grado sumo, pero si fue capaz ayudar a que las mentes de los Clash se abrieran totalmente y produjeran una maravilla atemporal como el London Calling deberíamos tomar como norma aquello de: "pongan un tarado en sus vidas".
Por último les dejo con un enlace al recopilatorio de la música que le gustaba a Guy y que editaba a través de Sue Records (subsidaria de Island) y su mejor frase: "Hay sólo dos Phil Spector en el mundo y yo soy uno de ellos".
Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein
4 comentarios:
Como me gusta tu filosofia, amigo Tomas, y como me identifico cuando te encuentras entre Pinto y Valdemoro. Mala señal si el mundo olvida a los Clash, y me da la sensación que cada vez están mas en el olvido. Abrazo.
¿quien dijo que para hacer comprender se necesitaban horas de charla?
el metodo "just pure impact" de guy steven logro que dieran lo mejor de si! y que no se despistaran en ningun momento!!
próximas reformas educativas debieran ahondar en estos métodos!
cuidense!!
Cuando se conocieron, fueron a verle y tenía el vinilo de Song Remains The Same en la mano, dice Mick Jones que estaba tan cabreado con el sonido del disco que se lo tiró al ojo de Joe Strummer (de forma fortuita).
Luego le escupía en la oreja mientras tocaba el piano y le decía que lo hiciera como Jerry Lee Lewis. No sé si al mismo piano al que echó una lata de cerveza por encima porque decía que así sonaba mejor. Pero en el fondo se llevaban bien.
Por cierto, un dato importante de los tarados: ser hincha del Arsenal. Los de la mesa de mezclas recuerdan con cariño cuando cortaba una grabación para poner una cinta del Arsenal-Mcht. United. Genial.
@ Wood
Como siempre se me acusa de ser políticamente correcto, diré que siempre he sido más de Valdemoro que de Pinto, aunque Pinto es un sitio estupendo con unas gentes de postín, vale, ya lo estoy haciendo otra vez.
Los Clash es uno de los grupos más necesarios que conozco. El London calling es magnífico, el primer álbum tremendo, pero la gente suele olvidar el segundo, Give 'em enough rope (quizás porque el sonido es menos punk que el primero y menos mágico que el London Calling), pero a mí me encanta también. Sólo con escuchar el incio de bajo de Stay free ya me pongo a dar volteretas sobre mi mismo cual gamusino silvestre.
@ javiercrasher
Toda la razón. Tanta Logse, Loe, Loce y demás para luego ser mucho más efectivo pillar una silla de plástico y estamparla sobre el suelo, músico o lo que sea conveniente en cada caso.
Yo es que he tenido profesores muy innovadores, sin ir más lejos mi profesora de física de 2ºBUP explicaba el átomo con variadas metáforas, entre ellas que era como un perrito caliente.Lo malo es que yo nunca asocié bien la cebolla frita con los electrones.
@Apañero
Muchas gracias por las puntualizaciones, aunque lo del piano y los vinilos (sin especificar eso sí), ya lo reflejaba ya en el texto precedente.
Su apunte sobre que ser un tarado y del Arsenal es todo uno ha hecho muy felices a los antiguos inquilinos de la grada del reloj. Ya van para su calle con todo tipo de argumentos para rebatirle. No espere un debate tipo-59 segundos. Su estilo es otro.
Gracias a todos por comentar
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