jueves, 27 de noviembre de 2008

Cuando el infierno se congele ( II )

The Replacements

No encarnen la ceja (a menos que necesiten sentirse como en 'Quieres ser millonario') si la siguiente afirmación les parece exagerada: Los Replacements pueden ser la banda más importante de los 80, y también una de las más desconocidas.

Realmente habría que decir que el grupo que fundó Paul Westerberg en 1979 caminó demasiadas veces entre el fino hilo que separa la genialidad del desastre más absoluto. Algo así como cuando montas una fiesta en tu casa y parece ir estupendamente, como si de una reunión de amigos discutiendo sobre Schopenhauer se tratara, pero parpadeas una vez y al abrir de nuevo los ojos al mundo tu casa parece Carentan en la II Guerra Mundial (pero con tu mejor amigo colgado de una lámpara y dándole a la cachimba).

Eso sí que es un cruce de perneras. No se lo van a creer, pero una vez vi con la misma postura a Lina Morgan y Sharon Stone.



Todo es cierto, eran unos desfasados, pero a cambio, nos dejaron por el camino 6 discos extraordinarios, unos conciertos delirantes y un rastro de influencia que llega hasta el día de hoy. Por eso queremos que vuelvan, por eso y porque seguro que alguno mintió en el escenario al público diciendo aquello de: ‘el año que viene volvemos por aquí’. Si ven a un esqueleto en la puerta de algún sala de conciertos (no en Madrid, que están todas cerradas o en proceso de) con una camiseta de los Replacements, culpen a Paul Westerberg.

¿Por qué se deberían reunir?

Primero porque por alguna razón oscura y traicionera The Replacements suele llegar tarde a las vidas de los pipiolos que nacimos en los 80, pero éramos demasiado pequeños para dejar Oliver y benji. Con lo cual no descubrimos su música hasta hace bien poco y ya no hablamos de la posibilidad de verles en directo. Todo hubiera sido más fácil si la recomendación viniera junto con la calcamonía de los phoskitos.

En segundo lugar porque se merecen la oportunidad de vender algún disco, recopilatorio o alguna escoba en general, que Westerbeg y compañía tienen que hacer frente a las facturas: han visto como está todo? Pues eso.

¿Por qué no lo han hecho ya?

Principalmente porque Paul dijo basta en 1991, dos de los miembros siguen terapia para desengancharse del alcohol, uno murió y el resto podrían matarse a chuchillo sin dinero de por medio. Vamos, que están para pocos trotes. Fueron rápidos, pero breves: entre 1981 y 1987 publicaron 5 discos, del punk ramoniano más urgente (que les emparentaba con sus vecinos Hüsker Dü) al pop de 'Pleased to Meet you' , que acercaba al The Replacements a Big Star al tiempo que alejaba al resto del grupo de la nueva dirección que Paul quería darles. Las quejas del resto poco inquietaron al líder, que echó a dos miembros y cogió el gusto a eso de dar indemnizaciones por cada año trabajado, puesto que el último disco, 'All Shook Down', lo grabó él solo con músicos de estudio.

No obstante, parece que Paul ha dicho que no descarta una reunión en algún momento. y que ya han ensayado un par de veces. Esperemos que sea así y se recuperen con un buen disco o con una de esas actuaciones donde nunca sabías qué te ibas a encontrar: si a un grupo con el mismo salero que José Montilla o bien perjudicados gracias a una dieta que aprobaría el mismísimo John Bonham (el de ‘sólo digo que he bebido a partir del trigésimo vodka con naranja). Sabían que en su última gira estaban tan locos que iban dejando el escenario y los pipas tomaban su puesto para seguir tocando. ¿Cómo no vamos a querer que vuelvan?

A la espera y con el taxímetro en marcha, de momento les dejamos con el Let it Be, obra pluscuamperfecta del grupo y un vídeo de una actuación en directo

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Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín
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miércoles, 26 de noviembre de 2008

El Club de la Pirindola (II)

Redd Kross


Añadimos una nueva muesca al club de la pirindola con unos habituales por este bloc, los Redd Kross. Que si bien es un grupo que está al margen de todo y con buenas referencias para entrar en tan selecto club, también podrían estar presentes en una especie de club de los extraterrestres. No hay más que conocer cómo se las gastan los hermanos McDonald para comprender esta afirmación. Redd Kross no son de California, han venido de algún planeta de donde les echaron por ser unos lunáticos creadores de canciones. Escuche detenidamente este grupo y consérvelo, puede tener que volver a escucharlo.

Composición: Porcentaje elevado de la guitarra y el bajo de los hermanos McDonald. Aplicaciones alternativas para complementar y construir canciones que van del Punk al Glam, del Powerpop al dióxido de titanio o a la lecitina de soja, y con el Rock & Roll como composición principal. Agitación de melenas a velocidad media-alta.

Indicaciones: Procesos dolorosos de intensidad leve y moderada como la escucha continuada del hilo musical de un Tien 21, el dolor postoperatorio, el dolor de cabeza y dolor menstrual.

Posología: Se recomienda tomar a los Redd Kross hasta obtener los resultados esperados de bienestar mental. Puede mezclarse con el resto de medicamentos de los hermanos McDonald. Suba el volumen de la dosis si se ha abierto un tercio fresco. Si además está usted embarazada/o acompañe dicha bebida con unas almendras tostadas o fruto seco similar.

Contraindicaciones: Manténganse alejados los alérgicos a las guitarras o personas que manejen maquinaria pesada, el riesgo de que se vuelva un tarado y empiece a agitar la cabeza es considerablemente alto.

Hemos preparado un pequeño recopilatorio de ocho canciones para arañar un poco la superficie del grupo. Dicho medicamento se le ha recetado a usted personalmente y debe compartirlo con el resto de personas. No les va a perjudicar si los síntomas son los mismos que los suyos.



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lunes, 17 de noviembre de 2008

Fábula musical e inverosímil

La Puerta de Alcalá

El personaje principal podría ser un alborotador, para no desvelar su nombre diremos que se llamaba Victor M., no, no. Mejor V. Manuel. Vivía en una fértil tierra de color verde llamada Asturias, donde el buen comer estaba a la orden del día. Paralelamente, y en una de las esquinas de Estados Unidos vivía X. Stringfellow, que poco a poco se convertiría en el personaje principal de esta historia.

V. Manuel se trasladó una tarde hacía Madrid en búsqueda de unos visillos, X. Stringfellow se encontraba allí e intentaba llegar pronto a un concierto. De repente X. Stringfellow pensó para sus adentros: “Necesito tomar un cerveza en Casa Paco”, y así fue. Cuando llegó allí le ofrecieron unas delicias asturianas de las que se quedó prendado, como las fabes con chorizo. Un camarero muy majo le dijo: “Ahora mismo en este bar hay un cantante asturiano”. X. Stringfellow buscó por todas las mesas a esa incógnita, pero pensó que la identidad que buscaba era del Partido Popular y no terminó su búsqueda. Finalmente, y por descarte se acercó sigilosamente a V. Manuel y le dijo: “¿Tu eres asturiano?” a lo que V. Manuel contestó: “Y del PSOE, ¿Te gustaría probar el chorizo a la sidra?”

Pasaron juntos la noche y X. Stringfellow sabía que en España gustaba hablar de fútbol, así que hablaron durante toda la noche del Sporting de Gijón y el Logroñes. X. Stringfellow ya recopilaba ideas para escribir una canción, e incluso se llevó consigo una propuesta para cantar en otra. Rápidamente y pese a una conversación de gran calibre se fue al concierto con el compromiso de estudiar la propuesta musical de V. Manuel. A los pocos días V. Manuel recibió una carta con matasellos de un bar de cañas. Era la respuesta de X. Stringfellow y sus dedos sudaban por la seriedad del asunto. La carta era escueta y la leyó en voz baja para no molestar al vecino. Literalmente decía: “Oye V. Manuel, el chorizo a la sidra estaba muy rico, pero la canción de la Puerta de Alcalá no la canto contigo, que lo haga Ana Belén. Agradezco tu propuesta”.
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viernes, 14 de noviembre de 2008

Verdades como puños, mentiras como pianos ( VI )

1. ¿Es verdad, mentira o prenda que 'Hold On I'm Coming', uno de los mayores éxitos de Sam & Dave, fue compuesto en el baño?

Nuestro veredicto: En esta tendencia que está llevando a Garajeland a las más altas cotas del periodismo musical, iniciamos la renovación en esta sección con grandes novedades. Para nuestro departamento de investigación hemos preparado una serie de mejoras que van desde un caja de clips nuevecita hasta viajes pagados a lugares donde extraer la información.

De tal modo que para solucionar esta duda, y haciendo un esfuerzo económico sobrehumano, hemos mandado a nuestro equipo de investigación (el señor bajito y el que lleva debajo del brazo la misma guía de teléfonos de hace 10 años) al corazón de la noticia, a la mismísima Memphis, a la papelería Memphis que hay por nuestro barrio queremos decir, que la crisis también nos alcanza. El informe que nos han traído arroja resultados sorprendentes sobre la pronunciación de la palabra folio, pero de respuestas a lo del baño nada. No se preocupen, que hemos utilizado el plan B y consultado con adivinos y videntes de gran categoría.

Hayes & Porter, estos dos señores hicieron más por los cuartos de baño que Porcelanosa y Roca juntos, pero están muy poco reconocidos



Pongámonos en situación, estamos en Stax Records, la editorial de soul y R&B por excelencia en los años 60 (con Motown y Atlantic, claro). Isaac Hayes (después famoso por componer la banda sonora de 'Shaft', triste y recientemente fallecido) y David Porter forman una de las parejas más legendarias de compositores de temas para otros. Sus canciones van a ser cantadas por otra pareja de cantantes de soul lo suficientemente potente para convertir el 'pipi de cabra en gasolina' (en palabras de Donald 'Duck' Dunn en la película Blues Brothers), estamos en 1967, hace sol, pero luego igual se nubla y Portes y Hayes están trabajando en la canción que dé la fama a los cantantes que mencionamos. Todo está en su sitio: dos compositores llenos de talento, dos gargantas esperando el éxito que les encumbre, una nómina de músicos (encabezados por Booker T and the Mg's) tremenda... pero las cosas no marchan, Hayes & Porter no encuentran la canción, lo más que les sale son dos estribillos con poco futuro, uno dice: 'sé que cada cual tiene su afición, yo trabajo para crear un vestuario re-sul-tón' y el otro repite 'lalalalalalalalalalalala' hasta la nausea. No les convence ninguno, de modo que Porter decide hacer caso a la llamada de la naturaleza e irse al excusado a darle vueltas. Hayes se queda fuera y ve que el tiempo sigue pasando, así que empieza a gritar a Hayes que se dé prisa, que hay mucho trabajo por hacer. Hayes (seguramente leyendo el catálogo de juguetes del Corte inglés), le responde con estas palabras: 'Hold on man, I'm coming', versión angloparlante del conocido por nuestras tierras como: 'que te esperes que ya salgo', de gran éxito en todas las familias con más de dos hijos y un solo baño. Al salir esas palabras de su boca, Porter se da cuenta de que era un título fantástico para una canción y fue con el cuento a Hayes. El resto y la maravilla que compusieron se pueden ver en el siguiente vídeo. (Tampoco hay que restar méritos a la interpretación que Sam & Dave, Booker T. & the MG's y los Mar-Key Horns hicieron).



Porcentaje de certeza
: Saber la veracidad de esto es casi tan difícil como distinguir qué hermano Baldwin es cual en una foto grupal, pero si atendemos a las entrevistas que han concedido los buenos de Isaac Hayes y David Porter durante años la anécdota es cierta, lo cual ratifica un poco lo que siempre ha dicho Woody Allen de las musas y los artistas, que lo mejor es que te pille trabajando, o en el baño, está claro. Desde Garajeland les recomendamos que decoren los baldosines de su cuarto de baño con sus ideas y unos buenos rotuladores, aunque les parezcan peregrinas, al fin y al cabo recuerden que a Doc se le ocurrió la idea del condensador del fluzo en el baño.

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín

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jueves, 13 de noviembre de 2008

Abracadabra: Se abre el mejor baúl de Powerpop


Blue Ash - Around...Again: A Collection of Rarities from the Vault 1972-79 (2004)

Hubo un tiempo en el que los grupos de música que hacían pop eran algo así como unos artesanos de orfebrería que buscaban sin cesar una melodía perfecta comprimida en tres minutos. Algo cambió a principios de los setenta y muchos grupos se vieron tentados por grandes discos épicos. Solo unos pocos quedaron como el legado de esa sencillez y la vez complicada canción pop que muchos grupos llevaron por bandera pocos años antes. En el reducido número de bandas que quedaron al margen de las modas y los vaivenes de las, convertidas ya, leyendas rockeras quedaron los Big Star, Raspberries, Badfinger o el grupo del que hoy vamos a tratar, Blue Ash. Todos ellos contribuyeron en medida a que no se olvidara el diccionario de la canción bien hecha, y al cabo de los años, los de la real academia musical les otorgaron la etiqueta de Powerpop.

Una de mis teorías más perversas al respecto me hace pensar que a medida que los McDonald´s iban conquistando los locales más caros de cualquier ciudad, algunos grupos empiezan a parecer el Batman pasado de peso que tan bien ilustró Mr. Mosstrem, y que por consiguiente, el número de discos con grandes canciones de tres minutos iban en detrimento proporcionalmente al tamaño en el que aumentaban el ancho traseril. En estas nos plantamos en 1970 donde los matrimonios se compraban mueble-bares y esos sofás con chinchetas para el salón. Por suerte, en Youngstown (Ohio), Frank Secich no recayó en este hecho y ya tiene una banda en la que ha reclutado a Jim Kendzor, que ya cantaba con él en un primer embrión de Blue Ash haciendo versiones de los grupos de la invasión británica que tan conmocionado dejó al propio Secich al ver a The Beatles en el show de Ed Sullivan. Para completar: David Evans como batería, y otro guitarrista de nombre Bill “Cupid” Bartolin, que a la postre sería de alguna manera la media naranja de Secich en la mayoría de las composiciones de Blue Ash.


Blue Ash en 1972, o como hacer que no te importe que el resto del grupo se descojone de tí por llevar una chaqueta blanca

Los estudios Peppermint en Youngstown les ofrecen la posibilidad de grabar allí las primeras maquetas, que serían enviadas a las casas discográficas de Nueva York con la esperanza de que alguna compañía les pagara las mariscadas como a Luis Cobos. Finalmente son los de Mercury los que dan el paso y salen corriendo hasta Ohio para firmar al grupo pensando que habían dado con un filón comercial. Ironías de la vida, lo que no sabían es que el filón era musical y no económico, por lo que les duraron un disco en plantilla pese a las buenas críticas que siempre recibieron.

El disco del que hoy hablamos recoge las grabaciones que se realizaron en los estudios Peppermint, que gracias al sello Not Lame, han rescatado de dichas sesiones un botín de unas 200 canciones (no, no se me ha ido ningún número). Aunque parezca fácil encontrar en un estudio tantas grabaciones y de tanta calidad, no lo es, puede salir una recopilación con las actuaciones de Mira Quién Baila.

En el primer disco, donde se recogen los dos primeros años del grupo, encontramos canciones que van de la más absoluta dulzura (“She´s So Nice”, “I Remember A Time”), visiones ácidas del pop (“Silver Horses”), hits que nunca lo fueron (“Halloween Girl”, “Plain To See”, “Baby Baby”), disfrazados de los Stones (“Here We Go Again”) e incluso haciendo una versión del “Sweet Virginia”, camperos en (“Oh No Not Again”), sacando el abecedario del Rock And Roll (“Rock On Roll And Roller”, “Can´t Get Her Off My Mind”); pero sobre todo con una querencia especial por los chicos del Mersey en la mayoría de las canciones. Seguiremos hablando de Blue Ash y sus dos discos de estudio en otro momento, para abrir boca dejamos este disco de “simples” de sesiones grabadas en el estudio. Nunca la simpleza fue tan gozosa.


>>>Pincha y Escucharás<<<


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lunes, 10 de noviembre de 2008

Contacto con tacto (IV): Built To Spill


Built to Spill madrid

Sala Heineken (Madrid) - 30/10/2008

Muchas barbas, algún gorro y un disco increíble

Como si de una conspiración al más alto nivel se tratara (ríanse de lo de Kennedy, que esto es más gordo y eso que no hay bala mágica de por medio), parece ser que la mayoría de los señores que rasgan guitarras y aporrean cosas más queridos por la gente de Garajeland se han puesto de acuerdo para visitar España en estas fechas. Ya saben, este país tan majo con sus gentes, sus crisis, sus 'eh, eh, cuidadito' y sus días soleados en el mes de noviembre. Excepto por lo último, por lo que se habrán llevado un chasco importante, parece que grupos como los Posies o los mismo hijos pródigos de Idaho (de los que hablamos en estas líneas) han tenido a bien coincidir, obligándonos a gastarnos la paga y hacer cola en el ropero a la salida. La casualidad, las efemérides o que pronto va a venir un meteorito y nos va a llevar por delante si Bruce Willis no lo impide han hecho que estos dos grupos no dieran el típico concierto, sino que tenían un motivo, un buen motivo: en cada caso hacer un homenaje a dos discos, del primero dimos buena cuenta aquí, del segundo os hablamos ahora: Built to Spill, con Doug Martsch al frente, venían a España a tocar de principio a fin el Perfect From Now On, su maravilla de 1997.

Doug Built to SpillObserven qué mirada de carnero degollado. ¿No me digan que no lo adoptarían?


Así que la expedición de Garajeland, con los candiles y la ropa de procesión habitual, pero esta vez dejando en casa la talla de san Cucufato y reemplazándola por la de Frankestein, que por si no se habían entrado Halloween estaba a al vuelta de la esquina (nosotros nos dimos cuenta rápidamente por la afluencia de gente disfrazada de los más variopintos modelos, a saber, dráculas del extrarradio o brujas con sombrero, sólo echamos de menos el de zurullito).


Ya en la sala Heineken, la expedición (acompañados esta vez por el señor Protos, de hierático gesto y morro fino por el indie americano) nos dimos cuenta de que: uno, la sala no había cambiado mucho desde hacía dos semanas, lo que quería decir que el sonido no iba a ser muy malo, pero tampoco muy bueno y dos, por alguna misteriosa razón el conjunto de los asistentes al concierto (en homenaje al lenguaje de nuestros políticos) parecía haber dejado la ‘gilletelomejorparaelhombre’ aparcada hace tiempo y tener frío en la azotea, por la cantidad de barbas y gorritos de lana ad hoc.


Antes de Built to Spill, como teloneros, aparecieron Disco Doom, cuyo estilo y referencias musicales recordaban al cabeza de cartel, pero quizás estuvieron algo fríos para un público que desconocía sus canciones. Tras ellos, salieron los de Idaho al escenario. De nuevo el síndrome barbitas/gorrito comenzó a aparecer en mi mente, revisemos; número de músicos con gorro en el grupo: 2, número de músicos con barba: 3. Ni que decir tiene que el líder tenía esas dos características, aunque pronto se quito el caperuzo y su pinta de ermitaño y pescador de arenques canadiense se hizo más acusada. El único miembro que se escapa de esta clasificación era quizás el más interesante, ya que se encargaba del chelo y los teclados, tan importantes en el disco que Built to Spill iba a ofrecernos de arriba a abajo. Superados unos problemas de sonido, el grupo atacó ‘Randy Describes Eternity’, el primer corte del Perfect From Now On. Con un sonido muy definido: donde los tres guitarristas repartiéndosese reparten la tarea, uno ponía los efectos, el otro ayudaba con un punteo aquí y allá, dejando la parte más rítmica o solista (según se necesitara) al propio Doug. El bajo y la batería, por su parte, mantenían el tiempo con maestría absoluta, dejando detalles que no pasarían inadvertidos. Todo esto completado con el chelo y la incalificable e increíble voz de Doug Martsch ¿De verdad este hombre no se descoyunta al cantar? Dejemos las cosas claras: no serán unos virtuosos, pero su competencia con los instrumentos es más que notable, llegando a sonar tan cristalinos y perfectos como en el disco que las traía a España, pero añadiendo las dosis justas de emoción. El concierto fue tomando forma con las estupendas 'I Would Hurt a Fly' y 'Stop The Show', muestras fidedignas de la forma de entender la música de Built To Spill: canciones elaboradas, cambios de ritmo sorprendentes, paisajes guitarrísticos llenos de atmósferas y sábados de tostadas con mantequilla (esto último no demostrable). Por si no nos habíamos dado cuenta, el jefe del grupo es Doug. No caben ni hay dudas, como se demostró en el algún momento entre 'Made up Dreams 'y 'Velvet Waltz', cuando la casualidad quiso que a los dos guitarristas de los extremos se les rompiera una cuerda de sus guitarras al mismo tiempo. Nuevo parón del concierto y una miradita de Doug a Brett Netson (uno de ellos) que me recordaba a las que mi madre me dedicaba a mí cuando tenía un objeto de cristal en mis manos. Doug, cansado de esperar se tocó una canción solo con su guitarra llenando la sala con su voz, que sonó mejor que en ninguna otra del concierto… lástima de sala.


Built to spillPor si no saben, el guitarrista de la foto se llama Brett Netson y el bajista Brett Nelson. No, no son pareja ni residen en Manjavacas, simplemente se juntaron en el mismo grupo dos personas con nombre y apellido casi idéntico: ¿No les ha pasado nunca?



Como si nada hubiera pasado la actuación se retomó con 'Out of the Site', 'Kicked in the sun' y 'Untrusteable /Part 2'. Todas sonaron portentosas, llenas de recursos, melodías y cambios de ritmo que hacen que al final te quedes con en extraño regusto: ¿todas son una y tú las percibes como varias? ¿son trocitos de canciones unidas cual cuadro de Pollock?, ¿por qué los impresentables de detrás de mí siguen gritando a pleno pulmón que toquen alguna canción que no forma parte del disco, acaso no han mirado la entrada? Perdonen el inciso, sé que acabaré mis días como los viejos del Muppet Show, quejándome de todos... Terminado el disco y con un lacónico 'Thanks a lot', los chicos se retiraron del escenario, los bises estaban en duda, pero Built to Spill volvieron para ofrecer más canciones en la más pura tradición Neil 'Younganina', es decir, alargando la cosa hasta límites insospechados. Un gran tema como 'Conventional Wisdom' perdió todo su sentido cuando su duración empezó traspasar la barrera de los diez minutos, lo cual no quita mérito al grupo, incapaces de no parecer compactos y solventes metidos de lleno en un mar de líneas de guitarra y acoples a diestro y siniestro. Tampoco es que el respetable les pitara, ya que no son muchas las oportunidades de ver a uno de los mejores representantes del indie americano por nuestras tierras, interpretando todas las canciones de un disco formidable un día de noviembre de 2008; vamos, de momento una y, teniendo en cuenta que es posible que el bueno de Doug salga muy pronto a buscar al General Sherman (el silur que persigue Homer, armado con su camisa de franela, el gorro y un arpón) no vayan teniendo muchas esperanzas.

Weisse, 61 & 49, Mr. protos y Tomás Verléin (ya parecemos la familia Telerín)
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martes, 4 de noviembre de 2008

Esa cinta de Mecano

Vivir en comunidad de vecinos tiene esas cosas. Cuando un disco lo oías aunque no quisieras, siempre había gente dispuesta, con un equipo de música (sí, antes eran equipos de música y no un ipod conectado a una altavoz), con una cinta de sesenta y un boli Bic a mano para grabarte al grupo del momento. Si a eso le sumamos que un servidor vive en el 4ºD, y tanto en las letras A, B y C viven, sumando a groso modo, cinco chicas de una par de años más; tenemos la mezcla perfecta para poseer una gran colección de cintas con las pegatinas que regalaban a doquier con las TDK y una singular, a la par que redondeada caligrafía para identificar las canciones.

Podría decir que recuerdo la viva imagen de algún verano a finales de los ochenta, pero no es así. No recuerdo absolutamente nada de los juegos de Seúl, ni de las chaquetas con coderas de Alfonso Guerra y mucho menos la situación política en Alemania “Democrática”. Por aquel entonces las vacaciones eran un continuo esperar hasta que me dieran permiso para bajar a la calle; y mis recuerdos de esa época se unen de alguna forma al terreno musical. Pues bien, después de ocupar un mes y medio de las vacaciones de verano paseando por casa en calzoncillos, entra la vecina a casa sin razón aparente y presenta un disco que al parecer es lo mejor que ha salido desde el mes anterior, “Descanso Dominical” de Mecano. Ni que decir tiene que todo esto tenía pinta de aumentar la colección de cajitas plásticas que ya contenía algunas de las más honorables joyas del chicle-pop patrio: Hombres G, Modestia Aparte y aquella que rebobinaba para escuchar “Aquí No Hay Playa”. Nunca fui capaz de dar una respuesta negativa a tan preciosita artilugio analógico y eso que casi siempre las recibía con cierta cara de “acabo de perder el Oscar pero que contento estoy”, todo por mi enfermiza obsesión de que las cintas me las dieran decoradas y tuvieran un cierto regusto personal. Tal y como acabo de describir sucedieron los hechos: al día siguiente tuve la cinta, de decoración anodina, mi cara fue la de siempre y el contenido grabado no me gustó demasiado.


Ana Torroja es la única que sonríe pensando que Puntos Cardinales se iba a editar según lo previsto


Por aquel entonces, en mi casa éramos extremadamente jóvenes (incluso mis padres), y el hecho de tener un cassette portátil para escuchar música era más una necesidad que una opción barata para poner algo en la cocina mientras se friegan unos platos que han desarrollado un nuevo sistema de vida inteligente, más avanzado que el Tazón del Génesis que crea Lisa Simpson. Me bastó un rato para comprender que ese Pop tan bien producido me aburría en exceso y que algún tipo más grande que yo en el colegio (es decir, todos, incluidas las chicas) me iba a dejar el cuello de color salmón a base de collejas por llevar al autobús una cinta de ese calibre. Pero la novedad del verano y por culpa de compartir las audiencias musicales en casa, surgió cuando a mi madre le encantó la cinta y ésta pasó a formar parte del cassette de un modo inseparable cual queso de Burgos con membrillo.

El resto del verano lo pasé odiando “Descanso Dominical” y mi venganza para con mi madre fue tan cruel, que no existía esquina de la casa con gotelé donde dejar una Mano Loca pegada durante aproximadamente quince minutos. La relación con mis vecinas también se truncó de alguna manera; ya no veía con los mismos ojos las reuniones radiopatieras en el portal, en la que cada una de ellas intentaba igualar con el pantalón del pijama los sosos colores con los que rellenamos las celdas del Excel y desde entonces todo el mundo comprendió que era difícil que fuera uno más de esa súper pandi musical.


José Cano preocupado por el himno del centenario, Nacho por como tocar tres teclados con tres manos y Torroja pensando de donde ha salido ese mesa de mimbre

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