jueves, 31 de diciembre de 2009

7´´, 45 r.p.m. y un pequeño roscón de reyes: Redd Kross


Super Sunny Christmas / Huge Wonder

Haré como si no hubiera pasado un tiempo sin poder consultar este invento de la Internet: Hace un par de días el señor Verléin comentaba la canción navideña de los Big Star, un tema muy acorde con el pop repleto de jengibre que tanto inhaló Raphael antes del famoso tamborilero, y con la elegancia tan propia de Alex Chilton que inspiró a Ramontxu para su tradicional atuendo junto al escote alicatado de la Obregón. Pero hoy todo el asunto es bien diferente, y todo porque el single navideño del día lo firman nuestros marcianos favoritos: los Redd Kross.

Y digo lo de marcianos con buen uso de la razón (no el periódico, ese es para otra cosa); en casa de los McDonald las cosas se hacen con otro estilo, si el resto de humanos nos conformamos con que el recién jubilado de la familia, lanzador oficial de los petardos de rigor (¡pum!), suba a casa con media botella de anís amenizando la partida de brisca, a estos tipejos no se les ocurre otra cosa que firmar un 7´´ muy valorado, en el que consiguen que una canción navideña se convierta en un trallazo powerpopero que hace temblar los cimientos de tan festivas fechas, demostrando que hay diferencias insalvables entre su forma de celebrar la navidad y la cinta de Boney M que tenemos en garajeland. Para completar la jugada incluyen una primeriza “Huge Wonder” y una contraportada en la que se ve algún desnudo integral o a una famosa hija-cineasta en pleno karaoke junto a los hermanísimos californianos.

Por tiempo limitado dejamos en descarga los escaneos de las cubiertas y las dos canciones de tan maravilloso single. Nuestros agradecimientos a Johnny Lebrel por pasar el vinilo a mp3. Un tipo muy majo y capaz de encontrar en Japón el vinilo más cotizado y plantearse si era mejor dejar en la aduana a su acompañante o a sus preciados discos mientras mantiene una pose impertérrita y un rollito de sushi en cada mano.


Servidor: Megaupload
>>>Pincha & Fun Fun Ful<<<

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lunes, 28 de diciembre de 2009

Secciones itinerantes con una sola aportación ( I )


El mejor no-villancico de este año (sin contar el de Raphael, claro)


Con este post queremos rendir tributo a nuestra manera al gran Tony Wilson, un admirador de Boecio y su rueda de la fortuna, pero como no queremos ser censurados cuando digamos lo de 'sube a mi rueda' y demás, pues nos dejaremos de gaitas pseudofilosóficas que no somos capaces de explicar ( en la selectividad me cayó Descartes, como al 70% de la gente, si hubiera sido otro, suspenso seguro) y proponemos una panoplia de ejemplos que van a explicarles claramente a lo que nos referimos:

- Comprar décimo lotería ilusionado>Romper billete y prometer no volver a echar lotería nunca más
- Cena familiar con la abuela, los tíos y unos primos>Uno de los pequeños bebe champán por equivocación, los tíos comienzan echándose la culpa unos a los otros y acaban tirándose el cochinillo al estilo Nou Camp. A la abuela le da un soponcio o dos.
- Se abre el telón, sale un tío con capa en la tele, una rubia que presenta programas familiares y un cuenco con 12 uvas>No se te ocurre el título de la película, pero en el trascurso has tratado de meterte la capa por le gaznate y tirar las uvas contra la tele.

Resumiendo: ¡oh sí, es Navidad! Tengo miedo, Dave.

Pero no se me asusten, la navipeich tiene cosas buenas, sobre todo cuando te regalan lo que te gusta (que ocurre en un porcentaje tan pequeño que es incalculable incluso con el Colisinador de Hadrones a pleno rendimiento y con el Vista instalado), cuando el resto de tu familia se va de casa y te dejan en una conversación mano a mano con el jamón o cuando escuchas buenos villancicos, porque aunque parezca mentira, los hay. No es que abunden, porque la cosa se suele quedar en el reino animal: los borriquitos, los peces y la zambomba (que pasó como animal salvaje en el Scatergories, al igual que jíbaro como medio de transporte). Pero entre semejante arca de Noé sobresalen algunas gemas, como la versión de Keith Richards del Run, Rudolph, Run o alguna píldora psicodélica de los sesenta que los grupos solían hacer en plan momento libérrimo y, por supuesto, la protagonista de hoy: Jesus Christ, de Big Star.

Big StarBig Star: no se puede estar más limpio ni más navideño



Sé que algún insigne garajero me echará a los perros por no mencionar la barbaridad que tienen por ahí los Sonics o alguna que otra ilustre gamberrada de los Ramones, pero como estamos en plan melancólico, la mejor solución es aplicarse Big Star en vena. No diré más de esta canción, porque sobre las cosas que te gustan conviene no decir más de la cuenta, pero sí que cumple todos los requisitos para estar en esta sección: habla de Navidad (nada menos que del nacimiento de Jesús, el de la barba, no el de la bola de bolos y cierto gusto por los infantes...perdón por la blasfemia), tiene un inicio extraño, un estribillo fácilmente coreable por la familia y cierto tonillo hortera (que cumplen todos los villancicos, desde el de Wham, centrándose la acción en el mullet de George Michael), aquí representado por los cascabeles del estribillo. Claro que luego hay que ponerle la clase que Chilton & cia suelen desplegar. Supongo que una mano de pintura tipo Big Star es la diferencia que hace que me gusta Jesus Christ y se me vuelva la piel del revés (como cierta niebla provoca en los Simpsons) cuando oigo el tamborilero.

Denle al play, métanse un polvorón, un mazapán, unas perrunillas, un trozo de turrón de Jijona, varios bombones, dos empiñonadas, cuatro huevos de pascua y un poco de miel de la Alcarria, para que pase mejor.





Feliz Navidad y, como diría Enric González, nos vemos la semana que viene si estamos todos bien.

P.D.: si en estos días ven a un señor con pinta sospechosa y con mirada aviesa como el perro de misma facha intantando moverse tan rápido como un ninja (pero en realidad imitando a Chiquito), no me tengan miedo: seré yo en mi fantabuloso plan para suplantar la cinta de los centro comerciales (odio con todo mi ser al que canta: 'oye niñoooooo, de quién eressssss') por otra más acorde con este blog: vamos, la cinta de villancicos de Bertín Osborne.

P.D.: por cierto que ayer fue el cumpleaños de Alex Chilton, 60 años (compañero de mili de 61&49, por cierto)

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verléin

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viernes, 18 de diciembre de 2009

Garajeland: Lo más trillado de 2009

Ante la ingente cantidad de ideas que nos ronda por las cabezas (en ocasiones) pensantes de garajeland se nos ocurrió hacer una lista (ya hacía mucho de esto) con lo más trillado de este año dos mil nueve. Como análisis solo diremos que a veces cuesta saber si un disco lo hemos escuchado por la cercanía de un buen concierto, si ha sido un nuevo descubrimiento, si ha sido un descubrimiento tardío, una adquisición vinílica que se hacía de rogar o simple y llanamente que es imposible conocer que fuerza provoca que alarguemos el brazo para coger un disco u otro. Mención aparte es que tengamos compenetración en diversas elecciones sónicas, algo inexplicable debido a las dificultades que tenemos para formalizar ésta nuestra relación, pero es que Tomás no cree en la religión y a un servidor no le aceptan en ninguna. Si creen que nos equivocamos en las elecciones comenten las suyas y las criticaremos gustosamente.

Inequívoco pero desastroso listado del señor Tomás Verléin. Comentado por 61&49:

The Stems - At First Sight
The Steepwater band - Grace&melody
Faces - A Nod Is As Good As A Wink
The Replacements - Tim
Black Keys - Attack&Release
Dr.Dog - Easybeat
Matthew Swett - Girlfriend
Wave Pictures - Instant Coffee Baby
Redd Kross - Neurotica
Black Crowes - The Suthern Harmnony and Musical Companion
Weezer - Pinkerton
Big Star - Third
Downliners Sect - The Country Sect
The Dutchess And The Duke – She´s The Dutchess And He´s The Duke
Stiff Little Fingers - Inflammable Material
Johnny Thunders - So Alone
Iggy Pop and The Stooges - Raw Power
The Real Kids - homónimo
The Scruffs - Wanna Meet the scruffs?

Condicionado por vivir en su casa con la cercanía de un político, hace que el señor Verléin adopte todo lo malo de tan distinguida clase y confeccione una lista en la que todo el mundo quede tan contento. Por no hablar de la foto adjunta que me envió junto a tamaño listado en la que se le ve besando la cabellera de un niño de diez años y diciendo que le promete una bajada de precio en los chuches. Solo de esa manera se explica que se atreva a incluir algún disco del punk más sucio que ha encontrado, caso de Stiff Litle Fingers y a un yonki por excelencia como Juanito Truenos, cuando todo el mundo sabe que Tomás defiende que el mejor disco pop de la historia es el debut discográfico de Parchis. En el extremo opuesto se encuentran sus selecciones pop de clásicos modernos como los Wave Pictures o Dr. Perro, en un banal intento de disimular que una de sus grandes pasiones es el rock duro de toda la vida: el de un señor de su patio que le despierta cada domingo con la sintonía de Radio Intercontinental. En cuanto a esos tipos desaliñados y (que quede dicho en público) dudosos de haber pasado por la ducha como Stepwater Band, Black Crowes o Faces, huelga decir que jamás unos tipos que hayan desarrollado en sus frondosas barbas formas de vida que dejen en pañales el tazón del Genesis de Lisa serían capaces de grabar un disco al nivel de exigencia (generalmente bajo) que tiene el amigo Tomás. No obstante y para casi terminar diré que si alguien pensaba que su elegante talante iba a dejar fuera a los años ochenta se equivocaba, Verléin se acuerda de todos e incluye en este apartado el garage-punk-pop de los Replacements, Redd Kross y Stems. Existen ocasiones en las que no queda más remedio que reconocer que a veces el tipo tiene buen gusto, sobre todo en los discos coincidentes con la lista de un servidor, y porque no, con el Country Sect o el Third de los Big Star, que (junto a Tomás si es menester) todo el mundo debería llevarse a la cama si quiere que su vida sea un poquito más feliz.
(Firmado a mano por 61&49).


Apabullante, pero falto de personalidad, listado del señor 61&49. Comentado por Don Verléin:

The Dutchess And The Duke - She´s The Dutchess And He´s The Duke
Young Fresh Fellows - I Think This Is
Mark And The Spies - Give Me A Look
The Stems - At First Sight
Los Coronas - El Baile Final De Los Locos Y Los Cuerdos
The Kinks - Are The Village Green Preservation Society
Jim Jones Revue
Matthew Sweet - Girlfriend
NRBQ - At Yankee Stadium
Tranzmitors - Tranzmitors
Roy Loney - Out After Dark
The Scruffs - Wanna Meet The Scruffs?
The Blow Pops - Charmed, I´m Sure
Decibels - Create Action!
The Real Kids - The Real Kids
The Swingin´ Neckbreakers - Live For Buzz
The Hi-Risers - Rockin´ Spree
Lolas - Silver Dollar Sunday

The Dutchess And The Duke - She´s The Dutchess And He´s The Duke: Con este disco, 61&49 no está revelando parte de sus secretos. Él siempre quiso tener un grupo compartido con una gachí en edad de merecer en el que él llevara barba y pudiera desarrollar por entero su teoría de las canciones de un acorde (todo sobre el mi menor, se llamaría el libro prologado por Almodóvar y su santidad el Papa de Roma). Al final desistió de su idea, pero se le ocurrió comentarla en el metro a algún amigo y ya se sabe cómo son estas cosas y el efecto espongiforme. Al final la idea acabó viajando hasta EE.UU. y fue copiada sin miramientos. Además, el tío que no es 61&49 pero quería serlo incluyo un par de detalles que hacen que el grupo sea grande, como estar ‘fuertote’ a los ojos de una madre o crear el dúo más fresco que se ha podido escuchar últimamente. Malditos roedores.

Young Fresh Fellows - I Think This Is: Al igual que todo maestrillo tiene su librillo, 61&49 ha convertido al bueno de Scott en su cicerone particular. En ese mendigo callejero que los protagonistas de una peli americana invitarían a celebrar la Nochebuena (y después les robaría toda la joyería buena en un paradigma del guión nada tópico). Igual el disco es un compendio tremendo de todo lo que pueden tocar los frescos de Seattle en formato 2008 que por si no lo saben abarca toda la cultura rock y pop desde los 60 hasta ahora. Y probablemente me quedo corto. Y no tengo nada más que decir; bueno sí: ‘a positivar’

Mark And The Spies - Give Me A Look: Qué típico de 61&49 elegir un disco que retoma todo lo bueno del merseybeat lo pasa por el Puente de Nimega y lo adereza con unas galletazas holandesas. Esta hábil estratagema me impide criticarle como se merece, pero ya tendré mi oportunidad. Es un gran disco, perpetrado por tres posibles delincuentes con un directo apabullante. Lo dicho, no tengo manera de criticar, pero algo encontrarán más abajo. Toda una serie de rencillas, pleitos por tierras, puntadas sin hilo y reproches de telenovela barata. No soy nadie haciéndome la víctima.

The Stems - At First Sight: Este disco forma parte de la larga tradición de álbumes que el señor 61&49 ha adquirido ‘por casualidad’. Les pongo en antecedentes: me llega un correo al buzón de parte de este buen señor. En el asunto pone: “mira lo que me he comprado por casualidad”. Luego ya en el cuerpo del mensaje me explica que “no quería pujar, pero al final pasó Venus por Marte y la tramontana sopló en mi casa, me levanté para ver qué ocurría y acabé dándole al botón de pujar ‘sin quieriendo’”. Lo de la casualidad está muy bien para una vez, pero esto ya huele un poco. Si no quieren que un día me dé el tabardillo, por favor, pídanle por el amor de lo nuestro que se abstenga de semejantes correos o por lo menos que alguna vez ‘por equivocación’ se haga con un disco de los Pecos, en vez de con esta obra maestra cum laude del pop de los Austrias o de los australianos, que nunca supe bien la diferencia.

P.D.: por si no lo saben, el sujeto suele terminar sus correos diciendo que toda ha llegado con un embalaje digno de Tiffany y que se oye de lujo. Mientras mis ganas de matar aumentan.

Los Coronas - El Baile Final De Los Locos Y Los Cuerdos: He hecho esfuerzos por intentar no relacionar el título del disco de los Coronas con pensamientos sobre mi compañero. Vale, no lo he conseguido, pero sólo diré que los Coronas han logrado que 61&49 mueva el culamen mucho más que los esfuerzos de nuestro profesor de educación física porque nos esforzáramos en el test de Cooper al grito de: “vamos, no seáis tímidos”.

The Kinks - Are The Village Green Preservation Society: Muy astuto. El señor 61&49 elige un disco de uno de mis grupos favoritos para evitar toda crítica. Además escogido con gusto e inteligencia. No es un disco ni de su última época (donde cabe poca defensa) ni tampoco muy típico o comercial. Lo curioso del asunto es que Ray Davies lo compuso como disco conceptual de homenaje a la vida rural. Supongo que la masiva escucha por parte de 61&49 proviene de sus míticas escapadas a lo mochilero por Europa. O eso o que ha sido abducido, como le ocurre al pequeño de los Davies.

Jim Jones Revue: No podía faltar el orgullo de Torquemada (si siguiera vivo, ¡ay truhán!, te fuiste demasiado pronto). Es decir, el grupo que puede pasteurizarte el cerebro en un abrir y cerrar de ojos o que puede saltarte más de un empaste si uno se pone cerca de unos altavoces con potencia suficiente. Son unos animales con pinta de ello. Semejante disco sólo te puede llevar al frenopático con el traje de enfermera que porta el Joker en el Caballero Oscuro. Espera que no he criticado a mi compañero aún. Lo arreglo ahora mismo: 61&49=Pedro Morata.

Matthew Sweet – Girlfriend: “A mí lo único que me gustó de este disco es que vaya dedicado a Madonna”. Prometo que esas fueron las declaraciones que me hizo mi insigne compañero acerca de este clásico instantáneo. Él les podrá comentar que: me lo puso él por primera vez… que si mi reacción fue: “psss, no está mal”, pero cuando me dijo que el guitarrista que acompañaba al señor dulce de la casa de la piruleta era Richard Lloyd la cosa me empezó a interesar… falacias. Por eso les digo que me crean a mí. Al fin y al cabo, él es un señor cuyo nombre que parece un código postal.

NRBQ - At Yankee Stadium: Ahí lo tienen. Si en su momento de lanzar este disco más gente hubiera sido como 61&49 los NRBQ hubieran conseguido el éxito que merecían. Un grupo capaz de mezclar Get Rhythm con una canción tan melosa como I Love Her, She Loves Me y salir airoso merece fanes y peces como 61&49. El amor que profesa mi compañero por este grupo le hace realizar actos destinados a extraños seres. No les digo más que una vez le vi preferir Nesquik en vez de Colacao y querer mezclarlos con anacardos con miel de marca Hacerdado. Y de beber albóndigas, por supuesto.

Tranzmitors – Tranzmitors: Todo el mundo sabe que lo mejor que nos ha dado nunca Canadá ha sido el sirope de Arce, pero 61&49 quiere demostrar lo contrario propugnando a los cuatro vientos su amor desmedido por este grupo de señores bien vestidos que sin embargo le dan al punk cosa fina. Ciertamente son un grupo muy interesante, al que sólo echo en falta que se prodiguen más haciendo el pasito de Mick Jones (puede observarlo en cualquier vídeo de los Clash si miran detenidamente, como con casi todas las cosas que merecen la pena).

Roy Loney - Out After Dark: 61&49 nunca se lo confesaría, pero tiene familiares de las profesiones más diversas: desde acupuntores hasta electricistas capaces de hacer verbenas con los cables de una casa, pero como no hay nada perfecto le faltaba un abuelo rockero. El idilio que ha tenido este año con Roy Loney, ya sea en formato de plasticurrio o en directo ha compensado esta carestía genética en el árbol genealógico de la familia de las carreteras del mundo. Tengo que confesarles que yo también me rendí a tío Roy cuando en la sala Heineken enlazó un Second Cousin dilapidarlo con unos bailes inspirados en las raíces árabes de los pasos de Nacho Duato. Imposible resistirse.

The Scruffs - Wanna Meet The Scruffs?: Probablemente no encontrarán un disco mejor perpetrado por unos perfectos desconocidos. Naturalmente queda muy bien decir ante la muchachada que el mejor disco de Power Pop de la década de los 70 lo hicieron estos cuatro marcianos. Pero es una afirmación que podría considerarse válida en Saber y Ganar y yo no voy a quitarle la razón a Jordi Hurtado jamás de los jamases. Todo esto no explica por qué 61&49 tiene 700 copias de este disco y muchas las utiliza de posavasos, o a lo mejor sí y me estoy haciendo mayor… ¿es momento de quedar con mis amigos para ir a andar o a mirar las obras delante de las vallas?. Tantas preguntas…

The Blow Pops - Charmed, I´m Sure: Muy típico de 61&49 el intentar colar todos los estilos en una lista de lo más escuchado del año. Sólo nos faltaba el disco de power pop y beat más mejor de Milwaukee, esa gran ciudad cuyo equipo de NBA hace años que navega por el tedio. El disco es bueno, casi diría que una joya por descubrir. De los Bucks no se puede decir lo mismo, pero al menos el que lleva el órgano en el Bradley Center es un as haciendo lo de ti ti ti ti ti ti ti titititititititititit tirririririrtiri.

The Real Kids - The Real Kids: Por mucho que este disco tenga una de las mejores intros cortas de la historia (con un cambio tremendo), que Felice y los suyos meterieran hit tras hit en el disco o que su estilo fuera una mezcla perfecta entre los coros de la invasión británica y las guitarras monolíticas del rock de Chuck Berry, me niego a darle la razón a mi compañero. Y no me vengan con que yo también lo tengo en mi lista, eso son detalles simples detalles… como el Dioni y su carrera de cantante: ¿canta bien?, ¿canta mal? A quién le importa…

The Hi-Risers - Rockin´ Spree: En este caso permítanme que abandone por un momento mi tono de tertuliano político televisivo y respete la decisión de mi compañero, que ha elegido este disco en homenaje a un gran hombre en formato reducido, al faquir del dobladillo del colchón, al faraón de Alcorcón, al mítico Enano Buceador -que Bo Diddley tenga en su gloria-. Él y el alcalde de Boadilla del Monte han hecho más por este grupo que todas las radios de este extraño mundo. El primero porque no se les puede hacer más promoción por menos y el segundo porque con el dinero ganado en el Gran Prix pudo construir viviendas de protección oficial donde pudo instalarse la discográfica que edita mundialmente a la mejor Telecaster de la década y señora (es decir, un señor bajista como la copa de un pino y un baterista que tiene el Groove tatuado en ambas nalgas).
Enano, siempre estarás vivo en nuestros yeyunos

Lolas - Silver Dollar Sunday: Da igual. Me es indiferente que el disco sea una celebración del power pop más kamikaze o que su escucha provoque que la gente le pinte cuerpo a las caras de Bélmez. El sentido común te dice que no te puede gustar un grupo llamado Lolas. Más aún cuando yo fui ampliamente criticado por comprarme el Unplugged de los Manolos con ese mensaje cósmico y filosófico de “amics per sempre”). Exijo una satisfacción.

(Texto escrito a boli por Tomás Verléin).


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domingo, 13 de diciembre de 2009

Los mejores discos de la historia (a medias)


Primer aviso (seguramente único, según vea): Si has entrado aquí pensando que esto era una lista más de los mejores discos de la historia estás en disposición, casi con toda certeza, de pensar “vaya mierda”. Efectivamente, en garajeland somos así, si existen cientos, que digo, decenas de millar (que vuelva el cupón) de listas con los mejores y los peores discos de la historia nosotros no pensamos ni por asomo hacer otra más. El único hecho irrefutable, matemático y lógico es que si se han planteado las cosas como lo mejor y lo peor nosotros interpolemos (gran palabra, no da quebraderos de cabeza en cierto oficio) y obtengamos una lista con las mejores medianías de la historia discográfica, es decir, discos que nadie diría que son los mejores pero tampoco los peores, simplemente conocidos como tres o cuatro estrellas. Por favor, que nadie se ofenda, algunos discos nos gustan y otros no, pero el grado de cinismo de garajeland solo se puede igualar al ajuste de presupuestos de una Comunidad Autónoma. Para gustos los culos, ahí va la lista:


Bernie Madoff dice: Mi pirámide económica se derrumbó cuando mis inversores vieron lo que gasté en rock progresivo.


U2 – Unforgettable Fire: Pese a que los fans no sean capaces de ponerse de acuerdo (y de esto entiendo) con Joshua Tree, Achtung Baby o incluso alguno de los primeros, y poniendo la mano fuera del fuego aseguro que todos sus últimos discos sin excepción son un peñazo, solo queda acordarse del buen (canciones estupendas) y nada despreciable pero tampoco elogiable Fuego Inolvidable.

Bertín Osborne – En Soledad: Uno de nuestros artistas ibéricos y pelamen en pecho favoritos. Seguramente las rancheras y "Como Un Vagabundo" sean un punto culminante en la carrera de este patanegra de uno noventa de altura, su disco Buena Suerte es prescindible y no hizo honor a su título en cuanto a ventas y calidad, pero nadie podrá decir nada del lineal y que a mi me suena a súplica Acuérdate de mí.



Bertín Osborne descubre que José Manuel Soto es el que le roba las vaquillas del Grand Prix.

Mike Oldfield – Tubular Bells II: Matemática pura que diría el auditor de Bernie Madoff. Si las notas de las campanas tubulares son iguales (de largas) en toda la trilogía, el punto medio queda en la segunda parte. La ciencia es sabia e incluso a veces destroza religiones (adaptación libre de las palabras de Oscar Wilde).

The Beatles – Todos los que hicieron en solitario John Lennon, George Harrison y Paul McCartney (se siente Ringo): Incapaces para decidir sobre alguno de los que hicieron cuando estaban juntos los cuatro peluquines se opta por los trabajos en solitario. En cualquier caso la sola presencia de la japonesa conceptual en alguna grabación aumenta las posibilidades de que la tostada del desayuno caiga por el lado de la mermelada. La culpa de todo la tiene Yoko Ono.

Stone Roses – Voto en blanco: Su primer disco homónimo contiene lo mejor y lo más pirulero del sonido Madchester, el segundo (Second Helping) está realmente fuera de lugar (Nota: Queridos Ian Brown y compañía, cinco años para un chaval en fase de crecimiento hormonal pueden ser muchos), pero más allá de ahí me ha costado horrores encontrar un trabajo de calado medio.

AC/DC – For Those About Rock: Me gano la bronca del respetable. Sus discos son los mismos cambiando la portada, sí, pero nadie tiene narices a cantar a los cuatro vientos que Back In Black es un coñazo y que sus ochenteros años son canela fina. Entre medias se queda el de los cañones y su buena sarta de canciones que sí pero que no, y que ni son buenas ni malas, sino todo lo contrario (esto es un razonamiento solo al nivel de una persona cuya filosofía de vida es decir “eso es como todo”).

La Pantoja (formalmente conocida como Isabel) - Corazón Herido: Gran tonadillera española, sangre de pura temperatura sureña, un novio que ha pasado por el talego y algún disco memorable; muchos de ellos simplemente OBRAS y otros en los que aprovecha el tirón de épocas pasadas, pero nadie recordará Corazón Herido (para que mentir: lo he anotado de la Wikipedia porque me hacía gracia su título de telefilme de Antena 3).

Bruce Springsteen – The Rising: Es obvio, de joven hizo cosas buenas y llevaba el pantalón muy prieto, ahora de mayor disimula que el cinturón le cae por encima del ombligo, y debido a que en su época noventera no encontró la talla correcta en el Cadena Q y grabó algunos discos bastante flojos (donde se incluye uno de esos odiosos MTV unplugged). Elegimos The Rising, que para los años que corrían, el tío Bruce fue uno de los pocos que no colaboró con algún rapero.

The Rolling Stones – It´s Only Rock And Roll: Acertado título para un disco que no será recordado como uno de los mejores de la banda ni tampoco de los peores, que Jagger se pusiera a bailar junto a Bowie con unas Reebok clásicas dan fe de ello. Contiene uno de los títulos más coreados en el rock de estadio, con todo lo bueno y peor que eso conlleva.

La Pelua – Yo Soy Así: Alter Ego de La Pantoja cuando salió enseñando sus axilas en el Interviú es creadora de los mejores casetes nunca vistos en la gasolinera de La Roda. Sí, sí, la que hay al lado de la que vende los Miguelitos. Este es, por poner, su disco tres estrellas.


En otra de mis recurrentes pesadillas compro discos buenísimos y siempre tienen esta portada, del grupo que inventó el folk-metal nada más y nada menos.

Kraftwerk - Radioactivity: Si nuestros amigos alemanes robotizados alcanzaron cumbre en sus viajes por autopista y en el monorraíl (que no armaba mucho alboroto) hay que entender que sus escarceos con el mundo radiactivo no salieron del todo redondos (y eso que servidor se aprendió los desastres nucleares mediante esta canción y no con el profesor de historia, ¿el siglo XX para qué darlo?).

David Bowie - Diamond Dogs: La discografía de Bowie tiende a ser como la bipolaridad de su color de ojos, época buena con época en la que puede sonar a trillado. Entre medias Diamond Dogs, que después de Ziggy Stardust no hubo Rebel Rebel que le salvara de la quema. El disco incluía “We Are the Dead” y por poco hace honor a su título, por aquel entonces Bowie y la lejía nasal se empezaban a llevar demasiado bien.


REM – Out Of Time: Enorme discusión la que siempre tengo con este disco, siendo un partidario de Automatic For The People y por supuesto de su maravillosa (y más desconocida) primera época solo puedo decir que sus últimos trabajos han sido malas noticias. Entre medias Out Of Time, temas muy comerciales pero en general se queda como el queso de Burgos con membrillo si uno lo toma sin queso o sin membrillo.

Ella Baila Sola – E.B.S.: El dúo cómico e ibérico por excelencia del folk pop soso. Eran un poco como Jagger y Richards: no se podían ni ver, pero la diferencia fundamental (sí es que sólo hay una) es que estos tenían más imaginación para titular sus discos. Su debut fue Ella Baila Sola, seguido de E.B.S y despedida con Marta y Marilia. La elección es E.B.S. porque fue el segundo con menos (y más) promoción por parte de los cuarenta principales.

Genesis - Foxtrot: La banda de canciones largas y que no actuó en concordancia con los problemillas en el cuero cabelludo de Phil Collins. La gracia de Foxtrot es que tiene la canción-acorde más corta de Genesis (“Horizon´s” de un minutillo y algo) y “Super´s Ready” que para el que sea capaz la puede oír (visualizar no, al ver las imágenes he comprobado que mi sentido de la belleza está torcido) en este enlace. La duración del tema en cuestión es de veinte tres minutos... ¡como un episodio de los Simpsons!

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sábado, 28 de noviembre de 2009

Verdades como puños, mentiras como pianos ( IX )

1. ¿Grabó Jimi Hendrix la guitarra de una canción del cantante que inspiró el estilo de Mick Jagger?

Nuestro veredicto: Nuestro veredicto es que la pregunta más complicada que hemos realizado nunca, porque esconde tantas preguntas inconclusas, tantos dimes y diretes que necesitaríamos un blog propio para llevarlo a cabo, por no hablar de otro blog que deberíamos crear para explicar cómo se nos ha ocurrido y un tercero que debería versar sobre nuestro estado mental: a todas luces a la altura de la loca de los gatos que vive en Springfield.

Visto la dificultad del asunto, una vez más hemos encargado la tarea al departamento de investigación del Señor Bajito y el de la guía de teléfonos, con el fichaje de última hora del cuñado del primero, del que no quisimos saber nada más tras comentarnos que su mayor virtud es que si se pone una bombilla entre los dientes ésta se ilumina. (nota mental: si de ésta 61 & 49 y el que subscribe no salimos de esta esposados y con una tira negra en los ojos ya puesta nos podrán pasar un cupón por la chepa que igual toca).

Dos días después hemos recibido un completo informe de una página con membrete de la revista Don Miki y varias manchas de café con sólo una frase escrita: " Jimi Hendrix nació, creció y se desarrolló. Además era guitarrista, probablemente zurdo". Supongo que lo de este equipo de investigación será alguna maldición gitana por algo que hicimos en otra vida.

Don CovayDon enseña a Jerry Wexler (mandamás de Atlantic ) que si tienes las dedos como morcillas lo del Mi menor es un mero simbolismo. El estilismo es de Rupert en el caso de Don, Jerry sólo lo lleva las puntas saneadas.



En fin, la historia de la música es a veces perezosa con los datos de grabaciones y de encuentros entre grandes estrellas. Más aún si tenemos en cuenta que en los 60 no se pensaba que años después estas cosas figurarían en un bloc como éste y que en Madrid el diseño de las luces de Navidad se encargaría a Agatha Ruiz de la Prada, como un par de guindas. Retomando el hilo, Jimi Hendrix era, por 1964, un guitarrista primerizo que formaba parte del 'Chitlin' Circuit', una asociación de bares de EE.UU. que permitían a los artistas afromericanos tocar o actuar. Por aquel entonces, Don Covay ya tenía una carrera sólida como cantante y compositor de extraordinaria voz que formaba parte de los grupos que giraban con Little Richard. El azar, la providencia o una serie de señas para béisbol empleadas por el Sr.Burns fueron los responsables de unir en el camino a estos dos grandes. La cuestión es: sí, parece confirmado que Jimi y Don se conocieron e intercambiaron cromos de la liga de fútbol española (las malas lenguas indican que a Jimi intentaban colarle un cromo de Roberto Ríos por dos de Tendillo, pero a uno de Seattle no se le ibas a colar), pero tampoco se sabe si se metieron en el estudio para hacer algo. También es verdad que siendo los dos músicos y con un estudio cercano no se iban a poner a jugar a la bola de fuego (el juego más aburrido/divertido de la historia, si no tenemos en cuenta a toda la serie de Falomir, claro).

Si la historia es cierta, Jimi fue el guitarrista solista en 'Mercy Mercy' y en 'Can't stay away', mientras estaba de gira con Sam Cooke. En La sesión (que se registró a primeros de octubre de 1964) también se pasaron otros músicos del montón: hablo de King George a la segunda voz (aunque es más conocido como guitarrista) y Bernard Purdie a la batería. No intenten buscar un mejor equipo para grabar un disco: probablemente no lo habría (excepto si pueden encontrar a un grupo de veteranos del Vietnam que en 1972 fueron acusados de un delito que no cometieron y ahora, perseguidos por su propio gobierno, sobreviven como soldados de fortuna). Las dos canciones formaron parte de un 7" que pasaría a la historia por ser unas de las primeras veces que se registraba grabada la guitarra de la bestia parda zurda, ¿les suena a Jimi? Juzguen ustedes. Sólo les comentamos para dejarles con más dudas que en la lista de entrada al estudio figura un tal James Hendricks y que Steve Cropper siempre dice que Jimi estuvo allí...


Don CovayDon y Wilson Pickett, si ustedes necesitan tirar un tabique en sus casas, llamen a estos dos señores: en dos canciones trabajo hecho sin sacar el martillo pilón.


Por otra parte, Don Covay ha sido recordado más como compositor (por ejemplo con el 'Chain of Fools' que Aretha hizo famoso) que como cantante, pero su impronta, vozarrón y estilo no pasaron desapercibido para un tirillas de morroplastio destacable que era un as en la gimnasia del la ciudad de Dartford (Inglaterra) y que tenía una colección de discos venidos del otro lado del atlántico que dejaba impávido a otro chavalote con voz angelical (por aquel entonces) llamado Keith Richards. Si encuentran semejanzas (e incluso un parecido casi de fotocopia) entre Mick y Don son ustedes unos malpensados, unos destructores, unos desahogados ("si me quereis....irseee" que diría la gran Lola Flores). Evidentemente no se puede decir que la voz y estilo de cantar de Mick fueran originales, pero él tampoco lo ocultó y siempre quiso homenajear a su 'maestro'; ya fuera grabando una versionaza del 'Mercy Mercy' para el Out of our Heads o ayudándole en la rehabilitación de la enfermedad que padece desde 1990.

Aquí la original:




Aquí la versión:




Porcentaje de certeza: Le concedemos una certeza tipo: "te lo prometo por Anacleto". Es decir, no hay ninguna prueba sólida salvo la memoria de unos músicos y nuestro gesto de "por éstas que es verdad". Además, esto no es un chat y ustedes saben que yo no soy rubia, ni tengo los pechos turgentes y que sólo llevo el picardías puesto por prescripción médica.

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein


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jueves, 26 de noviembre de 2009

Fábula musical e inverosímil

Heroína de protección oficial


Bajo una espesa neblina oceánica, P. Hernando “El Pocero” giraba la cabeza en clotoides y veía un cochambroso barco atestado de, en su opinión, cochambrosos irlandeses cubiertos de pulgas y con zapatillas de Los Guerrilleros. No muy lejos veía la ciudad de su destino, había una señora de cuarenta y cinco metros de altura y doscientas toneladas de peso que con mirada perdida le deseaba suerte. P. Hernando captó el mensaje (no sin esfuerzo) y puso mirada de pensar, pero al ponerse a ello se dio cuenta de que necesitaba comer algo. Cogió un taxi, cuyo conductor tenía un franco parecido a los de su país: se sentaba sobre una funda de bolas y su tez era tan morena como su amigo “el Grifa” cuando regresa en Agosto del Alberche, más negro que el sobaco de un grillo.

Consiguió localizar un restaurante típico de la zona: una marisquería; y sentado (no sin dificultad) en su interior miraba el menú sin ver nada que le convenciera, hasta que un señor muy amable con pinta de invertido le dijo: “¿Es usted Sputnik?”. “Pues sí” respondió P. Hernando, y continuó “Es que esta comida parece del ACNUR comparada con la que doy yo cuando inauguro una metrópolis, no vea usted que medias noches y gambas peladas que sirve mi señora”. El misterioso amigo le observó y atisbó algo de pop-art en sus ojos, así que decidió presentarse: “Me llamo Andy W. si lo desea puede venir a mi taller de manualidades, en donde estaré encantado de servirle un chorizo amorcillado en condiciones”.

P. Hernando se animó ante la fluida conversación que mantenía con Andy W. y mostró sus impresiones de la ciudad: “Me gusta, pero hay solares para hacer un millón más de viviendas de buenas calidades, sin bombonas de garambutano y con moqueta de la buena”. Una vez en el interior del centro de manualidades P. Hernando presenció un ambiente lúgubre pero con retratos de colores repetidos por toda la estancia. Andy W. buscó un tema de conversación ante la evidente incomodidad de P. Hernando: “Esto está lleno de chatis”. “Sí, sí, ya veo, aunque aquí donde me tiene, y con mis dos metros de ancho traseril, no vea usted de las que me rodeo yo en un barco que me he comprado. Me las presentó Berlusc...”. Un nuevo personaje paralizó el discurso de P. Hernando, se llamaba Lou R. y su aspecto daba un miedo que acojonaba. “¿A qué se dedica usted joven?” preguntó P. Hernando con voz temblorosa. “Normalmente escribo canciones en una banda. El grupo es malo, las portadas también, en cambio yo soy un genio sin inspiración”. “Lo que usted parece es uno de esos que se pinchan con la heroína, un drogaíno, vamos. Debería dejar los productos químicos y hacer como yo cuando necesito inspiración: me tomo tres gelocatiles, pimientos del padrón de los que pican, un yogur de los que anuncia José Coronado y ya no sé adonde voy. Te aseguro que las cosas son muy distintas, te crees el hijo de Jesucristo y que ya no sabes nada”.
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domingo, 15 de noviembre de 2009

Como viajar a los setenta sin un Delorean de por medio

Josh Rouse
Josh Rouse - 1972 (2003)

En ocasiones, contadas normalmente, tu vida se parece a una película de cine. Si esto fuera el país de la gominola pues normalmente todo sería tan insoportablemente bienhallado como en 'Qué bello es vivir', pero la mayoría de las veces todo me suena irremediablemente a 'Un día de Furia' mezclado con 'Amanece, que no es poco' y con ligeros toques de 'Zampo y yo'. No me pregunten por qué, me río yo de la mente torturada de Bruce Wayne. Sin embargo, durante un tiempo mi vida parecía discurrir por la misma senda que la de Truman Burbank en el 'Show de Truman'. No lo digo porque sepa poner caras mejor que Jim Carrey y Bart juntos, sino porque durante un tiempo todo el mundo parecía saber algo que yo desconocía: todo el mundo parecía haber escuchado el disco que hoy dejamos en la rebotica y, lo que es peor, yo tardé una eternidad en darme cuenta de mi error y el Óscar se lo dieron a Shakespeare in Love. Encima.

Yendo un poco más al grano, les diré que habló del fundamental disco conceptual al cubo (y luego explicaré por qué) de Josh Rouse, un chavalote sano de Nebraska que al que podría calificarse como culo inquieto. Como les decía, un día una persona te habla de este disco, otro día ves un cartel de un concierto de Josh y al tercero empiezas a ver fantasmas por todas partes y a pensar que el mundo entero se ríe de tu apellido (como si navaelpijo fuera gracioso) y que el conductor del autobús tiene un extraño y oportuno acento del Soria americano, que diría Andres Montes. Tal campaña de acoso y derribo hizo que diera una oportunidad a 1972. Naturalmente, como soy un tío duro, traté de resistirme . Fueron los cinco minutos más largos de mi vida. Pasé del 'no está mal' al 'es tan bueno que es casi delirante' con un progreso que asombraría (de nuevo) al Dr. Hibbert.


Josh RouseJosh Rouse al fotógrafo: "y dices que posando así me aseguro las ventas entras los garajeros de pro... ¿Seguro que no parezco un flojeras?"


Decía antes que era un disco conceptual por triplicado. Y ahora es cuando lo justifico: no sólo se llama 1972 porque Josh Rouse se obsesionara para que sonara como lo hacían sus discos favoritos de esa época, sino que también era el año de su nacimiento y el de fabricación de la guitarra con la que están escritos los temas (Fender Telecaster). Bonito, ¿no? Además, Josh obligó a los músicos a vestir pantalones de campana para marcar copín y copete, llamar con teléfonos de góndola y proferir expresiones como "eres de plomo derretido". Por cierto, que aparte de un atrezzo de categoría (y una portada retro a la altura de lo que se esperaba) se rodeó de una nómina de músicos de sesión que no desmerecían a los que moraban por Muscle Shoals o las oficinas de Atlantic. Al mando de todo esto puso a Brad Jones, reputado músico y autor de producciones cristalinas donde los instrumentos se ponen al servicio de la canción y de las intenciones del músico. Toma geroma pastillas de goma, ven ya me contagié del espíritu del setenta y dos.


Y Lo más abracadabrante del asunto es que salió bien, de hecho (y personalmente) diré que salió más que bien. Normalmente cuando se hacen tantos planes y se diseña todo al milímetro se va al garate con facilidad. En este caso no sólo no es así, sino que es difícil concentrar de una manera más acertada de reperesentar la variedad de estilos de la época. Para muestra, la espléndida '1972', que da título al disco y nos deja perfectamente ubicados tanto por su sonoridad (vibráfonos sobre una suave melodía que va creciendo sobre la línea de bajo) como por su letra: "She was Feelin' 1972, groovin' to a Carole King tune'. ¿Hay algo más pop y típico de los setenta que el Tapestry de Carole King? Seguramente no. Josh Rouse ya ha dado muestras de entender de qué va el pop a las primeras de cambio, pero ahora se juega el salto mortal sin diñarla en la contagiosa 'Love Vibration', un híbrido entre el funk y el pop cuyo ritmo bebe directamente de los Funk Brothers y culmina con un estribillo tan coreable que parece escrito para tal fin. Una locura de canción, sencilla y sublime al mismo tiempo que incluso se permite el lujo de colocar un saxo final señalando directamente a Steely Dan. Como no sé qué más decir de esta maravilla lo culmino con: ¡qué viva el Wurtlizer!


Lo mejor es que sólo acabamos de empezar y que ya no nos duele que Josh Rouse sea un cantautor, porque el tío que tiene soul. Como se demuestra en 'Sunshine', vibrante amalgama de estilos, con tantos matices que cuesta catalogarla en alguno de ellos. Más fácil es decir que 'James' es el ejemplo perfecto de que los blancos sí la saben meter (mítica película donde Woody Harrelson borda el papel de tonto y Wesley Snipes utilizaba el vestuario que le sobraba a Will Smith en el Príncipe del Bel Air). Josh Rouse es una admirador de Curtis Mayfield y a él le rinde tributo con la exhibición de falsete contenida en esta canción. Si sumamos al conjunto flautas típicas del 'Black Explotation', un solo de guitarra que podría interpretar Walter Becker y un final dedicado a la figura de Marvin Gaye diríamos que Josh sabe lo que se hace.


Este disco es un milagro, porque consigue desmontar todos mis falsos mitos sobre cierta música de los 70 que siempre afirmo no soportar. ¿Ejemplo? 'Comeback (light Therapy)', suerte de funk mezclado con un estribillo y parte central más propia de la ELO. ¿Reconoceré que me gusta? No puede negarlo. ¿Reconoceré después que tengo un disco de la ELO en mi colección? Lo haré a regañadientes. Quizás no lo piensen, pero lo que ha conseguido Josh Rouse con esta canción y conmigo no lo hacen ni un ejército de terapeutas, ha eliminado mis prejuicios y por el camino me ha hecho recordar cuanto me gusta el bajo en las canciones (lástima no tenga el mismo amor por los bajistas, que como el alcohol, son la causa y solución de todos los problemas).


Josh RouseJosh y su cara después de recibir la visita de un inspector de billeteras


La última parte del disco es más tranquila, pero teniendo en cuenta de donde venimos, la mayoría (incluso los garajeros más recalcitrantes como un servidor) ya estamos con la banderita blanca, así que sucumbimos a la elegancia de 'Flight Attendant' donde la atmósfera que se crea con la combinación de piano y batería nos pondría en contacto con el momento donde James Taylor peinaba flequillo para luego desmontarnos con un final tan inesperado como tremendo. Para finalizar queda 'Rise', con un porcentaje justo de épica que se adapta como un guante a la voz de Josh, que termina de despegar cuando las notas son más agudas. Pop de manual, interpretado con gusto exquisito y con poca capacidad para decir que no me gusta. Has ganado una batalla decanito...


Josh Rouse dejó esta maravilla en 2003, se fue a casa; abrió una botella de Weltenburger, dio tres saltos mortales hacia atrás (el último con rebote hacia delante), se volvió a sentar mientras juntaba sus dedos y decía 'excelente'. Eso es al menos lo que haría yo después tras realizarn disco tan bueno de un proyecto que lo que tenía todo para acabar en la estantería de la serie media al lado del de chotis y polka de James Brown (un proyecto que se le fue de las manos lamentablemente).


Josh RouseJosh Rouse: "Vale, ya tengo una silla de madera y doy palmas, ¿pero cómo eran eso de las soleás?"


Realmente Josh siguió su vida nómada que incluso le llevó a pasar por España y conocer a su actual novia, hacer un par de discos con inspiración en la horchata y las rosquilletas, otro en plan dúo, batir el récord de quitar la tapa del mando a distancia de la tele y volverla a poner (se lo arrebató a un amigo mío) y tocar más en España que en EEUU.


En 1972 Paquito Fernández Ochoa ganaba la medalla de oro, el Watergate empezaba, se funda Atari y José María Carrascal ganaba el Planeta (ni me pregunten el criterio obtenido para obterner estos datos), ahora también sabemos que es el nombre de un disco tan brillante, que se disfruta por su música y porque nos recuerda un año mágico, en el que podían coincidir cosas como I'm Still Loving You de Al Green o el 1#Record de Big Star, el Exile de los Stones, Harvest de Neil Young, Transformer de Lou Reed, Ziggy Stardust de Bowie, Can't Buy a Thrill de Steely Dan o el Superfly de Curtis, por citar algunos. Por cierto, que también fue el año de nacimiento de Conchita Martínez. ¡Maldita sea que gran año!




P.D.: mi abogado, Lionel Hutz me indica que debo decir que puede que algunas de las actividades en España de Josh Rouse descritas por mí no se ajusten a la realidad, habrá premio para el que las adivine...

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viernes, 13 de noviembre de 2009

Contacto con tacto (XI): Mark And The Spies

Sala La Pequeña Betty (hamburguesas en el piso de arriba), Madrid, 1 de Octubre de 2009

Los que nos siguen visualmente en garajeland, sabrán que en nuestra línea editorial (Tomás: ¿Tenemos línea editorial?) nos quejamos mucho, escribimos poco, y si lo hacemos sobre un concierto tiene que pasar el tiempo necesario para que se nos olviden todas las canciones y este pase a ser de la época de antaño a casi legendario. Más o menos el uno de Octubre nos acercamos a ver al que es (en mi opinión, faltaría más) el grupo que ha grabado mi disco favorito del año, Mark And The Spies. Era principios de Octubre y hacía veinte grados (como ahora), también se hablaba de las corrupciones políticas (como ahora), el Alcorcón optaba al ascenso y al título de copa (como ahora también) y yo seguía pensando que Marcial no murió (pero ya me lo han explicado). No obstante, estos tres truhanes holandeses brindaron una gran noche a base de lo que mayormente les da de comer: el pop.


Fotografía expuesta con el único propósito legal de nuestra asistencia a dicho concierto sin chandal y sin calcetines de rombos (que eso no se ve).


Bien es cierto que todo lo que venga de Holanda nos tiene conquistados por el mero hecho de sus galletas con relleno de caramelo (todo el mundo debería probarlas), aunque no se sabe si tanto como para llegar al concierto con puntualidad exquisita, aunque mis compañeros habituales de conciertos ya saben que me gusta ser el primero que deja el abrigo en el ropero (la música es lo de menos), por ello hubo que esperar unos tres cuartos de hora, en donde gracias a la generosidad de la sala, una tele emitía sin sonido “Cuéntame”; pero no se preocupen, no perdimos hilo del capítulo, con Toni y los rojos, Antonio es estafado por un señor que lleva un traje más caro que el suyo, Carlitos y las chavalas, etc. Tras la esperada aparición del grupo por el escenario, el guitarrista se fue a hacer pis, la cerveza estaba caliente y hubo que esperar, pero a partir de ahí casi todo fue bueno, lo explico:


Arjan Spies, Mark Wesseloo, Gerrit Scholten y Jelle Verhoeks después de montar el sofá Räkorperuk de Ikea y comprobar que aún les falta el resto del mobiliario.

Mark And The Spies se distinguen en sus dos estupendos discos por hacer un pop de canciones nada desechables, que con un poquito del garaje que tanto nos pone, y un poquito de Merseybeat a la holandesa les convierte en hacedores de unas melodías redondas y facturadas con todo lo bueno de los sonidos sesenteros. Así podríamos decir que transcurrió el concierto, tocando “Wait Forever”, una coreada joya como “But I Do”, “It Don´t Matter To You” o “Hers To Keep”, con esas maneras de buenos chicos que han ido a un buen colegio y bajaban la basura sin quejarse por los cuatro cubos de reciclado. Lo que pocos esperaban (o los que no les habíamos visto en directo) es que esa apariencia la dejan un poco de lado y empiezan a soltar bastante más energía en las canciones que la que tienen en sus discos, fueron cayendo “Another Chance”, el inmediato hit “Won´t Work On Me” y “Ain´t Got No Time” (con esos perfectos coros que se gastan y que ya querrían los niños de San Ildefonso) completando durante toda la noche buena parte de sus dos álbumes. Para terminar el fin de fiesta presentaron single, nos sacaron lo mejor de nuestra voz (muy parecida a la de Barney tras ingerir el zumo de zanahoria y peyote) con “You Got It” y una alargada e impactante versión de “Ace Of Spades” con guitarras al viento que dejaron una idea en el público presente: “I Want More”. Por poner una pega a la noche, una sala un poco más pintona les habría hecho lucir algo más (que no me entiendan mal lo de La Pequña Betty, se valora mucho su apuesta por grupos, de gran calidad por cierto, en directo).

Para acabar, un video patrocinado por los chalecos de Metro de Madrid, Algasiv, y con un presentador al que fregaría uno de los vasos de su mesa o le dejaría sin media perilla si veo que coge así uno de mis discos, aún no lo tengo claro.

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jueves, 5 de noviembre de 2009

NRBQ At el salón de tu casa



NRBQ - At Yankee Stadium (1978)

Se rumorea por las calles de cerca de un mercado que en Nueva York hay dos equipos de béisbol; uno son los Mets, paradigma del perdedor, nunca ganan al equipo vecino y tienen un pobre historial de copas donde sólo se incluye el Ramón de Carranza como el más importante. El vecino son los Yankees, un equipo que gana aproximadamente todos los años la liga, todos los partidos sin excepción a los Mets, tiene una brillante historia y a los jugadores, entrenadores, directivos, aficionados y utilleros más legendarios que se conocen en ese inexplicable deporte (no hago la comparación futbolística local, porque no es ni el día, ni el año, ni la localidad correcta para hacerlo). Su estadio es el Yankee Stadium, una catedral del poderío del equipo y de sus éxitos; pues bien, algún cable se les cruzaron a nuestros amigos de NRBQ cuando decidieron que su sexto disco se llamaría “At Yankee Stadium” (por supuesto, no está grabado allí) siendo el grupo que ha estado más a destiempo en la historia de la música, y que han sido timados, estafados y apartados del éxito comercial por parte de discográficas y gente con traje durante toda su carrera. En definitiva, ¿tiene algo bueno este disco?, yo creo que sí: que probablemente sea la colección de grandes canciones mejor oculta del mundo del rock and roll (ya estamos con las exageraciones).

Espectacular documento gráfico de NRBQ viendo como pierden los Yankees contra el Alcorcón.

Enerbikjiu, enerrebecú para los península-hablantes, se forman gracias a que Terry Adams se desplaza de su original Kentucky en busca de discretas camisas y nuevas experiencias a uno de los estados musicales más anodinos de la unión: Florida. Y no lo digo por nada, pero es que por allí es donde se ha ido a vivir Julio Iglesias, y eso como poco conlleva que se vende tanto moreno de bote como anuncios a favor del cáncer de piel. Allí se encuentra con un grupo en el que milita Joe Spampinato (un hincha de los Yankees) y sufren una de esas transfusiones mentales que les hace compartir gustos musicales, culinarios y los billetes de diez viajes del autobús. En sus primeros años, en formación de Quintet, se mudan a Brooklyn en donde tocan por diversos clubes de la zona versioneando a los clásicos del rock and roll que tanto les han influido. A finales de los sesenta firman sus dos primeros discos con Columbia, que pasan de ellos al ver que no consiguen ni un sólo éxito de ventas pese a grabar con su idolatrado Carl Perkins el LP “Boppin’ The Blues”. No les iría mucho mejor el trato con su segunda discográfica: Kama Sutra, donde grabaron dos de sus mejores discos (Scraps y Workshop), pero les rescinden contrato y les impiden grabar durante tres años ante los pobres beneficios económicos que aportan a las arcas. El atisbo de luz parece llegar con el LP “All Hope Up” y un potencial éxito de ventas, “Ridin´ In My Car”, como nos cuenta Pepo, una joya del pop que no pasó de triunfar en cuatro tugurios de Connecticut y el camión de un señor llamado Red Barcklay.

El sexto álbum sería este Yankee Stadium, en el que se completa la formación clásica del New Rhythm and Blues Quartet con el guitarrista Al Anderson (con ellos desde Scraps) y con el baterista Tom Ardolino, un fan del grupo asiduo en sus conciertos y colega de Terry Adams mediante correspondencia, que fue llamado a los parches por éste al comprobar que el batería original no se había presentado al concierto. Tom dejó al público abajo y se subió a tocar con sus ídolos (alguno no notó su presencia hasta bien entrado el concierto), y tras más de veinte años sigue en el grupo, no lo debió de hacer mal. Este disco es de los más sólidos de su carrera, signifique lo que signifique eso. Todas las canciones son fabulosas, y como las voces críticas ya me han dicho que se me nota mucho cuando un grupo me gusta aviso que con este hay poca objetividad. Quedarse con alguna canción en concreto es casi imposible, en la primera parte se encuentra la arrolladora versión de “Get Rhythm” que apareció en el nada exitoso recopilatorio de garajeland, “Green Lights” que es como suena el pop cuando no está en manos de productores con muñones por dedos. Aunque si una canción me gusta de esta primera parte del disco es “That´s Neat, That´s Nice” ¿las razones? ¿Quién necesita razones cuando se desprende esos aires cerveceros de grupo que está improvisando en algún tugurio de Nueva Orleans? La segunda parte cuenta con “The Same Old Thing”, “Talk To Me” o la versión del “Shake, Rattle And Roll”. En definitiva cuatro músicos excelentes que dejan de lado el virtuosismo para ponerse de lado de la fabricación de grandes canciones, pasando por prácticamente todos los estilos de la música popular americana (al menos los que gustan en el departamento de garajeland). Que nadie se sorprenda si en un disco de NRBQ te encuentras una improvisación de jazz seguida de una abrasiva versión de Johnny Cash y precedida del pop más tierno de “I Love Her, She Loves Me”. En definitiva eso es NRBQ, algo que no entendió la gente de Mercury que no aguantó más que este disco con ellos (¿nadie se lo esperaba a estas alturas?), quizás porque les traía de cabeza encajar a la banda en algún estilo y venderlo (un problema que nunca han tenido los diseñadores de gafas de Elton John) viendo que corría el año setenta y ocho y estos cuatro tarados seguían idolatrando a grupos de los cincuenta y sesenta.

Cuando extremidades superiores pierden toda lógica con el tronco deja de ser un abrazo amistoso para ser uno de “¿pero por qué me odia este tío?” La cara de Steve Ferguson revela que no es él quien está sufriendo

Pese a que este último mes ha sido duro para el grupo, con la pérdida del primer guitarrista, Steve Ferguson, y la suplantación de identidad por parte de un plan de defensa nuclear de la Guardia Civil que precisamente se llama NRBQ, ellos siguen dando conciertos (raramente cerca de la península), totalmente impredecibles ya que su listado de temas es de unos treinta folios por las dos caras en Arial nueve y cursiva (en esta interesante entrevista dicen que más de quinientas) e incluso en muchos de estos bolos únicamente atienden a peticiones del público, sean del artista que sea, y si se la saben, suelen tocarla con estilo y saber estar. Muchos aficionados siguen descubriendo este grupo y compañeros de gremio les admiran: Scott McCaughey, Wilco, los Posies (en vertiente ancha y delgada), Bonnie Raitt (que ya tocó con ellos), REM, Mike Sculli (cuando fue director de los Simpsons aprovechó para colar canciones y una actuación del grupo en un bar de carretera), y algún que otro famoso como Elvis Costello, Carl Perkins, Bob Dylan, Keith Richards, Paul McCartney... , y todo lo extraordinario de esta historia es que lo han hecho sin un mísero éxito de ventas.


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sábado, 31 de octubre de 2009

Nuestros tarados favoritos (I)

Guy Stevens

Filosofando el otro día mientras me comía un tentempié con la pierna estirada sobre una valla del ayuntamiento (la forma de degustación favorita de los habitantes de este bloc) un pensamiento mitad epifanía mitad chorrada cruzó como un rayo mi atribulada mente: "Lisa necesita un aparato... seguro dentallllll". No ese no, lo que hizo un zapateado sobre mis neuronas fue la idea que aquí hemos hablado sobre genios, sobre grandes músicos e incluso sobre la mezcla de ambos (lo que suele dar lugar a sujetos perfectos para esta otra sección). Pero también me he dado cuenta de que hemos dejado sin categorizar a una clase de fauna que pulula por este bendito mundo: los tarados. Una afrenta tal que necesitaba una rápida y eficaz solución sólo a la altura de meterse por dentro las perneras del pantalón cuando en tu casa hay un inundación.


Por si alguien se le pregunta, con tarados nos referimos a ese estrato social de músicos, deportistas, escritores, artistas de vodevil y payasos con un triple tetilla y el pelo verde cuya línea entre la genialidad y la locura extrema es traspasada con tanta facilidad que hacen suyo aquello de "entre Pinto y Valdemoro" (este humilde escriba les recomienda ir a la frontera entre ambas ciudades madrileñas y armados de un GPS ir diciendo: "ahora estoy en Pinto y ahora en Valdemoro" unas cuentas veces. Mejor que un balneario y más barato, se lo prometo). ¿Ejemplos concretos? Pues lógicamente Tarantino, los jugadores lituanos de baloncesto (capaces de hacer 35 puntos en un partido y un 0/12 en el siguiente sin que cambie su rictus ni lo más mínimo), Chuck Palahniuk o Krusty El Payaso. En términos estrictamente musicales tenemos unos cuantas ideas preparadas, pero de momento comenzamos con uno de los productores más sonados que han pasado nunca por un estudio de grabación.


Guy StevensSi este grupito hubiera venido a verme mi madre no les dejaba pasar del recibidor. Guy es el que parece más tarado de todos, ehhhh. Vale, mejor: el de barba.




Guy Stevens (1943-1981) es más conocido por ser el productor (y vertebrador) del London Calling (que ya son palabras mayores) de los Clash, pero ya estuvo presente con el grupo en una de sus primeras demos y su fama en Inglaterra hacía tiempo que le superaba. Guy era una de esas personas que no sabes bien qué hacía, pero que parecía estar en todas partes; como DJ en alguno de los bares de moda, como impulsor de la música americana (era presidente del club de fans de Chuck Berry y responsable de que muchos artistas americanos llegaran a las islas) o como una figura destacada de la locura más marciana de la época (era habitual dando consejos a los Stones, él les proporcionó por una serie de casualidades el nombre de Sticky Fingers).

Como muestra de su taramiento traemos un documento exclusivo (bueno, vale, del Youtube) de Guy en las sesiones de grabación del London Calling, donde para marcar territorio nuestro protagonista se presentó armado con cientos de vinilos y unas cuantas botellas de cerveza que tuvieron que ser esquivadas por el grupo mientras grababan. Era uno de los modos de Guy para motivar al personal. Otros eran las peleas con el ingeniero de sonido Bill Price, en las que acaban a palos por la mesa de mezclas, por no hablar de la vez que llenó el piano de cerveza para evitar que nadie lo tocara en el disco. Aún así, los Clash estaban encantados con él y solían decir que había extraído lo mejor que llevaban dentro. Aprendan, motivadores profesionales. Lo dicho, un candidato perfecto para esta sección, como bien se muestra en este vídeo:




Una vez visto, varias consideraciones:

1. Joe Strummer era el santo Job con tupé. Que levante la mano quien no habría dado un par de redobles a rodabrazo al señor de la barba y pelo rizado que está a su lado dando saltos y gopeando la mampara de protección (que no es otro que Guy Stevens.).

2. Que el momento escalera-piano (minuto 4:20 aproximadamente) es de esos en los que sabes que el desastre va a ocurrir, pero es tan atrayente que no puedes dejar de mirar.

3. Que nunca una silla de plástico hizo tan feliz a alguien (minuto 5:20).

4. Que de alguna manera todo tenía que desembocar en 'Louie Louie' (minuto 6:15), canción para los tarados por excelencia.

5. Obviamente todo el mundo en su momento tuvo la sensación de que Guy estaba totalmente de la chola (y sin beber barníz como Barney), como ejemplo el momento Keep rollin', Keep rolling' (minuto 8:15), pero se le perdonaba porque llevaba una bufanda del Arsenal (que no se quitaba ni para tomar una merienda cena) y como todo el mundo que se haya leído Fibre en las gradas (de Nick Hornby) sabe que ser del Arsenal en los finales de los setenta daba para romper sillas y mucho más.

6. Que todo acaba como el rosario de la Aurora, con Topper (baterista) en la guitarra, Joe en el piano y todos haciendo sonar a los Clash por Chuck Berry... por el amor de Chuk (Norris).

Los hechos demuestran que Guy era un tarado en grado sumo, pero si fue capaz ayudar a que las mentes de los Clash se abrieran totalmente y produjeran una maravilla atemporal como el London Calling deberíamos tomar como norma aquello de: "pongan un tarado en sus vidas".

Por último les dejo con un enlace al recopilatorio de la música que le gustaba a Guy y que editaba a través de Sue Records (subsidaria de Island) y su mejor frase: "Hay sólo dos Phil Spector en el mundo y yo soy uno de ellos".

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein

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