sábado, 28 de junio de 2008

Algo más que el grupo de Bob Dylan


The Band - The Band (1969)

En una de las reuniones en la cumbre que la cúpula directiva de Garajeland ha tenido recientemente, además de las típicas acusaciones de los miembros dirigentes: la extensión de los artículos del que subscribe, en qué momento Luca Toni iba a marcar contra España (sentimos que el fútbol también salpique este blog, pero algunos no habíamos vivido con conocimiento de causa estos acontecimientos. Por resumir: ‘semos finalistas’), menciones a nuestras respectivas progenitoras... Nos dimos cuenta de que todavía no habíamos hablado sobre ‘The Band’. Una de las mejores cosas que le pasaron a la música en los sesenta, algo que había que solventar rápidamente.

The Band llegaron a representar mejor que nadie toda la tradición de la música de los EE. UU.: Blues, Folk, Country, mezclado con parte de la Psicodelia que salpicaba los 60, e incluso, introduciendo temas tan aparentemente alejados del Rock como la Guerra Civil Norteamericana. Lo curioso del asunto es que 4 de los 5 componentes de eran canadienses, su futuro era ser policía montada, nunca músicos (por aquello de mantener el estereotipo, ya saben, En España somos toreros mal que nos pese).
Los orígenes del grupo, por tanto, hay que buscarlos en el país de la hoja de arce. Hasta allí llegó Ronnie Hawkins 'The Hawk', cantante de Rockabilly en los últimos 50. De Arkansas (su ciudad de nacimiento) se trajo al baterista Levon Helm y, ya en Canadá, contrató a Rick Danko, Robbie Robertson, Richard Manuel y Garth Hudson para que se transformaran en 'The Hawks'. Ronnie consiguió el paquete completo, paquete Comansi, porque los cinco eran multiinstrumentistas y con otras cualidades en nivel medio-alto (como el inglés en mi curriculum), como arreglistas para cuerdas o metales, ingenieros de sonido... Ni con el aparato que anuncia Chuck Norris se consigue tanto por tan poco.


... "Y ahora amigos, unimos el cable rojo con el azul para que el órgano suene, pero mientras vemos el siguiente briconsejo"


Con Ronnie, los futuros cinco miembros de The Band se consolidaron como grupo. En 1965, fueron recomendados a Bob Dylan, que por aquel entonces iba a sufrir una de sus metamorfosis, pasando de gurú del Folk a nuevo Mesías del Rock. Dylan contrató a los Hawks para una gira por Inglaterra con estas palabras: "Nos lo vamos a pasar fetén chavales, en Inglaterra me adoran, y, además, vamos a tener los hoteles a capricho". La gira resultó una pesadilla (histórica, todo sea dicho) en la que Dylan fue abucheado, llamado Judas y perseguido por las calles por gente con mirada aviesa. Pese a todo, los conciertos eran brillantes, llenos de energía y pulso. A ello, contribuía tanto las canciones del señor Bob, como la labor en los instrumentos de Robertson, Danko, Hudson y Manuel (Helm no participó en la gira, en su lugar se enroló en una plataforma petrolífera -y luego dicen que los bateristas no están locos-). Cuando regresaron a EE. UU,. Bob les invitó a alojarse en Woodstock (Nueva York), un entorno rústico donde comenzarían a trabajar en el vibrante, honesto e inspirado 'Music From The Big Pink', al mismo tiempo que se dedicaban a reparar las chapuzas en la casa donde vivían (años antes de Bricomanía y de los tubillones).

En plena efeverscencia de su talento, abandonaron Woodstock para grabar su segundo y homónimo álbum (hartos de que los vecinos se aprovecharan de sus habilidades de hombres herramienta) y recalaron en Los Ángeles, en la antigua casa de Sammy Davis Jr., que convirtieron en estudio. En la maleta (sin facturar) se traían al sexto miembro de la banda, el productor John Simon, cuyo papel (como el que conducía el camión donde descansaba 'El Coche Fantástico') era crucial: unir todas las partes y que todo sonara como debía. Hay que tener en cuenta que el sonido de The Band es único y complejo: órganos Gospel y/o protopsicodélicos; sonido seco de bajo y muy melódico; baterías orgánicas… Si parece difícil empastar todo esto, hay que tener en cuenta que Robbie Robertson estaba muy influido por Curtis Mayfield, tratando de crear 'cuadros sonoros' con su guitarra, algo parecido a lo que explico nuestro amado líder 61&49 aquí. Intenten mezclar esto y que salga un álbum tan brillante como éste (o bien acabar un cubo de Rubik con una mano mientras sostienen una ciruela flotando en perfume oriental en un sombrero de caballero y una bella muchacha les susurra cosas al oído). Si consiguen cualquiera de las dos cosas, además de comprender lo importante que era John Simon en este grupo, deberían hacérselo mirar...

Por si alguien se lo pregunta: sí, todos parecen de la época de antaño (la garrota también)


'The Band' (el disco) cuenta con un grupo en plenas facultades, la composición de Robertson y las voces de los tres cantantes oficiales de la banda: la potente y cálida de Levon Helm, el tono de tenor de Danko y la increíble y personalísima voz de Richard Manuel, cuyos falsetes son como las actuaciones de Marlon Brando: en un buen día provocan admiración, en uno malo, siguen teniendo más personalidad que todos los concursantes de Operación Triunfo juntos (incluidas familias). Todas esas virtudes aparecen en 'Across The Great Divide', incluyendo los arreglos de metales (interpretado por el propio Danko, John Simon, Manuel y Garth Hudson, aunque lo divertido es que, excepto el último, ninguno sabía tocar ni una sola nota en un trombón o trompeta, tarataratareta... maldito Miliki, maldita infancia). The Band suenan con la frescura de la improvisación y la planificación de un buen estratega, ‘The Night They Drove Old Dixie Town', es el mejor ejemplo de ello: una historia con un protagonista -Virgil Caine-, un contexto: la guerra civil americana. Con esos mimbres, nadie esperaría algo divertido, pero la voz del profundo sur de Helm y el piano de Manuel configuran uno de los mejores estribillos que tus oídos jamás oirán (coronado por los magníficos agudos de Rick Danko y los 'nananana' inconfundibles de Richard Manuel). Es encomiable oír algo grabado hace 40 años, que versa sobre una historia de hace doscientos y que suene actual, ¿pasará lo mismo con algunas de las canciones que oímos hoy en día? ¿Mayra Gómez Kemp terminó de leer alguna vez un texto en su vida? Preguntas... preguntas... ‘Up On a Cripple Creek' parte de una letra bastante extraña de Robertson pero acaba tornándose en una celebración cuando los 'yodel, yodel' entran en escena apoyados por el piano estilo funky de Hudson, la mandolina de Helm, el fiddle de Danko y la batería de Manuel, que según b, no tenía ningún patrón técnico y tocaba por instinto (posiblemente hasta yo no hubiera desentonado con un par de crótalos). El disco termina con dos joyas: Jawbone, por el desgarro que tiene la voz de Richard Manuel en el estribillo; escuchar ese 'I am Thief and I dig it' mientras las notas de piano, batería y bajo caen sobre él es rejuvenecedora, cual crema del Instituto Pons. Para terminar, The Band entrega la que para muchos es la mejor canción del quinteto: ‘King Harvest (Has Surely Come)’, rematada por un solo de guitarra de Robertson, omnipresente durante todo el disco, pero con este único momento de ser protagonista.

Por último y a modo de curiosidad, el nombre del grupo se debe a que nadie encontraba uno bueno (los chicos propusieron The Honkies y The Crackers -no, lo de elegir nombres no era lo suyo), pero como todo el mundo se refería a ellos como ‘The Band’ (la banda, el grupo), pues decidieron seguir con ello. Cuesta creer que un grupo con un nombre tan soso fueran tan grandes, pero si tuviera que jugarme la paz mundial en una hipotética partida de chinchón con la Deidad que llevara este asunto, le apostaría que no encontraría otro grupo tan bueno y especial en universos a la redonda.



Una pequeña joya: ensayo de King Harvest en la casa de Woodstock, después conviene verse el Último Vals enterito...



Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín

3 comentarios:

Enric Caujapé dijo...

Poco a añadir a tan extensa y acertad radiografía de, SIN LUGAR A DUDAS, una de las m´ças grades bandas de la tierra ( y con toda seguridad de alguna que otra galaxia, lejana, muy lejana...o no ! ). Simplemente de los que cansan !!!.
A sus pies caballero, grandísimo post !!!

Enric Caujapé dijo...

Sorry, donde dije "de los que cansan", obviamente quería decir "de los que NO cansan". Por Dios !!!

Tomás Verléin dijo...

Muchas gracias Orbison. Mucho he tenido que luchar por este artículo. Tengo una tendencia acusadísma a irme por la ramas y con The Band eso es muy sencillo (son uno de los grupos que más cosas tienen que contar). Lo de las canciones que envejecen o no es un tópico, pero las The Band me siguen sonando como si se hubieran grabado hoy mismo, además de que la voz de Richard Manuel es un misterio, es como una actuación de Marlon Brando, siempre saca algo de magia.

Espero seguir viéndote por aquí.

Un saludo