viernes, 27 de marzo de 2009

Cuando el infierno se congele ( III )

The Faces

Retomamos este bonita sección intentando llegar más lejos si cabe en nuestra desfachatez, ya que hoy proponenmos que resurja de las cenizas una banda que surgió -por arte de birle y birloque- de las cenizas de otra muy grande. Con lo que nos aventuramos en un triple salto mortal y nos posicionamos como una una posible página de referencia para la revista 'Adiós' ante tanta cosa crematística.

Por si no lo saben, hablamos del grupo que se formó tras la unión de tres ex Small Faces (el bajista Ronnie Lane, el teclista Ian Mclagan y el baterista Kenny Jones) y dos rebotados de una experiencia tan interesante como breve, el grupo de Jeff Beck, se trataba del guitarrista Ron (todavía no Ronnie) Wood y el cantante de voz quebrada y falsos rumores tratados en este bloc, Rod Stewart. Los primeros necesitaban recuperarse de la marcha de Steve Marriot, principal compositor y frontman de los geniales Small Faces, y los segundos querían salirse de la estela de grupo de Beck. Así que suponemos que los cinco tendrían una cita a ciegas en cualquier restaurante, no sabemos quién llevaría el clavel rojo y quién el pañuelo en el bolsillo, pero el grupo comenzó a empastar desde los primeros ensayos con un sonido que recordaba a los primeros Rolling Stones, mezclado con algo de Folk y mucho de la influencia de Rhythm and Blues que tenían los faces pequeñitos.


Cinco tipos con pelo largo, uno con una botella de vino, otro con una boa en el cuello... señores de blogger: ¡censuren este blog pero ya!


En el camino dejaron 4 discos de estudio, un puñado de grandísimas canciones (Stay With Me, Bad 'N' Ruin, Richmond...) y unos directos realmente arrebatadores que fue lo que realmente les hizo famosos. Durante el 71 fueron una buena respuesta a los Rolling Stones, pero el grupo, en pleno desarrollo, se rompió de nuevo debido a que Rod empezaba a tener éxito con sus trabajos en solitario y ya se planteaba que el tinte rubio platino iba a ser lo más en el final de la década de los setenta.


¿Por qué se deberían reunir?


Si todo el mundo merece una segunda oportunidad (excepto algunos complementos de vestuario de los años 80 y la carrera musical de Almodóvar), los Faces se la merecen aún más: sacaron sus cuatro discos en poco menos de tres años y se evaporaron tan rápidamente como comenzaron su andadura. Si los Rolling Stones se convirtieron hace muchos tiempo en una banda de estadio, puede que los Faces sean capaces de dar una vuelta de tuerca al Rock 'honkey tonk' del que hacían gala, Ya saben, mezclando los pantalones apretaditos, con las voces potentes y la influencia del Blues y el Soul siempre presente.


Nunca lo diríamos en público, pero el señor 61&49 y yo tenemos fotos muy parecidas a estas... De hecho ese traje de cuadros forma parte de mi fondo de armario.



Además sería una buena razón para homenajear a Ronnie Lane (muerto en 1994 por esclerosis), un personaje realmente importante en la música inglesa, pero frecuentemente olvidado. Por no mencionar que sería una forma de demostrar al mundo que Rod Stewart fue una vez un cantante de rock más que solvente (ahora que sus últimos discos son perfectos para la sala de espera del dentista), que Ron Wood nunca estuvo tan cómodo y acertado como en The Faces y para dar un poco de vidilla a Ian McLagan y
Kenny Jones, que desde que uno dejó de ser teclista en las giras de los Stones y el otro baterista de The Who no se tiene noticia ninguna, aunque infundados rumores les sitúan en la órbita de Juan Pardo como grupo de apoyo, tiemblen.


¿Por qué no lo han hecho ya?


El problema de esta pregunta que nos hacemos es que la respuesta es "que sí lo han hecho ya". Los Faces, con más o menos miembros presentes, se han ido reuniendo en los conciertos que Rod daba por el mundo. En 1986 fue la última vez que se vio a los cinco juntos (y con Ronnie cantando desde una silla de ruedas), pero últimamente se ha insistido en el rumor de que la banda podría volver a salir de gira en el presente año. Parece que Rod y Ron han hablado seriamente del tema, pero éste último no está últimamente para muchos trotes, después de que su problema con el alcoholismo volviera a hacerle una visita y se escapara por Irlanda con un 2x1 ruso (botella de vodka y una joven de 18 años), lo que provocó que a Mick Jagger se le pusiera el morro torcido (hocico lumpión que decía mi bisabuela) y, según dicen las malas lenguas, que le prohibiera hacer cualquier tipo de gira con otro grupo que no fueran los Stones.


Rod Stewart: "Mira Ron, cuadrando las lindes tenemos espacio para la pista de pádel y unas zonas comunes con baldosín muy pintonas".



Posiblemente el actual guitarrista de los Stones (y al que si miran detenidamente puede que le vean un parecido a los cuervos que salían en Dumbo) se pase la advertencia por el mástil de la slide guitar, apoyado por Rod, cuyo odio (recíproco es verdad) a Mick va más allá de tirarse unos papeles mojados con un boli bic. Nosotros, mientras tanto, nos gustaría ver a Los Faces de gira, por una razón muy sencilla: hay muchos grupos que pueden sonar como lo hacían ellos, pero puestos a tener en vivo a un grupo que interprete un Rock rasposo, sucio y con el toque justo de chulería, mejor tener a los Faces. Y no me llamen nostálgico, que acabo de quitar el hule de todas las mesas de mi casa (pero no la bailarina de flamenco y el toro, esos se quedan).




Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín





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sábado, 21 de marzo de 2009

Conversaciones insustanciales sobre música (IV)

Terror. Hay que prestar un disco.


Ese arte de tragicomedia que es dejar un disco suele consistir en situarse delante de la estantería de los discos, echar un vistazo a los bordes de colores (color azul Verbatim si el lector es un poco barba negra), alargar la mano para elegir uno/varios de ellos/ellas, elegir una bolsa de tamaño adecuado al objeto que se debe de introducir en ella y por último salir de casa con la sana intención de dejárselo a un mortal. Básicamente eso es todo. Lo juro. Pero en el fondo de nuestra cabeza hay un galimatías de razones que hay que organizar para que todo esto se cumpla con el efecto previsto, al fin y al cabo uno puede ser tremendamente maniático con estas cosas. Analizamos de modo intrínseco alguna de ellas:


Digan lo que quieran, pero me costaría mucho dejarles un disco. Pincha en la imagen si no quieres quedarte ciego


Masturbaciones mentales previas: La primera comienza por preguntarse que seleccionar, para ser sinceros es un poco como el sexo, en un principio uno es generoso, pero en el fondo, una parte es egoísta y lo que quisiera es que el disco que va a dejar guste tanto como a uno mismo. Pero ojo, sin llegar a pasarse, porque si el desenlace final es que se convierte en algo mucho más especial para el receptor tienes que volver a casa y volver a escucharlo por si alguna composición petroquímica se ha escapado por el camino de tu audición.

La segunda es puramente trastornada y desconfiada: ¿debo dejar un disco que no pueda recuperar? Cuesta casi tanto trabajo como ver entero un programa presentado por Juan y Medio, pero personalmente me cuesta dejar discos en vinilo y ediciones que no pueda bajar a una tienda y volver a comprarlo a un precio razonable de recuperación.

La realización de un análisis psico-fisiólogico puede aclarar dudas. Pese a lo chiflado que pueda parecer, observar el comportamiento de una persona ante sus objetos personales no hace sino aumentar mi pesimismo para los préstamos vinílicos. Una vez me sentí incapaz de prestar un disco a un chaval de clase poniendo todo tipo de vagas excusas para no hacerlo, pero es que vi el aspecto cochambroso y maltratado de su mochila y una calculadora sin el signo de dividir en el que las pilas se sujetaban con un trozo de un celo que vivió épocas mejores y opté por gastar dinero en grabarlo con urgencia.



Rob piensa que despúes de una gran recolocación escribiría el Top 5 de discos perdidos mediante préstamo

Nudo: Los primeros días bajo la ausencia discográfica son llevaderos, pero para este caso el tiempo no cura heridas, sino todo lo contrario. Cuanto más prolongada es la ausencia de un ser querido empiezas a preguntarte si no está recluido entre los debut discográficos de Maria José Galera y Jesulín, o peor todavía, violado y sodomizado por toda la discografía de El Canto del Loco. Pese a los intentos de tranquilizarse y de preguntas tristemente encubiertas para saber si todo va bien, la agonía del tiempo no hace sino estar cada vez más inquieto.

Desenlace y razones para pisar un pie a alguien: Primer matiz, es posible que no exista desenlace, que el disco no lo vuelvas a ver y que no servirá de nada acudir a Lourdes y rezar por ello, más tarde o más temprano tendrás que cubrir el hueco dejado en la estantería.


El sueño y a la vez pesadilla de muchos es enfrentarse a semejante estante


Casi es tan humillante como lo anterior a que el disco haya pasado una temporada en la guerra de Vietnam con su temporal dueño. El espacio tiempo no engaña, y la mayoría de las veces no es posible que suceda esto. Por lo tanto, no tiene justificación que el libreto se haya utilizado para envolver un bocadillo de sardinas o como prueba policial para examinar huellas dactilares. Una vez me devolvieron un disco de los Smiths pegado con celo, pensé que al menos había un camboyano con corazón e intentó operarlo con más ilusión que éxito.

Sé que me dejo unos cuantos desenlaces, alguno tan puñetero como una devolución justo cuando acabas de comprarlo pensando que ya no lo ibas a recuperar, pero es que me acaban de pedir un disco y vuelvo a estar frente a la estantería repitiendo todos y cada uno de los pasos anteriores.
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martes, 17 de marzo de 2009

Contacto con tacto (VIII): The Steepwater Band


Sala El Sol (Madrid) -12/02/2009


Si esto no fuera un bloc sobre música y sí sobre cómics, seguramente el protagonista negativo, la némesis de esta historia sería un señor malísimo, un malo de opereta que se encargara de poner todos las dificultades que se pueden interponer entre unas amables y bondadosas personas amantes del Rock 'n Roll y uno de los mejores grupos que han venido últimamente desde los estados juntitos. Por si se creen que exageramos haremos una rápida enumeración de los obstáculos, problemas y objeciones de conciencia encontradas: el concierto era un jueves, día señalado por los más crápulas para ejercer su derecho a tomarse unos asuntos en la tasca de la esquina o bien para un acto de introspección buscando una reacción parecida a la que Santa Teresa tuvo en su momento. Por otra parte el susodicho concierto tenía como hora de inicio las 23:30, con lo que todos los juanlanas que al día siguiente tenían que a trabajar en la central nuclear (nucelar, se dice nucelar) se hacían a la idea de que antes de la 1:30 no saldríamos de la sala, con lo que teníamos que hacer frente a la dura decisión de alcanzar el estado zombie en nuestro puesto de trabajo al día siguiente, pedir el día libre o dormir sin pijama esperando el oportuno catarro. Como susto o muerte, vaya.


Steepwater bandFue un momento cumbre; Tod diciendo a Jeff: "¿eres poeta?". El resto sólo hay que imaginárselo



Por si fuera poco, los dimes y diretes de internet aseguraban que los señores de Chicago venían un poco perjudicados, añadiendo a su lista de souvenir españoles la típica gastroenteritis tonta que te deja con ganas de no salir de la cama (a propósito de todo esto, nuestros espías nos han confirmado cierta polémica suscitada en los foros musicales acerca de qué población tenía la culpa de los males de la Steepwater Band, mucho se habló de la mariscada culpable como la búsqueda del Santo Grial de todas las intoxicaciones, pero amigos míos el problema no fue la calidad, sino la cantidad, ya que Jeff, Joe y Tod parecen que acabaron con las existencias de percebes y demás en todo el norte de España).



Bueno, ya sabemos todo lo que jugaba en contra de los que se acercaron el jueves a la sala el Sol (incluida la expedición garajera, acompañados esta vez por el señor Café Olé, gran catador del género rock en todos sus afluentes, menadros y deltas), pero también había mucho a favor: volvía a España de una de las mejores bandas de blues rock (o como quieran llamarlo) que han salido de los EE.UU. últimamente (junto con los Black Keys), tras una actuación memorable en el Azkena. Además, venían a presentar su nuevo disco, producido por Marc Ford (ex Black Crowes) y con unas canciones que van desde los Beatles más lenionanos, hasta los desarrollos eternos de Neil Young. Si alguna vez participan en una hipotética resurrección del 'Un, dos ,tres' y les preguntan por grandes tríos musicales de ahora, hoy y siempre no lo duden, mencionen a la Steepwater Band, después de los Tres Sudamericanos, por supuesto.


Steepwater BandSe lo crean o no mi madre me abraza con menos cariño que Jeff a su Gibson



Con una puntualidad extrema, los tres señores (una mezcla entre hippies y una cuidada despreocupación por lo que la pasarela Cibeles ha dicho que está de moda) se presentan ante media entrada con el Grace and Melody bajo el brazo y, al menos, dos discos anteriores igual de buenos: Revelation Sunday y Dharmakaya Además, tenían fama de entregarse tato en calidad (capaces son de marcarse un 'Cortez The killer' dejando claro que Neil Young tendría en ellos a unos dignísimos sustitutos de los Crazy Horse si estos decidieran dejarlo) como en cantidad (en Gijón estuvieron tocando tres horas y media los angelitos).


Pronto arrancaron con las primeras canciones del Grace And Melody, como la beatlemaniana 'All the way to nowhere' o la contagiosa 'Lord Knows', que no dejaron dudas de lo que nos íbamos a encontrar: una base rítmica de acero puro formada por el hierático Tod Bowers (hay gente que ha perdido fortunas jugando con él a mantener la mirada) y la titánica batería de Joe Winters; ellos podían llenar toda la sala a base de un pulso vibrante, preparado para que Jeff Massey y sus dos Gibson hicieran ver al respetable que se puede sacar fuego de una guitarra sin tener dos yescas a mano. ¡Qué manera de dar guitarrazos¡ Si los expertos opinan que Gregory Townson de los Hi-risers es la mejor telecaster de la década, Jeff sería un candidato más que posible que obtener este título en cuanto a las Gibson se trata, hizo de todo: riff devastadores, punteos que homenajeabean al mejor rock sureño (slide en el meñique incluido) y solos infitinitos que se movían entre la improvisación y la maestría técnica. Con ‘Healer’ ya habían empezado a carburar y la sala el Sol ya empezaba a quitarse los jerseis necesarios (no sé cuándo es el consabido veranillo de San Miguel, pero el pasado 12 les aseguro que no) y a moverse al son de la voz del propio Jeff, otras de las armas del grupo, tan aguardentosa como la de Frank Beard de ZZ Top, pero con tono cálido como el mejor Soul que se les ocurra.


Steepwater BandYo les dije: "chicos, moveros para que dar un efecto desenfocado" y así salío. Robert Capa, muérete de envidia.



Estuviéramos preparados o no atacaron de improviso con ‘Waiting to be ofended’, canción fundacional de su nuevo disco, arriesgada (en el álbum dura 13 minutos y 34 segundos), e increíblemente bien tocada en directo. Faltaba el Rhodes que tiene la original y el espectacular duelo de solos que nos entregan dos ‘mancos’ como Jeff y Marc Ford, pero de alguna manera el primero logró suplir con creces la falta de personal inspirándonos a todos para poder hacer el trabajo de dos al día siguiente en la colocación. Una hora de concierto y quedaba lo mejor, 'Revelation Sunday' y su estilo danzarín, 'Roadblock' y su ritmo monolítico, donde se mezcla un riff poderoso con una melodía sureña. Estos tipos pueden hacer de todo, lo mismo se ponen más acústicos y sacan una vena campera (camisa de rodeo incluida) que entregan himnos como 'Fire Away', con una coda final que alargaron para satisfacción de los presentes y de un señor de Huesca que es muy dado a cogerse satisfacciones por las canciones bien interpretadas.



El tiempo se agotaba (se supone que tocarían unas dos horas, posiblemente porque un señor de gafas podría presentarse en la puerta vestido con una bata y pantuflas diciendo que es el alcalde de Madrid y que ya va sendo hora de terminar el concierto), pero antes había que dejar la sala patas arriba con un ‘Grace And Melody’ en el que Joe Winters comenzó a crecerse de mala manera, lo que sin duda contribuyó a que la última canción del setlist 'World Keeps Moving On' (lenta al inicio y desbocada como una manada de caballos salvajes en su final) fuera el momento cumbre de contacto entre público y grupo. Se esperaban unos bises, incluida una vibrante versión del 'Live With Me' de los Stones (desde Garajeland pedimos la prueba de paternidad de Tod Bowers ya que tenemos fundadas sospechas de que su parecido con Bill Wyman no es sólo casualidad). Así acababan dos horas de gran concierto, bueno así y con unos saludos a los artistas con pelo de Hollywood, ya que los muchachos se bajaron después para tomarse un refrigerio (todos menos Tod, del que se dice que tenía una cita con un tal señor Roca).






Por si no lo han notado, este humilde mensajero recomienda fervientemente la ingesta de los discos de esta banda de Chicago, así como la asistencia a los conciertos y comerse todo lo que hay en el plato que hay mucha hambre en el mundo. Quizás no estaban en la mejor forma (lo de Gijón tuvo que ser delirante), pero aún así dieron dos horas de Rock de muchos quilates, rock clásico, rock actual, el rock de siempre. A estas alturas del tema y con el aliento de la radiofórmula en la nuca sólo le pido a la bestia parda zurda (el bueno de Jimi, el verdadero dios del Rock) que al menos tenga dos horas al año de esto, que no es poco.

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein.

P.D.: dejo con un vídeo de la actuación. Pido públicamente perdón ante mi pesadez durante el concierto para sacar fotos y mi posterior pataleta porque mi móvil y la luz roja de la sala no se llevan muy bien, por dios qué lamentables fotos.

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viernes, 13 de marzo de 2009

Recordando al camello


Young-Holt Unlimited - Plays Superfly (1973)



El otro día pensando sobre aquel ministro japonés con una tajada de sake similar al guión de una película de Mariano Ozores reflexioné sobre algo que no tenía ningún parecido con lo anterior: Hacía bastante tiempo que no se hablaba por estos lares de ningún disco negroide funk, y pese a que últimamente no hayan sido días de buenas acciones sociales (intenté robar una piruleta a un niño o agredí a un perro que estaba tranquilamente leyendo El Mundo) quería demostrar que aún me quedaba algo de Alma. El remiendo se llama Young-Holt Unlimited y un disco realmente cuidadoso en el que repasan de forma instrumental y a su manera el Superfly del admirado Curtis Mayfield.


Cartel promocional de Emidio Tucci rechazado para el "Ya es Primavera Jazz en El Corte Inglés"

Bajo una infame portada estilo cajón de ofertas de mercadillo musical; en la que los capos de esta formación, Eldee Young e Isaac “Redd” Holt, posan simulando que sus micrófonos son armas adquiridas a secuaces de Al Capone; se esconde una formación que estuvo durante veinte años en el circuito de Jazz-Soul que dio Chicago a principios de los sesenta. Ciudad que acogió a Curtis Mayfield en sus ventosas calles y partícipe del género cinematográfico más chusco de los setenta, el Blaxpotation, que enseñó a la muchedumbre a como había que vivir del lujo que suponen los abrigos de pelo, las cadenas de oro con el símbolo del dólar y por supuesto drogas y armas a doquier como modo de subsistencia en tiempo de crisis (vaya, tiene cierto parecido a las inmobiliarias hispanas), pero con alguna banda sonora realmente presentable.


La facultad de enfermería en los años sesenta, se nota quien iba a estudiar y quien esconde botellas de Dyc bajo el micrófono cabelludo

Yendo al lío: La sabiduría adquirida por Young (bajista) y Holt (batería) durante sus largos años de aprendices de Jazz en los cincuenta les hace rodearse bastante bien para este “toqueteando Superfly” que sería su disco de despedida. Especialmente notoria es la aportación de Ken Chaney en el piano eléctrico que le da sonido Funky al álbum. En la primera cara del disco se encuentran las cuatro versiones del Superfly: “Freddie´s Dead”, “Give Me Your Love”, “Pusherman” y “Superfly”, todas ellas un interesante punto de vista de las originales, pero huérfanas de la guitarra de Curtis se antoja difícil que superen al gran maestro. En el disco también cabe destacar una composición llamada “Hey Pancho” (sí, el título suena a llamada perruna) y una alucinógena canción de Chaney llamada “Mystical Man”. Un disco elegante, íntegro, con unos ejecutores de primera pero sobre todo una escucha muy curiosa para fans del Superfly, aunque no tan redondo como esa gran obra maestra que conseguía que una película mala fuese aun peor cuando se la comparaba con su banda sonora.


Se agradece al señor Efraín “Purple Rain” que nos pasara amablemente el vinilo a calidad emepetrística, para ello solo tuvo que renunciar a visitar una Jam Session basada en otra Jam Session Funk. Aun así agradecemos su trabajo tan poco remunerado por nuestra parte.


contraseña: peluquin

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martes, 10 de marzo de 2009

Contacto con Tacto: Los Coronas


Sala Sol (Madrid) - Aproximadamente el 13-2-2009


Auspiciado por las buenas directrices provenientes del enano buceador y su cuadrilla de celebérrimos comentaristas, un servidor se sintió en el deber de acudir a una de las citas más originales que se pueden contemplar en algunas fanegas a la redonda. Se trata de Los Coronas, un grupo de mediada la península cuyo placer musical es mezclar el Surf con la música fronteriza mejicano-americana con un toque de Spaguetti Western. Y aunque creas que esto es un plato de Ferran Adriá, no lo es, es la mezcla musical de cinco Malasañeros que llevan dieciocho años al frente de un grupo que presentaba lo que es su último disco, El Baile Final de Los Locos y Los Cuerdos.


La mirada de David a Fernando es presagio del momento intimo que vivirán un poco más tarde


Aunque el propio grupo se cachondee de su asignada etiqueta musical de Surf-Rock, nos sirve de partida para definir un poco mejor lo que hace esta banda de malabaristas del espectáculo. Principalmente hacen lo que muchos grupos: salen al escenario, tienen instrumentos musicales y se ponen a tocar. La novedad para lo que suele ser un concierto radica en que sus canciones son puramente instrumentales, y que nada más comenzar el concierto realizan una versión del Radioactivity de Kraftwerk. A partir de ahí se suceden canciones de puro ritmo a lo Dick Dale (si, el de Pulp Fiction) que va dejando al personal quemando zapatillas pese a que uno no está en el Sur de California y que la playa más cercana sea la que está en la carretera hacia el Monte del Pardo.

Apoteósico final en el que intentaban reparar las bombillas con sus instrumentos


Por el grupo pasan Fernando Pardo que ejerce de hablador y guitarrista, dando pausas al concierto con gracia y humor, haciendo mucho más ameno el descanso de instrumentales con trompeta. Javi Vacas es el que aguarda por el fondo del escenario con una sección de bajo increíble. Robbie Lozano es el batería más alejado del fondo del escenario desde tiempos de antaño, al que el grupo se tuvo que adaptar para que este amante de los ritmos complicados disfrutase un poco. David Krahe se va batiendo en duelos guitarreros con Fernando Pardo hasta que tienen que intercambiar manos con mástiles, los pies con las caderas, los riñones con el omoplato y uno detrás de otro (si no lo entienden vean fotografía adjunta) tocando compenetrados sus instrumentos, musicales se entiende. Por último, la novedad tiene de nombre Evgeni Riecmkalov, que es ucraniano, toca la trompeta, en un grupo español, que hace música Surf (a orillas del Manzanares), de aires mixto mejicano, a la limón de un sonido de la cabra cañí y que realiza cambios de tercio toreros como si hubiera aprendido durante toda su vida a la sombra de un tendido en Las Ventas, todo un compendio de influencias.

Aunque pretendan que la gente les grite machotes, la cara de Fernando Pardo denota gusto y placer culero


Lo cierto es que las dudas de un concierto instrumental son disipadas en poco tiempo, Los Coronas es un grupo altamente recomendable para ver en directo y si un mafioso como Steve Van Zandt es un confeso fan y editor de sus discos en Estados Unidos, puede que alguna química especial tengan. Porque al igual que la mafia, resultan ser tremendamente adictivos.

Evgeny, un tío con klase y de la zona más flamenca de Ucrania



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miércoles, 4 de marzo de 2009

Fastos, guateques y fiestas de guardar ( I )

"Espero que hayamos superado la prueba"

En un ejercicio que nos ha costado lo nuestro (no se puede ser tan desastre de manera casual, hay que esforzarse de verdad) este humilde blog sigue la tradición de llegar mal y tarde a los homenajes, efemérides, bodas, bautizos y comuniones de cualquiera y no iba ser menos con el cuadragésimo aniversario del concierto en la azotea de Apple de los Beatles. Y con esto, y sin proponérnoslo, entramos directamente en la semana Beatles (si unimos el anterior artículo del excelso compañero 61&49), que viene a ser la respuesta garajera a las ofertas irresistibles de otros centros comerciales, pronto iniciaremos los 8 días del beat o las rebajas del soul, A su tiempo.

Y qué vamos a hacer: ¿una crítica sesuda de la importancia de tan magno acontecimiento? ¿Un comentario inteligente e impagable que divida a nuestros ávidos lectores entre la loa y la genuflexión reverencial? Saben perfectamente que no estamos a la altura en ambos casos, así que vamos a tratar de hacer un remiendo, un bodoque, una suerte de manual de primeros auxilios por si les ocurre tener un grupo de éxito internacional y conocen alguna azotea libre…


beatles rooftop concertA ver... quién se ha dejado el coche en doble fila, John, no mires para otro lado que tienes todas las papeletas.


Ingredientes


La facha: (nótese el género del determinante para evitar confusiones). Para esto hemos partido de la base de que van a tener acceso a los armarios de madres, abuelas y tías con derecho a estirar carrillos. Teniendo esto en cuenta, lo primero es decidir quién llevará cada prenda: así uno tendrá que ponerse el traje negro del abuelo, que debe estarnos algo rabicorto y tener una tarjeta de visita de los salones Piscris en un bolsillo. Otro tendrá que hacerse con el abrigo de chinchilla negro para que luego sea revindicado por la movida madrileña.

Los peor parados tendrán que conformarse con el abrigo de pieles (ideal para el frío mañanero, pero poco adecuado para ir a una tomatada de ese pueblo que una vez al año es protagonista gracias al telediario de Antena 3) y con una chaqueta de cuerazo rojo que seguramente sea tendencia en algún momento de la pasarela Cibeles. ¿Todos listos?, ¿sí? Como lo más normal es que no tengan ninguna de las prendas a su disposición., habrá que conformarse con el chándal de tactel, el abrigo cedrecero, el traje de chorrerras azul y el igloo (falso, por supuesto). Como diría Homer: ta bien, te bien. Pasemos al siguiente punto.


beatles concierto azoteaAdivinen: aquel día les dijeron que no iban al parque de atracciones y sí al dentista. (Oh no, ya estoy mezclando cosas de mi propia vida con el bloc).


Las pintas: En esta efemérides no están admitidos señores sin folículos pilosos a flor de piel, por lo que las barbas postizas que tan buena salida tenían en "La vida de Brian" son aquí utilísimas. Hagamos recuento: necesitamos dos barbas, una recortadita, otra desaliñada, el bigote de Antoñito Alcántara en Cuéntame o de Antonio Resines en los años 80. Por otra parte los pelos largos, lacios y sueltos tan indispensables como la patillaza también o en su defecto el pelazo afro para el que haga de Billy Preston (personaje nada querido en este juego -cual enano en el Golden Axe- debido a que hay que cargar con el tecladito).


Los instrumentos: llegamos a un punto delicado, porque se nos sale la cosa de presupuesto de mala manera, como si de una una obra en casa se tratara. Por resumir: necesitamos un bajo Hofner con forma de violín, una Epiphone Casino lijada, una Fender Telecaster Rosewood, una Ludwig Clásica de arce (sin pintar, que se puso de moda) de finales de los sesenta y un Fender Rhodes para el bueno de Preston. Si no han ido sumando, mejor no lo hagan y prueben con el laúd del primo que tocaban la tuna para ligar (sigue soltero), el casiotone y la batería de cocina de tu casa, que por si no lo saben, el Superpoly de Falomir juegos es casi, casi, igual que el Monopoly.


beatles get backLa misma foto en color, que no recordaban que George fuera hindú? (pues mira que dio pistas: el sitar, el maharishi...). La pregunta importante es: ¿está realmente muerto Homer Simpson?


El emplazamiento: aquí la especulación inmobiliaria ha terminando con la posibilidad de hacer en un concierto en cualquier sitio, pero si insisten les recomendamos que no intenten montar los amplificadores, batería y órgano en esas bonitas cornisas triangulares de los chalés de las afueras porque la cosa puede acabar como el rosario de la aurora. Desestimado esto, nos queda tirar por las grandes urbes y sus edificios de más de dos plantas. Recomendamos el regateo con los porteros de fincas, especialistas en controlar el flujo de extraños por sus edificios. Sus víctimas favoritas suelen ser los carteros comerciales, pero cualquiera es susceptible de tener que pasar por el: “chist, chist, chaval, a qué piso vas”. Superado este obstáculo (para el que recomendamos tener un Mal Evans o cabeza de turco de turno), sólo hay que apretar el botón del sexto o pisos sueriores, forzar la cerradura con una cizalla, montar todo el escenario, llevar a unas cuantas personas para que ejerzan de testigo, buscar un enfuche o varios, hacer el juego de la pajita más corta para ver quien es el portavoz cuando lleguen los antidisturbios…


Bueno, pues esto es todo, salvo un San Pancracio, que como diría mi madre nunca viene mal. Así que: tienen la facha, las pintas, los instrumentos y el emplazamiento. Todo perfecto; menos que, por alguna razón que no comprenden, el primer acorde que tocan (seguramente Mi menor) no te hace sonar precisamente como estos señores que tocan el de vídeo de aquí abajo. Normal, estamos hablando de los The Beatles, que incluso en horas bajas (en 1969 estaban más concentrados en tirarse trastos a la cabeza que en seguir con el grupo) eran capaces de entregar obras maestras sin despeinarse como la conocida 'Get Back', la honesta y sentida 'Don Let My Down', la bicéfala, genial y ocasionalmente olvidada 'I Got a Feeling', 'Dig A Pony' y como ironía final 'One after 909' (una de las primeras canciones compuestas por Lennon).


george harrison simpsonGarajeland recomienda a sus lectores epilépticos que pongan la mano en la mitad inferior de esta foto para evitar disgustos


Un grupo todavía lleno de talento, agotado de ellos mismos, pero con una química en el escenario (en la azotea o en el salón comedor) que podrían tener más efectos sobre los casquetes polares que el consabido cambio climático. Señores, hace 30 años que estos muchachos fueron obligados a detener el último concierto de su vida como grupo y nosotros nos unimos al homenaje proporcionando la actuación completa (divida en cómodos plazos, digo vídeos). No obstante, si todavía tienen ganas de emularlos, nosotros denegamos todo conocimiento, excepto si se les ocurre una mejor manera de terminar una carrera musical que las últimas palabras de John Lennon que titulan este artículo. En cuyo caso, somos capaces de hacer el camino de santiago al paso de Fraga, por poner.








P.D.: he sabido que U2 también han tocado en un tejado para la BBC (otra vez, sí). En homenaje al Beatle favorito de mi madre y utilizando sus sabias palabras dirigidas a los Solfamidas:

"Eso ya se hizo" (preferiría haber puesto aquello de "¡qué tipo más salao!", pero no pegaba)


Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín


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¿Una secta llamada R&B? Habría que estar loco para no ingresar en ella


Downliners Sect

Cuando uno se acuerda de los Rolling Stones se imagina un pedazo muy importante de la historia del Rock, con todo lo bueno y todo lo malo de morritos y compañía. Pero hubo un tiempo en el que éstos no eran ni los más famosos, ni los más ricos, ni los más buenos, ni los más guapos (bueno, a lo mejor esto sigue igual); simplemente eran uno más, en donde la sana competencia entre los grupos era saber cual era mejor, más salvaje y original utilizando menos luces, artificios, giras en las que se cuentan tráileres con una hoja de Excel pero en donde primaban las buenas canciones por encima de cualquier otra cosa. Esta situación era la que vivían en Londres a principios de los sesenta, donde un buen puñado de grupos se refugiaban en el círculo de R&B que encumbró a los Stones pero que dejó a otro de un salvajismo comparable a los Pretty Things llamados Downliners Sect.

Todos sin tocar y uno que no se entera, el batería. De verdad que es que siempre son los mismos...



El grupo se formaría en lo que Rob denominaría en Alta Fidelidad como “un cagadero de la periferia de Londres” llamado Twickenham. Michael O'Donnell (conocido en el gremio como Don Craine) que es un guitarrista obsesionado por el Blues entra en una banda llamada The Downliners, a la que en breve le haría una limpia de personal digna de un buen día del Señor Burns, tanto es así que el propio Craine, que empezó como guitarrista, pasa a ser cantante; el batería y fundador Bo Dilley termina fuera del grupo y es sustituido por Johnny Sutton, al igual que los respectivos bajista y guitarrista, siendo éstos sustituidos por Keith Grant y por Terry Gibson.

Aseguramos que había público, pero Ramón García y Ana Obregón decidieron irse a dar las campanadas, un cuatro de Abril



Puesto que en sus primeros conciertos ya causaban sensación en Twickenham el grupo se tenía que desplazar hasta el centro de Londres para dar un salto de calidad que diría algún contertulio de Carrusel Deportivo. En cada viaje, los miembros del grupo tenían que ir desmintiendo la participación de Craine en Jara y Sedal, pues su gorra de cazador al estilo Sherlock Holmes era motivo de diversas preguntas bienintencionadas. Pese a que el resto del grupo se puso mohíno ante semejante prenda, el tiempo daría la razón a Craine, que no quería enseñar el cartón pero fue su gorra de cazador trasnochado la que se convertiría en un sello identificativo de la banda. Al igual que Twickenham, los conciertos en su local de residencia del West-End eran salvajes e inspirados, por lo que era cuestión de tiempo que un sello independiente como es Contrast Sound se fijará en sus elegantes botines y les contratará para grabar un EP, que contendría cuatro versiones de las grandes obsesiones del grupo: el “Shame Shame Shame” de Jimmy Reed, “Beautiful Delilah” de Chuck Berry, “Nursery Rhymes” de Bo Diddley, y hasta un “Green Onions” de Booker T and the MG´s.

Durante estos inicios de los sesenta, el R&B es todo un filón para esos grandes entendidos musicales: los ejecutivos de las compañías musicales. Firmando para Columbia graban otro par de singles, el primero con una versión de “Baby What's Wrong” y una composición propia: “Be A Sect Maniac” en la que incorporaron al grupo a un músico cuyo instrumento fuera bien manipulable, el armonicista Ray Sone; el segundo con un poco más de éxito que contendría el “Little Egypt” (hecho popular por los Coasters) y “Sect Appeal”. Sería un buen augurio que el Single les diera a conocer, puesto que es 1964 y publican el que sería su LP de debut, “The Sect”, basado principalmente en versiones del Blues de Chicago que se gastaba por Chess pero con el particular sentido del grupo para embrutecer e incendiar el R&B más clásico en pura energía pre-punki, con un añadido músico de sesión llamado John “merodeo por el fondo” Paul Jones.

En alguna de las bodas a las que he ido suele a ver un grupo muy parecido fuera de la iglesia. En el que me incluyo.



Poco después de acelerar las guitarras en su primer álbum tocaría enfurruñar a los de la BBC solo un año después (ya en el palpable 1965). La culpa es de un Ep con el ya tradicional título auto-referencial (“The Sect Sing Sicks Songs”), en el que se incluía la canción “I Want My Baby Back”, una obra maestra que hubiera firmado el mayor especialista de humor negro y que hizo que la BBC los llamará macabros, sombríos y facinerosos. Pese a las obsesiones del grupo por el R&B, el grupo empezó a picotear en otros estilos, materializándose en el segundo álbum, “The Country Sect”, del que dicen los expertos que es uno de los primeros discos que mezcla el Rock con el Country.

Hay que recolocar la chaqueta de cuadros, el pantalón de cuadros y la gorra de cuadros en un mismo indivíduo.

A partir de este segundo disco el declive del grupo fue una constante. Ayudados por el poco éxito de su mezcla de Rock Folk que no debió de resultar muy atractivo ni para los aficionados al pujante R&B ni para los puristas de los sonidos camperos. Lo cierto es que el último LP “The Rock Sect's In” se publicó en 1966, con la curiosidad de que una canción fue escrita por Lou Reed y John Cale, pero por esos años muchos empezaban a elegir a la psicodelia, las cervezas de la garrapata roja y las camisas de perfil hipnótico. Craine hizo una nueva intentona con algún single bastante decente (que creo que hemos incluido en el recopilata para descargar), pero su última grabación sería “I Can't Get Away From You” en 1968.

Como diría Tomás Verleín cada vez que se toma un Nesquik con cuatro cucharadas y media: “Esto ha sido un viaje rápido pero intenso”. Ya saben, acompañen al grupo con un buen refrigerio, que pocas veces encontrarán una secta tan adictiva…y con muchos menos gastos de mantenimiento!

Por birlibirloque de la vida, dejamos un recopilatorio completamente subjetivo con singles de los Sect, sobre todo de sus primeros años y que se pueden encontrar en el recopilatorio de Singles A´s & B´s. Para saber más sobre los tipos más salvajes del R&B no duden en visitar el garaje de Pablo “Pochola” Cazorla, no necesita que lo ordenen puesto que cuenta con un buen surtido discográfico y si la gente se porta bien es capaz de organizar una barbacoa en la puerta en menos tiempo que dura The Witch. Una página imprescindible para conocer el grupo y el mundo garajero más dicharachero.

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Leer toda la historia y tal…