jueves, 21 de julio de 2011

Cortinilla de Estrellas (III) - Uno de los nuestros, Shopenhauer y la influencia musical de Scorsese

Nota no aclaratoria: debido a nuestras ausencias prolongadas del bloc hemos decido entregarles una versión extraverano de una de nuestras entradas. Lo recomendamos como sustituto del cuaderno de sopas de letras con señorita sonriente en la portada que se suelen llevar a la playa.

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“Que yo recuerde, desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gánster”.

Henry Hill siempre quiso ser un gánster, como era vecino de Little Italy en los 50 y su de madre era siciliana tenía gran parte del camino hecho. Martin Scorsese es un director de cine americano, que ahora lleva gafas y tiene pinta de señor enjuto, pero que en los 70 revolucionó el cine con otros compañeros, sin gafas, pero con barba (todos con barba). Arthur Schopenhauer fue un filósofo alemán de peculiar carácter que en otras cosas tiró a una costurera por las escaleras porque hacía ruidos a la hora de la siesta. Esta es la entrada que relaciona la excelente banda sonora con todos estos hechos. Todo por la hipérbole y el desbarajuste. La norma no escrita de este bloc.


Joe Pesci algo molesto ante la frase "tómate el Cola-Cao, que es lo mismo que el Nesquik"


Empecemos por el principio: ¿Por qué querría ser Henry un gánster? Total, los gánster solo tenían poder, dinero, alcohol, cigarillos, vestían horteramente, pero a la última y se quedaban con las mujeres. Razones de peso para que Henry abandonara la escuela (y su futuro como ciudadano de bien) para empezar a trabajar para Paulie, el capo de su zona, un hombre que se mueve despacio, pero que corta las cebollas de la salsa de espaghetti con cuchilla de afeitar. Formara equipo con Jimmy (Robert De Niro) y Tommy (Joe Pesci). Jimmy es un atracador fino y calculador, tan peligroso como amable y todos sabemos que nunca hay que fiarse de la gente amable. Tommy es una espoleta que sostiene un matojo de cartuchos de dinamita sobre un fuego creado a partir de queroseno y mala leche. Pero en formato mini.


En poco más de dos horas asistimos al ascenso, frenesí y posterior caída de Henry en la familia. Por el medio, la inestimable colaboración de Karen (la mujer de Henry, que también se mueve como pez en el agua en el ambiente familiar y trato amigable que dispensan en la Cosa Nostra) varios asesinatos, unos cuantos robos, algunas de las mejores secuencias jamás rodadas en el cine y una selección de canciones que no sólo funcionan como fondo musical, sino como una suerte de calendario cinematográfico que dejan mi burro con cola en un simple adorno molón y tardoclasista.


Y parecerá mentira, pero esta película existe por la facilidad de Martin Scorsese para parecerse al niño que siempre enferma de los Simpson. Sus días en la cama mirando por la ventana le otorgaron una visión cinematográfica de la calle de Queens que terminó por fundamentar su obsesión por el cine y varias oportunidades de tirar un globo de agua al vecino al que tenía manía. 


Su primer acercamiento al mundo del hampa de Nueva York ya fue muy personal: Malas Calles; con Uno de los Nuestros volvió a tratar el mismo tema, por el simple hecho de que la novela que fundamentó el guión hablaba de la mafia como si de una verdadera familia se tratara. El concepto de familia es tan importante para Scorsese que su madre  tiene un papelito en la pantalla y su padre fue encargado de vestuario (según Martin nadie planchaba los cuellos de las camisas como él) en la película.


Coger la salida que pone "Al Perdigón" o seguir por Tordesillas. El dilema del hombre moderno


La familia es un elemento importante, pero Uno de los Nuestros es mucho más: encierra una visión cínica sobre el sueño Americano, una fuente de referencias inagotable para un capítulo de los Simpsons tan bueno como "Bart, El Asesino", así como un concepto filosófico (cuidado se acerca el momento donde nos empezamos a irnos por las ramas y ustedes deberían huir) relacionado con Schopenhauer, que además de ser el pitufo gruñón de las reuniones de señores que piensan cosas, refrendó sin saberlo la aventuras de Henry con su visión de las cosas. Para Schopen, el mundo tal y como lo conocemos (integrado como personas, árboles, perros con sombrero y berbiquís) es una mera representación. La verdadera naturaleza se encuentra debajo de ella y es la voluntad, que él definía como como una fuerza ciega e incesante de hacer lo que nos da la real gana, de satisfacer nuestros impulsos. Esta voluntad se puede saciar, pero el efecto se pasa al rato y volvemos a querer bebernos una Duff detrás de otra. Ese acto de voluntad nunca satisfecha es definida por Schopen como el sufrimiento perpetuo. Henry defiende su vida gansteril precisamente porque le permite colmar todos sus caprichos y necesidades. ¿Le apoyaría Schopenhauer? Voto a tal que sí.




Los temas y tal...



Desde Garajeland proponemos al tío Paulie como el nuevo cocinero de la tele. Puro incluido



Rag To Richies - Tony Bennet
Henry: “Si Polly se movía despacio era porque no se tenía que mover por nadie”.

No deja de tener gracia que una película empiece con una canción como ésta, que nos pone en en situación a tantos niveles que no me llegan los dedos de la mano para contarlos. Primero: el que canta es un vecino, uno de los nuestros: Tony Bennet, nacido en el mismo barrio de Queens que Scorsese y uno de los ídolos dorados de la canción popular hasta que el Rock dejó algo olvidados a gente como él.


Rag to Richies fue número uno en los EE.UU. y se trata de una expresión bastante conocida en los países de hablas extranjeras (básicamente los anglófonos y mi pueblo, donde habitan gentes de peculiar acento) y viene a definir la situación de alguien que pasa de la pobreza a la riqueza. Cenicienta sería un buen ejemplo de esta expresión y pronto yo mismo, si mi boleto del euromillones y mi pacto de sangre con aquella bruja de los Dothraki llega a buen fin.


Scorsese juega con la propia trama de la película abriendo con esta canción, que explica muy a las claras qué vamos a ver a continuación: sus personajes, sus historias y cómo se relacionan. Todo está en Rag To Richies que comienza, para cerrar la paradoja, justo cuando Henry cierra un maletero que incluye una sorpresa en su interior. Una que nos recuerda la más amplia tradición de la mafia, su gran especialidad.


61&49 y servidora intentamos el mismo numerito en un bar de la capital. No es por nada, pero qué bien me sientan las transparencias



The He Kissed Me - The Crystals

Karen: “Henry, a qué te dedicas”
Henry: “A la construcción”

Estamos en 1963, Phil Spector empieza a dominar las listas de éxito americanos previamente a que los melenudos devolvieran a su manera una cosa que pasó con el té hace muchos años. Henry por su parte ya es un tío hecho y derecho y su posición en la familia es ya notable.


Si esto fuera el programa de Garci les hablaría de encuadres; cámaras;  John Ford... y fumaría, fumaría muchísimo. En Garajeland les aseguramos que si esta escena, que rompe con la canción de las Crystals, nos les hace meterse directamente en la película (recordemos la simplicidad de la puesta en escena: una cámara sigue a Henry y Karen por un laberinto de puertas, pasillos y gentes de un bar) les damos la parte proporcional de las propinas que se reparten en la secuencia. Creo que la última vez que el señor numérico y yo fuimos tan generosos fue por un use y disfrute desmesurado de la crema de orujo de un bar.


Scorsese se mete en el bolsillo a todo el mundo con una demostración casi palabras del poder que un chico listo podía tener en Nueva York en los sesenta. Una influencia que no es sugerida en poco menos de 3 minutos y con el primer número de uno del muro de sonido de Spector. Se podrá decir muchas cosas de Scorsese, pero no que no tenga clase.


Como Poochie él también se fue a otro planeta




Baby I Love You - Aretha Franklin
Tommy: “Eh, araña, cuando vengas para acá traeme un Cutty Shark con agua”.

Henry comienza a querer más de lo que puede tener: amantes, drogas, Tommy también y se sale de madre de manera continua. Lo que empieza con una sencilla visita guiada por la casa que Henry pone a su querida (sí, señores, en determinados momentos utilizo vocabulario propio de Lina Morgan) termina con dos partidas de poker. Una que casi da en el blanco y otra que termina por atravesarlo varias veces.


Para ilustrar el hiato de la historia, el amigo Martin juega en las ligas mayores tirando de Aretha y una de sus canciones más Pop (y no por ello menos genial). ¿Qué tiene Baby I love you? Un ritmo saltarín, unos coros femeninos en su sitio y la mejor voz de la dama del Soul que nos podemos encontrar, la de los sesenta. Si buscan la canción, ojo con la coma detrás de Baby, que las Ronnetes también tienen una canción de parecido nombre.


Por si se lo preguntan: no están buscando el chiquitazo que acompaña a toda bolsa de patatas




Gimme Shelter - The Rolling Stones
Henry: "¿Qué os dije?"
Jimmy: "Está bien..."
Tommy: "¿Qué coño bien? Está fenomenal"

Cuando le preguntaron a Mick Jagger por la canción que no tocarían nunca en Shine a Light (el documental que rodó Scorsese sobre estos hombres de la época de antaño) respondió sin dudar que Gimme Shelter y terminó por confesar que no lo hacían porque Martin había casi conseguido colarla en toda su filmografía y que igual alguna canción más les quedaba en el repertorio.


Nadie quita razón al bueno de Mick, pero es que también hay que reconocer que pocas canciones tiene la fuerza que la composición del Let it Bleed destila. Casi 4 minutos de pura fuerza, con unas guitarras amenazantes de Keith Richards en primerísimo plano y una Mary Clayton a la segunda voz que, además de comerse a Mick Jagger con patatas, debería ser la persona que nos anunciara que el fin del mundo está cerca. La canción habla sobre la guerra, la violencia, violaciones... todas esas pequeñas cosas que hacen nuestra vida mejor y cuya presencia en la película coincide con el desmoronamiento de Henry. Un momento de corta duración, exactamente lo mismo que Gimme Shelter suena en pantalla, 30 segundos.


Más o menos esta sería mi cara si alguno de los presentes me dice: "no he visto Uno de los Nuestros".



Sunshine Of Your Love - Cream
Henry: "Por primera vez me di cuenta de que Jimmy estaba hecho un manojo de nervios".

Que Robert De Niro sabe actuar caben pocas dudas en este blog. También es bien sabido qe hace unos años ha sido sustituido por un gemelo malo llamado Hugh que se dedica a empañar años de intachable trayectoria como actor. Pero en Uno de los Nuestros es el bueno, el que puede dar miedo y al mismo tiempo puede caerte bien en la misma escena.


Socorsese le conoce mejor que nadie y por eso le reserva este plano, que vale millones, y que comienza justo donde el riff principal de la canción de Cream irrumpe. Jimmy ya sabe lo que va a hacer, nosotros también y el pobre Morry no mucho. Y lo mejor es que no ha dicho ni una palabra, tan solo da caladas a un cigarrillo mientras Clapton y Bruce nos cuentan cómo va la cosa del amor. Ya saben, no confíen en la gente que fuma ni tampoco en el amor y si no recuerden a Sara Montiel, que desarrolló un principio de tabaquismo esperando al hombre que ella quería.
El cameo del doctor Hibbert, haciendo de (nadie lo esperaba)  médico


What it’s life? - George Harrison 
Henry: “Te lo dije, me ha estado siguiendo toda la mañana”

Para la escena más trepidante y loca de la película; esa que prometiste no ver a tu médico de cabecera, Scorsese mezcla hasta cinco canciones, que están entrando y saliendo de escena manteniedo el ritmo de la acción. En esos momentos suenan el Monkey Man de los Rolling Stones, el Mannish Boy de Muddy Waters o la canción que hemos seleccionado. La música y el montaje (obra como siempre de Telma Schoonmaker) derrochan adrenalina y si no consigue acelerarte el pulso es que probablemente estés muerto o requetemuerto. What it’s Life es una elección ideal para la escena (aunque está pensada como contrapunto) por alegre, por desenfadada; por ser representativa de dos hitos musicales de los 60 (el muro de sonido y los Beatles) y por cerrar el círculo que representa la película: es la última canción que suena antes de los créditos. Dime, ¿qué es la vida?


Contraseña: peluquin


Uno de los Nuestros es una peli sobre la mafia, pero también sobre América, la amistad, la traición y los lábiles hilos que vertebran estos temas. Una lección de realidad moral en la que el antihéroe recibe el peor castigo posible a sus años de crimenes: una vida anónima alejado de los lujos y privilegios de su vida delictiva. Una vida que no hubiera aprobado nuestro querido Schopenhauer al que bien le podrían haber dado un papel en la película si sus patillas alemanas hubieran sido aceptadas por Scorsese. Nosotros, como seguidores del rito de poner más patillas a todo, estamos con él.

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miércoles, 22 de junio de 2011

Un agradable rayo de luz para este verano: The See See


The See See - Late Morning Light (2011)

En el marco musical del siglo XXI en este país hay tres cosas que se pueden reseñar a la misma altura: La primera son los votos que da Portugal a todas las canciones españolas malas que participan en Eurovisión, la segunda es la meteórica carrera en la canción melódica del señor Van Houten, y la tercera es que en este bloc aparezca una novedad discográfica. Entiéndase que para nosotros una novedad es un disco que salió a principio de este año y que los responsables del mismo no facturan un cancionero ni arty, ni trendy, ni surrealista, ni ninguna de esas cosas que se dicen para justificar discos tirando a malos, sino que le dan a la canción popera con un irresistible gancho melódico. Antes de que oigan hablar de ellos por el medio equivocado, es decir, por lo que dice la radio que se oye por todo el patio de su casa, quédense con el nombre de The See See. Y también de este bloc, porque no, que últimamente nos publicitamos peor que el turismo de Afganistán.

Estupenda imagen del grupo que nos recuerda Quién Sabe Dónde pero no el bigote de Paco Lobatón

La historia de los See See deja Tú a Boston y yo a California en un viaje con un amigo en autobús interurbano: cinco miembros de cuatro países distintos, tres continentes, procedencia de bandas como los Soledad Brothers, Waxwings o Eighteenth Day Of May; una base de operaciones en Londres y un nexo común de que todos fueron a colegio bilingüe y por eso se entienden cuando hablan. Ejerce de capo un sueco: Richard Olson, un inglés hace un fino a trabajo con guitarras eléctricas y acústicas (Pete Greenwood); el bajista de los Waxwings de Detroit, Kevin Peyok; de batería otro conocido de la escena de Detroit, Ben Swank; y un neozelandés que se mueve por los teclados, Phil Anderson. Ya sé que en este punto el lector se habrá encontrado decepcionado con el chiste, principalmente porque falta el español para que sea gracioso y que mi imitación de Chiquito de la Calzada puede ser de las más lamentables del país.

Tras publicar unos cuantos singles que se convirtieron en piezas codiciadas para los seguidores de conseguir piezas codiciadas y vales de descuento para gafas graduadas, se lanzan a publicar Late Morning Light. Disco cuyas canciones picotean de diversos estilos: un poco de psicodelia pero sin llegar a ser excesiva provocando alucinaciones que ni las portadas de algún periódico nacional, otro poco de Folk inspirado en los sonidos sesenteros, algo de powerpop, y mucho estilo en las canciones de este quinteto. Por definirlos con alguna jerga al uso, son algo así como unos jovenzuelos de la costa oeste americana (pongamos que con pasión por los Byrds o Buffalo Springfield) que se llevan a su terreno la experiencia de un viaje a lo mochilero por Londres, con la dieta de comer sándwiches de supermercado que eso conlleva, y esa habilidad británica para la melodía y realizar canciones instantáneamente adictivas, algo que parece que han perdido pues andan enfrascados en otros menesteres musicales.

El caso que le hacen al señor de la guitarra es el mismo que me hace Don Tomás si ve pasar por la calle a Scarlett Johansson

Entre los grupos de canciones a encontrar en este álbum de debut, se pueden dividir entre aquellas que son absolutamente inmediatas, siguiendo la comentada tradición inglesa de hacer canciones que se agarran a tus entrañas en la primera escucha y las que necesitan de un par de escuchas (en mi caso no he necesitado más de un par). En el primer aspecto se podrían destacar el inicio del álbum de “Mary Soul” (Traducido es Mari Alma), la inabarcable por su muro de sonido y sorprendente a cada escucha “Keep Your Head” o “Half A Man And A Horse´s Head”. Si bien yo destacaría la otra faceta más oscura y romántica del grupo, las canciones que necesitan de dos escuchas en lugar de una para un completo disfrute: “Little Tease”, “And I Wonder” y mi favorita del disco, el cierre de “That´s My Sign”.

Como colofón a este estupendo disco, el sello vasco que tan buena pinta tiene (Spring Records) acaba de publicar un single de estos peluquines y que un menda ya está en ciernes de apalancarse. Única posibilidad vinílica que queda al alcance, pues los bellacos como yo ya hemos visto como se agotaba la limitada tirada de Late Morning Light. También rezando estoy para que la prensa inglesa no se entrometa entre el romance que me está provocando este grupo y los pase al lado más baboso de la música, en forma de babas y otros fluidos en donde todo tiende a volverse pegajoso en cuanto uno intenta meter la mano. Nos harían un gran favor a los que lo de andar con mermelada en los dedos nos da un poco de cosa.

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martes, 31 de mayo de 2011

Noticias de baja estofa (I): Sting

Sting hará una mini gira tocando en pozos como homenaje al episodio de los Simpsons “Radio Bart”, en el que fue la estrella invitada del mismo.

El artista británico conocido como Sting realizará una mini gira de tres conciertos por pozos ubicados en tres pueblos aun por determinar. Según ha confirmado el ex miembro de The Police se le ocurrió la idea mientras se asomaba a un pozo: “Me asomé a un pozo en Entrepeñas (Zamora), empecé a entonar un verso de “Englishman In New York” y quedé asombrado de su acústica. Me dije a mí mismo que sería una oportunidad fantástica de darle otro enfoque a mis canciones”.

Si hay algo que achacar en un dibujo Simpsons es cierto aire de pelo Mullet que lleva Sting. No pasa nada porque lo pueden reciclar como caricatura de Joey Gladstone

Tras tocar en escenarios de medio mundo, bosques abulenses y en casas de la Toscana, Sting se hará acompañar para esta ocasión de la orquesta sinfónica de Múnich. “Quería ir con la filarmónica de Berlín, pero son demasiados y no entramos todos. He completado la banda con la tuna de Ingenieros Agrícolas, el que toca la pandereta es un excelente músico, cuando la gente vea el solo que se marca en Roxanne sabrán de lo que hablo”.

Sobre el episodio de los Simpsons que ha inspirado su nueva idea declara que se siente “Realmente orgulloso de haber participado en el mismo. Cavar pozos fue uno de mis primeros trabajos aunque siempre acababa con la mano llena de callos y sólo podía tocar al bajo "Bolero a Murcia", y el dibujo que realizaron era mucho más cachas y con más pelo del que tengo ahora. Me encantó.”

El precio de las entradas oscilará entre los 50 y los 150 euros más gastos de gestión, según sea la altura a la que esté ubicado el asiento y la humedad que haya en el mismo. “Creo que es muy buen precio por una gira única, la orquesta son muchas bocas que alimentar, los de la tuna beben un montón de sangría y yo me llevo sólo un 90 % de los ingresos de la taquilla”.

Sobre el asunto de que muchos de sus fans tiraran a un pozo alguno de sus últimos trabajos por lo decepcionados que se sentían con ellos, el artista no ha querido hacer declaraciones al señor bajito del departamento de investigación de garajeland.
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martes, 24 de mayo de 2011

7´´, 45 r.p.m. y cuatro pequeños trozos plásticos: The Jam

The Jam 1978s singles.

Con una memoria en pleno proceso de huelga, pero aun puedo recordar las clases de filosofía, cuando esta asignatura se impartía incluso a los que no sabíamos qué hacer y estábamos en ciencias porque había que estar en algún sitio. Y seguimos estando en algún sitio, aunque ese es otro tema. Sentado en dos patas de la silla por algún lugar que en una botella de Mahou sería más cerca del culo que de la boquilla. En chándal, porque los vaqueros se sacaban en las excursiones al museo del Prado. Un profesor vagamente esmerado en contarnos aventuras y desventuras para sacar de la cama a alguna neurona y que algún tipo con bigotillo o tipa con pechos desarrollados años atrás (sin filosofía me di cuenta por mi mismo que pertenecía al primer grupo) profundizara en algún que otro pensamiento abstracto. En concreto ese de que el hombre es libre porque siempre se encuentra ante posibilidad de elección (pero no de erección curiosamente). Te contaban para explicarlo el ejemplo del señor malo que te viene a robar y te apunta con una pistola, la elección es darle los cinco euros de la cartera o que te meta una bala en la cabeza. Situaciones abiertas. La leche pensaba uno porque pensaba poco, es verdad. Y una mierda.

The Jam en plena protesta por la reposición indiscriminada de series ya olvidadas como "Canguros"

Si en algún momento actual el señor malo entra por la puerta de casa, es probable que entre porque yo le abra, pero el tema y tal es que entre. Amenaza porque tiene pistola, y te apunta a la cabeza y te dice: “Te voy a choricear todos los singles de los Jam, pero como yo también estudié filosofía te dejo que te quedes con uno”. Y ahí es donde digo lo de “y una mierda”. No tendría posibilidad de elección, quiero todo, no me puedo desprender de una sola de las partes. Concretamente tengo una época favorita en la que las dudas me asaltan con más agresividad que el hombre malo con pistola: los singles del año 1978. El mismo en el que publican mi disco favorito de los peluquines Mod, All Mod Cons. A saber: “News Of The World”, “Down In the Tube Station At Midnight”, “Bomb In Wardour Street” y “Strange Town”, que la añado al paquete porque aunque se publicó en el año 79 se grabó un poco antes.

Perteneciendo a una época muy particular del grupo, en la que pasan paulatinamente del sonido casi punk a diversificarse en otros estilos en los que Weller siempre se sentiría más cómodo, cada single es muy diferente del resto. El primero de ellos es News Of The World, en el que la canción principal es de Bruce Foxton, amén de la tercera en discordia del single, “Innocent Man”. Situación que creo que no ocurre en ningún 7´´ del grupo. Paul Weller cuela en la cara B la estupenda melodía popera de “Aunties And Uncles”, siendo curiosamente una canción escrita en pleno proceso de transición del peluquín, pues sufre cierta desilusión con las canciones grabadas por el grupo para lo que será el siguiente álbum. Ciertamente este momento de desencanto puede ser motivado por la mala elección de una colcha para pasar el invierno, pero afortunadamente el amigo Weller encontraría el camino en composiciones posteriores. Podría ser uno de mis favoritos si no fuera porque el sólo mencionar eso de un conjunto de tres canciones en las que sólo una es de Paul Weller es casi una herejía.

The Jam en plena protesta por el aumento de las canciones malas de las tiendas de ropa que se oyen incluso en la calle 

El encuentro con dicho camino se encuentra en el segundo single en cuestión: “'A' Bomb In Wardour Street”, imprescindible letra del Paul Weller que le vuelve a situar como la bombilla más clara de todo el movimiento punki de las islas británicas. Si “News Of The World” no había contribuido para bien en la imagen del grupo para la prensa, tampoco lo haría que All Mod Cons fuera presentado con un single que contenía como doble cara A (no existe el término B en los propios créditos) una versión del intocable Ray Davies, pese a que en mi vaga opinión la versión de “David Watts” desmerece muy poco de la original. Menos mal que “A Bomb In Wardour Street” es una canción imponente, llena de rabia y con una letra que no hizo amigos a Paul en la pandilla que lucían imperdibles en los pezones, desmarcándose así de un movimiento en el que se sentía más incómodo que Calatrava con una fachada recta. No citaremos pues desde este punto a The Jam en el punk como tal. Podría ser uno de mis singles favoritos si no fuera porque siempre me interesó más que en los mismos se pudieran encontrar canciones que no estuvieran en el LP.

Tercer 7´´ del lote: “Down In The Tube Station At Midnight”. Ya está, ya se puede decir, Paul Weller alcanza cotas de composición al nivel de los más grandes, y además tan elegante que nadie tendría reparo en llevarle a merendar a casa de una abuela. Canción perfecta en todos los sentidos, letra insuperable, aunando estilos musicales como el Mod Revival y el New Wave de forma elegante y una portada mítica en la carrera de la banda. En la cara B se encuentra una nueva versión MODerna, “So Sad About Us” de Pete Townshend y una composición de Bruce Foxton, “The Night”, canción intensa aunque sin llegar a los niveles de lo que estaban haciendo en las canciones de All Mod Cons. Podría ser uno de mis singles favoritos si no fuera porque no es el único que han realizado, cosa que hubiera facilitado bastante la elección.

The Jam en plena protesta por el aumento de precio del bono bus de diez viajes

Cuarta y última reseña, a modo de bonus porque se ha colado mientras inhalaba los vapores del limpia cristales y porque cuadra muy bien para completar el póker de singles. “Strange Town” es una encantadora canción, que sólo se puede encontrar en formato single, en recopilatorios, en este bloc, en canciones en directo, en tributos, en anuncios de mundos extraños cuando existan anuncios de mundos extraños y en el remake de “La ciudad no es para mí” en caso de que en algún momento se realizara, es decir, en un par de sitios solamente. Todo esto no quita que sea una gran canción, acompañada en la cara trasera del disco por “The Butterfly Collector”, canción tenue y menos luminosa a lo habitual en el grupo.

Afortunadamente, ningún hombre malo no ha querido robarme estos singles, aunque pensándolo fríamente admito que si alguien quiere conseguir semejante material algo de buena persona debe de tener. En cualquier caso ya va siendo hora que deje de filosofar y quitarme de una vez por todas el bigotillo y el pantalón de chándal, que llega el verano y empieza a hacer calor.

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martes, 17 de mayo de 2011

Los Padres de la Criatura: Badfinger


No Dice (1970)

Uno de esos días. Los de levantarse con la pierna izquierda (o derecha según la lateralidad cruzada con la que hayan nacido). No atinas con el despertador, pero sí tu muñeca con la mesilla, el perro se ha comido tus zapatillas y la avería de Gas Natural -que te tiene sin agua caliente desde hace dos días- sigue siendo registrándose como “incidencia”. Eres la misma persona que ayer, pero con rotura de escafoides, unas zapatillas babeadas y una temperatura corporal tan baja que asustaría a la comunidad médica. Y aun así sales a la calle convencido de que el día mejorará. Eres un espíritu inquebrantable, que es parte de las mejores cosas del ser humano y también un motivo por el que las razas alienigenas creadas por Douglas Adams nos miran con desdén. La conclusión es que poseemos una incombustible fe en que todo va a salir bien, incluso cuando el sentido común, la experiencia y un señor con tricornio y vestido de verde nos dice: “por aquí no se puede pasar”. Esto se da en nuestro vida, pero también en la música. Normalmente no se reparará en ello, pero Badfinger es el mejor ejemplo de este comportamiento que se me ocurre.


Si se preguntaban a qué nos referimos en Garajeland cuando hablamos peluquines, lo hacemos
exactamente de ESTO


El grupo del que hablamos hoy se tenían mucha fe, es la única razón para que fueran capaces de dejar un legado tan importante (y en tan poco tiempo) con todo lo que tuvieron en contra. Quizás no sea del todo cierto decir que contaban con elementos en contra. Pongamos que todo a su alrededor se desarrollaba de tal forma que, lo más sensato, sería salir corriendo sin mirar sin llevabas las piernas depiladas. Hagamos una lista: son un grupo de Gales, un lugar donde por mucho que te pongas no puedes escribir mejor que Dylan Thomas, jugar al fútbol mejor que Ryan Giggs o vivir mejor que John Benjamin Toshack. Con esas premisas, a los buenos de Badfinger sólo les quedó dedicarse a la música. Seguimos con las cosas en contra: son uno de los primeros grupos en fichar por el sello Apple de los Beatles (que nacía como una gran idea comunitaria de empresa creativa y acabó teniendo un éxito pareció al Rascapiquilandia europeo), graban un primer disco y resulta ser un fracaso comercial. En sus primeros años tampoco parecía el grupo más estable del mundo (entre 1967 y 1969 cambiaron dos veces de guitarrista y una de baterista). Y este disco tuvo que competir en las listas con el Plastic Ono Band, All Things Must Pass o el Led Zeppelin II (y lo irónico es que colaboraron en dos de ellos...). Así pintaba la cosa.



Badfinger fichó por Apple cuando todavía eran los Iveys, grupo que ya contaba con Peter Ham y Tom Evans en sus filas y que se formó en los albores de los años 60. Tras unas cuantas actuaciones y ya con Mike Gibbins como batería comenzaron a tener cierta reputación como banda gracias a que sus canciones se revelaban como pequeñas perlas cultivadas de la música pop. Sin embargo, no fue hasta que Mal Evans (otro sexto beatle) les vio en un concierto y les fichara cuando comenzó su relación con la discográfica de la manzana, lo que para bien y para mal les cambió la identidad para siempre. Tras la firma, lanzaron su primer single, el fallido Maybe Tomorrow, que alcanzó el top ten en Japón, pero no en Inglaterra o EE.UU. El grupo, por su parte, se encontraba viviendo momentos duros: creían que Apple no hacía bien su trabajo y Ron Griffiths (guitarrista) tenía sus más y sus menos con Tom Evans, lo que acabó con el primero fuera de Badfinger. Pete, comprendió que les faltaba algo a su sonido, lo que me suele ocurrir a mí con el cus-cus cuando no le he puesto el conjunto de especias verdes, y llegóa a la conclusión de que el ingrediente X no era otra cosa que darle a algunas de las mejores melodías de pop de las islas la rasposidad de un buen riff de guitarra eléctrica. Una mezcla ésta del Pop y el Rock que hoy llamamos Power Pop y que nos parece lo más normal del mundo, pero que en esa época casi necesitó de un referéndum tipo "Sí a la 24" para consolidarse. Conviene recordar que en los 60 el Pop y el Rock eran compartimentos estancos excepto si los Beatles decían lo contrario (y en 1969 estaban ya muy ocupados autodestruyéndose).



Ya con la nueva formación (Joey Molland se unió al trío como sustituto de Griffiths) y con el grupo rebautizado como Badfinger ( nombre que viene de Badfinger Boogie, uno de los nombres que los Beatles barajaron para el With a little help of my friends) la cosa empieza a fructificar, primero gracias al single 'Come and Get it' escrito y producido por Paul McCartney. Un número uno que les lleva a grabar su segundo disco, el magnífico Magic Christian Music, una especie de tótum revolútum que incluía canciones de la banda sonora de la peli que protagonizaban Ringo y Peter Sellers, composiciones de los Iveys con nuevas grabaciones del Maybe Tomorrow (que en formato disco no había salido en ningún país anglosajón). Esta práctica, la de meter todo en una cesta y esperar que salga bonito y cohesionado por la gracia de Cthulhu, es el truco que llevan buscando esos magos bromistas que meten tu reloj en un pañuelo, sacan un martillo y muestran una amplia sonrisa mientras proceden con el elemento percutor y tú te das cuenta de que ni es una comedia, ni el mago se llama Splendini.


"Por última vez, que no vamos a tocar Help"


Tras ese disco, el camino de Badfinger parecía encauzado, así que no tardaron mucho en ponerse a grabar su tercer LP, No dice (una expresión originaria de los juegos de dados que viene a decir algo así como: “de ninguna manera”), de nuevo bajo la producción de Mal Evans con portada a lo mata hari y lleno de canciones de toneladas de talento. El nuevo sonido del grupo es identificable desde los primeros segundos de ‘I can’t Take it’, primera muestra de la maestría de Pete Ham como compositor: menos de tres minutos de fundamentos del Powerpop en los que se demostraba que el grupo iba a tener una capacidad casi mística de juntar el brío de las guitarras de Joey y Pete con melodías que rondarán tu cabeza con una facilidad inusitada. Después de este inicio, el disco sigue demostrando sus credenciales con dos canciones que desmontan todas las ideas preconcebidas que se tuvieran del grupo: ya no eran un grupo de baladas o, por lo menos, no únicamente; eran capaces de conjugar sus dos vertientes, como bien demuestra el cambio de 'I Don’t Mind' o 'Love me do', composición de Molland que además de un gran paso para poder diferenciarse de los Beatles (junto con otros detalles como que eran cuatro, melenudos, grababan en su sello y si cerrabas los ojos te costaba distinguir las voces de Tom y Pete de las de John y Paul) es una conexión directa con el nuevo sonido que estaban creando.


Llegamos a 'No matter what', que fue el primer single (tras un par de arreglos en unas nuevas sesiones de grabación dirigidas por el gran Geoff Emerick, ingeniero de los Fab Four). Una muestra majestuosa de cómo una buena canción puede convertirse en lo que marca la diferencia entre un gran disco y una absoluta obra maestra. No creo que nunca haya hecho una lista de todo lo que tiene que tener un canción para que ganarse mi atención, pero les puedo decir que No Matter What tiene todo eso y algunas cosas más de reserva: riffs de guitarra que te atrapan, la conjunción perfecta de tres voces trabajando las armonías eficazmente y un cambio (lo que empieza a partir de "Knock down the old gray wall") que conjuga al mismo tiempo la complejidad y la imposible sencillez de hacer un tema completamente adictivo.


No pensarían que iba a resistirme a los encantos que Google Imágenes y su imparcial buscador

Aunque si por algo pasó a la historia No Dice es por contener la canción más recordada de Badfinger, o mejor dicho, la canción de Badfinger que más conoce la gente, pero que nadie sabe de quién es realmente y que se añade a esa lista de canciones originales que son menos radiadas que sus respectivas versiones ('All Along the Watchtower', te miro a ti) Nos referimos a 'Without you', que alcanzó fama mundial gracias a la excelsa voz de Harry Nilsson (algún día le dedicaremos un algo a ese un borrachín entrañable) y a una versión de Mariah Carey no apta para diabéticos (a la que no dedicaremos ni un minuto más). La canción, que aquí tiene un tono más folk, deja a las claras el talento de la dupla Ham/Evans para componer (la estrofa es obra de Pete, mientras que el estribillo fue aportación de Tom, ya ven, repartido como buenos hermanos). Los siguientes cortes, como 'Blowdyn' son los últimos vestigios de los Iveys con su sonido antiguo, algo que Better Days rompe por completo gracias a un riff que recuerda en estética y sonido a los que Mick Ronson fabricaría para Bowie en esa época. Del mismo modo, 'It Had To me', supone uno de los mejores momentos de Badfinger, una canción que debemos a Mike Gibbins, el batería. De inicio emocionante, es una de esas melodías que parece que va a romper por alguna parte gracias a la interpretación de Pete y al que siempre, y no sé por qué, lo emparento definitivamente con toda la cara B del 1# Record Big Star. palabras mayores.


Final del disco para 'Believe Me' de Tom Evans, una aproximación -en cuanto a sonido e interpretación- a las canciones que John Lennon entregó para el álbum blanco: honestidad ante todo y, en este caso, un estribillo vibrante. Badfinger saben jugar como nadie con el fino equilibrio entre lo delicado y lo directo y Pete lo vuelve a demostrar con 'We’re for the dark', un fantástico mantra tocado por la inspiración de un genio compositivo, la diestra labor de producción de Geoff Emerick ( el sutil arreglo orquestal es una maravilla) e interpretada con una de las mejores voces que ha habido en este estilo musical. Una voz que podía llenar estadios y tocarte la fibra, ser el nexo de unión entre la exquisita educación victoriana y las pelis de golpes de Guy Ritchie.





Decir que Badfinger merecía mejor suerte, no es hacerle justicia del todo. Coetanos y fundadores del Power-pop sin pretenderlo y sin ser conscientes de ello, se les puede considerar a como uno de los padres de la criatura, quizás el menos reconocido de todos y, con seguridad, el de pasado más trágico: Pete Ham y Tom Evans se suicidaron (con unos pocos años de diferencia) por culpa de contratos no pagados y , para más inri, por los derechos de su canción más exitosa: 'Without You'. No sabemos cómo habría continuar su carrera, pero hay seguro dos elementos claves que seguro se repetirían: el talento y la peculiar inconsistencia del ser humano para hacer lo que parece que está destinado. En el caso de Badfinger, contaban con mucho de ambas.

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viernes, 13 de mayo de 2011

Contacto con Tacto (XIV): Doctor Explosion

Sala El Sol, Madrid, 7 de Mayo de 2011

Una de las normas no escritas de este bloc (en esto nos parecemos un poco a Corea del Norte) es la de apoyar siempre a los pirados (en esto ya no nos parecemos tanto), y aunque esta vez nuestro apoyo se redujera a la mínima expresión en forma del que subscribe, en forma de cuerpo serrano para matizar, seguir las andanzas de un buen elemento del género como Jorge Muñoz-Cobo se hacía tan necesario como la asistencia al concurso anual de chile con carne de Springfield, pues es en el género psicótico en general, y en el músico-garagero en particular donde a los Explosión se les puede considerar algo así como un orgullo patrio.


Si alguien no sabría diferenciar a primera vista un concierto de Mike Oldfield y Doctor Explosión: El primero no usaría calcetines, y el segundo utilizaría su poder poniéndolo en la guitarra.

Habituados como estamos a rendir homenaje culinario previo a cuanto grupo vemos en directo, esta ocasión era especial: primero porque Doctor Explosión son asturianos y permitió honrarles de forma muy sabrosa a base de un buen canapé de cabrales; segundo porque la mayoría de los grupos a los que nos acercamos a ver en vivo son anglosajones, su gastronomía no nos gusta demasiado y acabamos sustituyendo nuestra dignificación particular por elementos de la patria como la morcilla de Burgos o el bocadillo de queso manchego. Tras la ingesta del mejora aliento bajamos las escaleras de la Sala Sol sin tropezar y con ganas de ver como sonaban las canciones del último disco del grupo: Hablaban con frases hechas.


Pertrechado por un pañuelo al cuello un poco de Mari Pili apareció Jorge Explosión acompañado de sus ahora compañeros Pablo en el bajo y Pibli maltratando la batería. Concierto que empezó tocando canciones de una en una y una detrás de otra como no podía ser de otra manera, con muy pocas pausas entre ellas, como debe ser, sólo cortadas en ciertas ocasiones para afinar la preciosa Gretsch de la que se hace acompañar ahora Mr. Jorge. Como mi memoria está muy poco fina en los últimas décadas me resulta imposible realizar un setlist medianamente completo del concierto, si bien es de agradecer que Jorge y los suyos centraran la hora muy larga de concierto en sus últimos trabajos, del estupendo Hablaban con Frases Hechas sonaron “¿Quién quiere lo que tuvo ayer?”, “Liar Liar”, “Nunca estuve allí”, “Te delatas” (rebautizada durante el concierto como “Te dilatas”), “Nada de ti” o la versión garage punkera del “Blue Monday” de New Order, canciones de un disco que ha ampliado las miras de Doctor Explosión a más beat y pop que nunca pero con el garage y el rock and roll por bandera, amén de las chifladas letras del señor Explosión siempre tan de agradecer tras sonar en estos momentos del Spotify un nuevo anuncio de Melendi.


Jorge Explosión tomando aliento para decir de carrerilla las preposiciones, con el "so" y el "cabe" incluidas.

Como la muchachada nunca se queda del todo contenta si no suenan clásicos modernos del grupo, cayeron para el respetable tanto el “Drácula Ye-ye” de Pajares, “Surf Talibán”, “La Chatunga”, “Eres Feo Chaval”, o el “Let’s go to the beach” hasta rozar la euforia colectiva tocando “El Calcetín”, en la cual apareció un calcetín (a tenor de lo visto, usado y del Decathlon) que Jorge no se cortó en colocar en el mástil de la guitarra. Completando la faena sonó una versión de los Plimsouls (creo recordar que era “Lie, Beg, Borrow and Steal”) y un par de canciones de Link Wray, que siempre molan, y si además se hacen entre el público, con toda la sala agachada gritando Comanche, la euforia se desata, y con razón.


No se los pierdan si pasan por su ciudad (están de gira y lo pueden ver en su web), acuérdense de los placeres asturianos, que además de su dieta cantábrica ofrece a uno de los grupos que siempre cumplen en el oscuro panorama musical actual, con pirado incluido. Una oferta casi irrechazable.


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jueves, 21 de abril de 2011

Semana santa: esa época de torrijas, los Shins, o un disco de Elliott Smith.

Elliott Smith - Either/Or y The Shins - Oh, Inverted World

Llega la semana santa, y con ella nuestra habitual reflexión primaveral: ¿El cuerpo nos pide un disco optimista o por el contrario se hace necesaria la escucha de otro más introvertido? Cosas de ser una continua contradicción en mi mismo elegiría siempre la primera opción salvo los días en los que escogería la de hacerse ovillo y ponerme una sudadera holgada para pasar el momento. Ante estas dos elecciones, dos discos a destacar hoy: el primero Oh, Inverted World del grupo de Alburquerque (donde se quieren llevar los Átomos de Springfield) The Shins; del otro lado el intimo Either/Or de Elliott Smith.


La mano izquierda aquí y la mano derecha allá, si ahora tengo otro teclado detrás me convierto en Nacho Cano.


Si durante estas fechas eres de los que se emociona mirando el brote de las hojas de los árboles, bajas a pasear por el carril bici de tu ciudad cuando sale el Sol, las torrijas se convierten en un modo de alimentarse (y bien), y además esbozas una sonrisa cuando bajas a la calle sin paraguas y te cae un repentino chaparrón (y esto no me ha pasado hace unos minutos), tu elección se decantará por los Shins. Grupo de exquisitas melodías pop, optimista en su mayor tiempo y algo melancólico cuando hace falta. Las composiciones del bueno de James Mercer siempre navegan entre las armonías vocales y el soplo del aire fresco psicodélico para entregar un disco de debut pegajoso e inmediato que hará las delicias de los que quieran ser una persona mágica que habita en el país de la piruleta. En cierta película Natalie Portman decía “los Shins te cambiarán la vida”, no sé si tanto, pero pueden arreglar una cara de cartón en media canción.



En garajeland siempre apoyamos el chapuzón seguro, tanto o más que ponerse unos bañadores que se pondría el mismísimo Marichalar



Por el contrario, estás hasta las narices de estornudar por las alergias, ir al campo a ver en su hábitat natural a la ardilla reticulada es tu peor enemigo, las torrijas se te han quedado secas, te has jorobado el hombro cargando con una Virgen que ni siquiera ha pasado por tu casa a saludarte, o simplemente quieres hacerte una bola y sentarte en el sofá con una manta sobre la cabeza sin que cubra tus pies. En este caso Elliott Smith colmará tus exigencias sobradamente. No entraremos en detalle del fatal desenlace de este introvertido genio que dejó una discografía más que aprovechable, sólo decir que Either/Or es una muestra de ello, canciones casi nocturnas, otoñales más que primaverales (aunque esto admite excepciones o el post se va al garete) y conmovedor si éste se cuela por alguna zona sensible del oyente. ¿Qué el disco es tristón? Sí, y mucho, pero no por ello hay que abandonarlo como a aquellos calzoncillos largos con tirantes que ocupan el fondo del armario.

Elijan o no, quédense con ambos, puede ser un poco raro escucharlos a la vez, pero ya saben que con dos altavoces todo es factible, y si no que se lo digan a los cachivaches de la feria en donde el estéreo toma otra dimensión.


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$$$Pincha & Either$$$ $$$Pincha & Inverted$$$




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miércoles, 13 de abril de 2011

¡No puedo creer que lo hayan inventado! (III)




El Spotify, rimas y leyendas




Si esto fuera un blog que reverenciara a los Simpsons sobre todas las cosas ("oh, casualidad, no buscada aliada") podríamos decir sin temor a equivocarnos que Rasca y Pica, la sacrosanta metaserie contenida dentro del mundo de Homer y compañía, encierra en sus metrajes de corta duración todo el conocimiento humano que se puede asimilar de una tacada. Su sabiduría es tal que incluso han conseguido que yo viera la luz, aunque fuera a costa de ver una y otra vez este episodio mientras a mi alrededor, la señorita Weisse y mi numérico compañero movían dos pancartas con las palabras: "Spotify" y "evolución". Tras un rato de zozobra, otro de desesperación de los que sostenían los carteles y una rápida consulta a un libro de ciencias naturales de 4º de EGB llegué a la terrible conclusión: El Spotify hubiera conseguido que Darwin se mesara la barba, (todo grande pensamiento viene siempre dado por este gesto) y dirigiéndose a los listos de la época les hubiera espetado: "sactamente".


No se fíen, estos dos traman funestos planes contra el Cuco, el Bobo y el Zarapito





Dicho lo cual, en Garajeland hemos perpetrado este pequeño texto sobre lo que consideramos importante de esta nueva forma de escuchar música sin sacarla de la funda primero.


Guías "Sr.Mcmazo". Hoy: el Spotify



1) ¿Qué diablos es el Spotify?



Dado que se utiliza en un ordenador, que hay que instalarlo y que necesitas un ratón o un teclado para usarlo sería sorprendente que no fuera un programa para eso, para el ordenador. Una aplicación que te permite tener acceso a un catálogo musical de canciones musicovocales de ayer y hoy (ahora es cuando si me sale bigote me convierto en José María Íñigo). ¿Qué más hay que saber? Pues que te permite escuchar música al momento (más o menos), que es gratis (otro más o menos) y que el logo es verde (esto sí que sí).


Para hacer uso de él, no hace falta levantar a pulso un paso de Semana Santa, como pensaba 61&49, tan solo hay que descargarlo desde su página. Antes también era necesario que alguien te mandara una invitación, alguien que solía ser tu mejor amigo. Ya saben ustedes que los que te proporcionan las adicciones en este mundo suelen ser siempre los más allegados, ya saben aquello del ¿tú también, Bruto?





2) Primeros pasos


De acuerdito, ya está instalada la cosa. ¿Y ahora? Pues lo que recomendaría el Doctor Bartolomé Beltrán: probemos a buscar nuestra música favorita. Empecemos con algún grupo semidesconocido, de carrera irregular y que probablemente tuvieron un boom y luego ya pasaron a ser un Jaime Bores cualquiera. Verbigracia, los Beatles. Bueno, pues piénselo otra vez porque no hay ningún disco de los Fab Four en la base de datos. Antes de arrojarse por la ventana después de cantar cumpleaños feliz, pueden intentarlo con otra medianía tipo Led Zeppelin, de los que tampoco queda rastro alguno. A cambio hay tantos recopilatorios de Elvis Presley que es difícil no encontrar la canción que se andaba buscando. Y esa es la clave, que hay que buscar. Lo bueno es que aquí también contaremos con la ayuda del "quizás quiso decir", amigo inseparable para aquellos que hicimos muchos cuadernillos Rubio, pero nos faltaron las ediciones adaptadas al teclado.



Así es como nos ven en Spotify, pero se equivocan, mis articulaciones no son tan flexibles




Vale, entonces la clave es buscar (muchas veces te llevas sorpresas inesperadas, como encontrar a grupos poco conocidos y favoritos de este blog, como The Scruffs) y cuando encontremos algo que nos satisfaga, lo arrastramos a nuestra lista. Al mismo tiempo, cuando siempre podremos probar la opción: 'artistas similares'. Una característica que comparte la eficacia de aquel mito griego que te permitía ver el Plus con una antena hecha de papel de plata sujetada por tu hermano en ligero escorzo. En realidad, no es que no funcione, es que es todo demasiado autoreferencial (caramba, como este blog): eliges a los Real Kids, pinchas sobre The Dictators y cuál es el primer grupo que recomiendan... un carrusel que sólo satisfará a los amantes de las emociones fuertes tipo el tren de la bruja.


3) El concepto de lo aleatorio


Seamos sensatos, la aleatoriedad del Spotify es tan discutible como la representación pictórica de la dignidad de Kirk Van Houten. Hagamos una prueba empírica: dejen puesto el programa en una sesión de 3 horas; se supone que la probabilidad de que se repita una canción estaría pareja a que por está puerta apareciera Scarlett Johansson desnuda y con un maletín de billetes no consecutivos en las manos ( pausa del autor esperando el milagro), pues como si estuviéramos en una película de Iñárritu, la casualidad parecer ser lo habitual y puede darse el caso de que un grupo suene dos veces y sólo hayas escuchado dos canciones. Si creen que exagero, deberían haber visto mi cara tras sufrir por duplicado el Guantanamera de José Feliciano en cuestión de 10 minutos. En el momento que eso ocurre comienzas a creer en todo: en el heliocentrismo, en la zona-press de Aito y en que es solo un pinchazo y no va a doler nada. "Lo aleatorio y Spotify", cuando quieran hacen una tesis, me tendrán en primera fila tomando notas.



4) La publicidad


Más de 500 años de perfeccionamiento de las técnicas de tortura empleadas por la Inquisición Española (orgullo patrio, no me lo nieguen) han tomado forma, una muy perfeccionada, en el sistema publicitario del Spotify.


Supongamos que te toca explicarle a alguien en qué consiste el Spotify a una persona que nunca ha oído hablar de él, si les dices que el truco para escuchar música gratis es que: 'de vez en cuando se interrumpirá por cuñas publicitarias de 30 segundos', seguramente te contesten: 'no suena mal'. En ese momento, y no otro, es cuando los corazones se rompen y el Necromicón empieza a sacar muertos de las tumbas. En teoría unos pequeños cortes de publicidad por tener gratis todas las canciones del universo conocido parecería un trato más que justo. Les diré dos cosas acerca de esto: en teoría funciona hasta el comunismo, como dijo Homer y que pregunten sobre tratos a un tal Fausto, se ve que él hizo uno que también pintaba bien.


Él también pensó que lo de "ponerle el Spotify" significaba otra cosa


Sí, la publicidad es un peñazo. Es el modelo de la empresa y, si no lo es, debería serlo porque acaba por obsesionarte tanto que eres capaz de pagar por la versión premium e incluso, si es necesario, de donar a varios familiares a la ciencia para eliminar los anuncios. Si este estímulo condicionado no se estudia en las facultades de psicología de todo el mundo es que estamos perdiendo definitivamente el juicio. ¿Y por qué creo que la publicidad del Spotify podría unir al mundo frente a un enemigo común? Porque es malvada, pero con un nivel de maldad que deja a varios de nuestros más queridos dictadores de república bananera en malos de opereta. ¿No me creen? He aquí la tipología de los anuncios del Spotify que pueden aparecer entre, pongamos, el Mistic Eyes de Them y el Love & Happiness de Al Green:



1) Uno propio del Spotify: que suele venir acompañado de un señor locutor, probablemente con bigote, que te cuenta alguna característica de la aplicación. La cuña es perfectamente odiable desde el principio de la misma, porque todas ellas empiezan con un "hola" enunciado con un tonillo que se te queda inmediatamente pegado a tu cabeza y que comienzas a escuchar por todas partes. "Hola" en la frutería, "hola" en la cola del autobús, "Hola en cualquier sitio". Tras un par de días tu estado es parecido al de Homer con la "MOUdista" y al que MOudruga, Dios le ayuda.



2) El de los nombres cambiantes: en este apartado tienen cabida cualquier artista que tenga un politono entre los tres más descargados de España. Lo divertido del caso es que el anuncio vuelve siempre que habrías logrado olvidarte de él y, lo que es mucho peor, que te lo conoces tan bien que notas si han cambiado algo. Yo he sido víctima de tal proceso, tras cerciorarme de que Floraida (que no, no es una chica) cambió su nombre al mes de anunciarse en Spotify por Florida. En realidad, en ambos casos se referían al maromo de la foto, aunque yo en principio me pregunté si no sería un homenaje a Florinda Chico que nos dejó hace bien poco. En cualquier caso, conocerse al dedillo una publicidad y saber quién este señor ya es motivo suficiente para amargarnos el día. Si no me creen, prueben a poner su nombre en Youtube y, si no perdieron el valor como el león cobarde de "El Mago de Oz" , denle al play.




3) El de "Melendis": el Anibal Lecter de los anuncios del Spotify. Que alguien te obligue a escuchar el nuevo single de nuestro querido artista (antes con rastas, ahora con flequillo alisado) es ya de por sí un gran acto de crueldad; que lo hagan 3 y 4 veces en el día sin avisar es para que abran diligencias en la Haya. Si desconocen el significado y alcance de estas palabras: "Yo subo como la marea, yo bajo como la tensión" o no les han chirriado los dientes ante tanto verso libre pleno de talento: "mis sentimientos van en chándal, los tuyos visten de Dior" les diría que no se preocupen más: su vida es plena y feliz. No sé si las ventas del disco de Melendi subieron tras los anuncios en Spotify, pero sé de buena tinta que mucha gente pasó de la total indiferencia a pensar en formar parte de la antigua y mística sociedad conocida como los No-Melendi (con sus monos interpretando la batalla de Gettysburg y todo). Incluso hay un caso documentado por la benemérita que habla sobre un hombre que responde a las iniciales T.V. y que tras escuchar por cuarta vez en el día, tuvo una reacción parecida a la de Begbie en Trainspotting




Declaraciones de Melendi a Garajeland: "Yo siempre a tope con lo mío"


Así que ya saben, aquí les dejamos esta guía que seguramente no les haya aclarado nada (la especialidad de la casa), pero que esperamos les sirva para comprender mejor a los que piensan en "Spotify" como nombre de sus hijos y esos otros que lo ponen a la altura de una colección de cuadros de payasos tristes o como fuente de toda la depravación, protervia y malicia de nuestro universo. Desde Garajeland recomendamos usarlo con mesura, siempre acompañado por un vinilo bajo el brazo y, preferiblemente, con una recortada y una motosierra a prudencial distancia. Antes de dar al play recuerden este mantra: "mi nombre es Ash, electrodomésticos". Ha salvado vidas.


Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein

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sábado, 9 de abril de 2011

7´´, 45 r.p.m. y un pequeño trozo plástico: Lyres



Don’t Give It Up Now / How Do You Know?


Sección en formato reducido que no hace otra cosa sino demostrar que la utilizamos cuando no tenemos tiempo para una en tamaño normal o extra jes extender cuando nos da por alargar un poco la tecla; o lo que es peor, también es utilizada cuando no fluyen ideas, es decir, algo que ocurre la mayor parte del tiempo del calendario juliano por el que nos guiamos. Se nos ve el peluquín, y mucho.

No obstante, todo el texto anterior podría invertirse por un comunicado en el que defendiéramos esta sección como una pequeña delicia, más si en ella se incluyen a los enormes e imprescindibles garageros de los Lyres. Afamado grupo bostoniano del revival ochentero, surgido de las cenizas de los extintos DMZ, en el que Jeff “Monoman” Conolly lidera a todos y cuantos músicos toquen tras él en ese momento. Lo de Monoman que yo sepa no es por su aspecto simiesco, sino por una habilidad sin par para tocar con una mano el órgano Vox que siempre le acompaña, agitar la pandereta con la otra, cantar con la boca, mover la cabeza a ritmo del cuaternario, un pie girarlo en sentido contrario a las agujas del reloj, y en sus ratos libres entre canción y canción tejer una bufanda de ganchillo según sea de fresca la ciudad en la que toca. Tan apañado él como su fama de tipo de complicados modales sociales.

Singles como éste, entregado por Dirty Water, demuestran que existen ocasiones en las que es muy complicado saber cual es cara A, y cual es cara B. Me inclino por “Don’t Give It Now” como primera opción, aunque no descarto cambiar de idea si el viento sopla del Noreste e invertir el orden por “How Do You Now?”. La indecisión personificada.

Servidor: Megaupload. Contraseña: 43gambas

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