martes, 5 de mayo de 2009

El padrino del punk


Johnny Thunders - So Alone (1978)


Quizás muchos de ustedes no me entiendan, pero llegado todo momento en la vida uno comienza a plantearse qué personaje podría encarnar si estuviera en una cárcel de película americana. No se pregunten que si estamos locos, es evidente. El caso es que mi compañero 61&49 tiene claro que él sería un conseguidor, a imagen y semejanza de Morgan Freeman en Cadena Perpetua. Sólo que en el caso de mi numérico amigo habría que darle un vinilo de 7" para que nos consiguiera un martillo de gemas Yo, por mi parte me conformaría con ser el tío Paulie en Uno de los Nuestros, cortando el ajo para la pasta con una cuchilla de afeitar y vestido con chándal cómodo y calcetines blancos.Sin embargo, a estos dos dos personajes podíamos añadir otro más. Alguien que no sería el mejor dotado, pero sumaría a cierto talento una cantidad brutal de carisma y una capacidad para estar 'aquí y ahora' que ya quisiéramos muchos. Ese personaje; mitad leyenda, mitad maldito, un hijo perdido de Keith Richards se llamó Johnny Thunders y fue una figura fundamental y desconocida de la música, del punk y del rock.


Instantánea patrocinada por Llongueras. ¿Nunca habían oído hablar del estilo peinado pero despeinado?


John Anthony Genzale Jr, más conocido como Johnny Thunders pasó por la vida y la música como un auténtico tren descarrilado, saltando de grupo y estilo musical y yendo siempre un paso por delante de la historia (pero sin el crédito que esto merece). Empezó su andadura en 1972 con unos señores que se pintaban como puertas y que inventaron el glam americano y dejaron el terreno perfecto para la llegada del punk. El grupo al que nos referimos empezó llamándose 'Actress' para pasa rpoco después a llamarse New York Dolls. Al frente de estos seguidores de los Stones desfasados, Johnny dejó para la memoria dos álbumes: uno homónimo y el más que respetable Too Much For Nothing que pasaron inadvertidos para el público, aunque confirmaron a nuestro protagonista como alguien muy querido, sobre todo en los bares donde gastaba los pocos reales que su actividad musical le dejaba (muchos de ellos pasaron rápidamente de la categoría de 'bar de mala muerte' a 'bar de mala muerte con baños alicatados hasta el techo, con lavabo de mármol y grifería monomando'). Johnny tenía algo especial: caía bien a la gente y, pese a que su enganche con todo tipo de drogas empezaba a dejar en pañales al de Renton & Cia, fue una de las personas más importantes en el nacimiento del nuevo estilo musical que iba a consolidarse en esos años.


En 1975 abandonó las filas de las muñecas de Nueva York, pero ya les había infectado de una serie de características que les acompañarían hasta hoy a saber: mezcla de música de los 50 con la estética stoniana, canciones de tres acordes y todo el catálogo de productos de Margaret Astor en sus caras. Sin tiempo para cortinillas de estrella de tan gusto de Homer Simpson, Johnny emprendió una nueva aventura en el errático grupo Heartbreakers, que tuvo como primer bajista a Richard Hell (otro personaje de ese tiempo del que algún día hablaremos). Con los rompecorazones grabó un único disco, pero su verdadera contribución a la causa fueron unas giras por Inglaterra que inspiraron a las bandas de punk de allí tanto o más que la visita de cuatro chicos de pelo largo, con vaqueros azules y chaquetas de cuero y que respondían a un apellido común.


Premio para el que me diga la diferencia entre esta instantánea de los Dolls y la puerta de una discoteca cualquiera.


Las actuaciones de los Heartbreakers pasarán a la historia por controvertidas y extrañas. Ni el propio Johnny sabía cómo iba a salir al escenario esa noche, algunas noches era un dandy caótico capaz de entregarse al 100% y otras una versión anglosajona del tío borracho que habita en todas las bodas. Lo peor en esas situaciones es que todo el mundo sabe qué va a pasar pero nadie hace nada por evitarlo; ejemplo: La organización de los juegos olímpicos de Madrid 2016 lleva a la delegación del COI en autobús por la M-40 de Madrid y claro, pillan un atasco de los gordos. Cáspita, nadie podía esperarlo. Con Johnny era igual, se sabía lo que iba a pasar, pero se disfrutaba. De tal manera que si salía cara, lo normal es que el público destrozará la sala de felicidad y rabia ante el concierto visto, si salía cruz, pues más o menos lo mismo.

en 1978 y con todo en contra: un hábito de drogadicción de alto copete, abandono de su banda, la fama de no rebobinar las cintas del videoclub y estando a punto de superar el récord de Keith Richards de 'guitarrista de rock que más veces ha sido dado por muerto', publicó un disco tan acertado como inesperado que bebía de las fuentes más transgresoras del punk (y cimentaba unas cuantas más), pero sonaba como el Rock 'n' Roll de los 50, con toques de música surf. Un disco con corazón de crooner triste, pero envuelto en una coraza dura y rasposa, a imagen y semejanza del propio Johnny. No se puede hacer un disco de una manera más honesta.

El trabajo en solitario de este superviviente (si fuera más conocido se le incluiría como pareja de dobles de Elvis en el torneo de tenis de la isla de los no-muertos famosos. Por si tienen curiosidad se enfrentarían a Jesús Gil y Roald 'el látigo noruego' Dahl) es pura ironía. Se llamó So alone (tan solo), quizás haciendo alusión a sus demonios interiores, a su sentimiento de no-pertenencia a ninguna parte o, sin buscarle tres pies al gatopardo, porque en la portada aparece más solo que la una. Sea como fuere, lo irónico del asunto es que la nómina de colaboradores, en el disco supera al del show de la vuelta de Krusty el payaso: Phil Lynott de Thin Lizzy; Chryssie Hynde de los Pretenders; Steve Marriott de los Small Faces y Humble Pie; Glen Matlock, Paul Cook y Steve Jones de los Sex Pistols; Walter Lure de los Heatrbreakes; Billy Rath, y Peter Perrett de The Only Ones. Como para que saliera un mal disco.


No estuvimos presentes en semejante encuentro, pero seguro que la conversación fue la siguiente: "Sid, dberías revisar el borrador, que últimamente no meten todas las retenciones...".


No me pregunten que si es bueno, es tan bueno que hasta cuesta ponerle una etiqueta; por ejemplo, 'Pipeline' es puro surf, un instrumental que bebe directamente de Dick Dale. 'You Can't Put Your Arms Around a Memory' empieza suavemente con una guitarra acústica para desembocar en un estribillo tan powerpopero que nos hace dudar de lo que escuchamos. Como si fueran disfraces carnavaleros (yo me pondría el de zurullito, que ya lo tengo pensado) Johnny ensaya poses, entregando en 'Great Big Kiss' una canción en la mejor tradición del los albores del género roquero con arreglos de viento y diálogos entre él mismo y sus coristas. Después todo cambia radicalmente hasta mostrar un híbrido entre el 'White rabbit' de Jeferson Airplane y una canción de Pattie Smith. Nos referimos a 'Ask me no questions', donde su voz, como la de un gato jimoteante pero con una personalidad demoledora, pone el perjil en la canción. 'Leave me Alone' nos devuelve al año en el que grabó el disco, tan punk que podría haber sifo interpretado por los Ramones.


Ahí no acaba la cosa, como buscando desconcertar al personal, Johnny nos da 'Daddy Rollin' Stone', que suena a un buen boogie-woogie, con una armónica siempre presente, los acordes de 'Shakin' all over' dando vueltas y la participación de Phil Lynott. Asombroso, hemos pasado por cuatro etapas del rock en siete cortes del disco, pero seguimos: 'London Boys' parece un homenaje a los Sex Pistols (Johnny es más parecido a Johnny Rotten cantando que nunca), mientras que 'She' so untouchable' puede parecerse más a lo que Todd Rugrend hacía por aquel tiempo. Johnny consigue un sonido único, agridulce y complejo, pero tan variado que muchas veces parece que imita, cuando el imitado puede que fuera él, como demuestran 'Subway train' o 'Dead or Alive'; sendos trallazos que dejan pocas dudas de que un día malo de Johnny Thunders podía valer por 100 buenos de otros. Como si de una Copa Danone se tratara, So Alone reserva la nata para el final : la sentida honestidad de So Alone (los golpes de timbales y los parones casi duelen en carne propia).

¿Qué resultado tuvo este disco? Pues fue bien valorado por la crítica en su momento, pero ignorado por el público (un cuento casi tan viejo como yo mismo diciéndole a mi compañero que iba a terminar este panegírico) y Johnny siguió jugando al despiste: desenganchándose y enganchándose de la heroína, apareciendo a tocar en conciertos donde no había sido invitado, aunque le faltó presentarse en alguno de Víctor Manuel y Ana Belén y grabando un directo en Japón donde parecía limpio de polvo y paja. Ese fue su último canto del cisne, el último de un especialista en darse segundas oportunidades que dejó en el camino discos tan interesantes como éste.




Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein

6 comentarios:

Un esquimal onanista (como otro cualquiera) dijo...

Me lo bajé hace ya tiempo del Reino de Mondongo (lo siento, no me he aclarado con la explicación que me dísteis de cómo poner enlaces en comentarios, sino lo pondría aquí) y me encantó.

Un disco variado con un buen montón de temas redondos. El puntazo de meter a Steve Marriott y Phil Lynott en la misma canción deja un sabor a juerga, desenfreno y talento que ni sé.

Jabugo del bueno caballero.

Y oye, la entrada muy bien ¿eh? muy bien escrita y muy bien explicado todo. Buen retrato de uno de los tipos más entrañables del rock'n roll.

Johnny Lebrel dijo...

"el yonki del Rock"
más grande que muchos de sus seguidores y compañeros, una gran tipo.

Aunque os escribía para daros una nefasta noticia, tan dura casi como la muerte del propio Thunders, y es que han largado de la TV a buentro querido y amado Torre-jubilado-iglesias:

http://es.tv.yahoo.com/blog/article/7331/

descanse en paz!!

Space Woody/Jagger dijo...

Sr. Tomas: ha dicho a mi juicio muchas verdades en este texto. Ando estos días recuperando para mi salud el álbum con los Heartbreakers del 77. Debería hacer lo mismo con este So Alone. Saludos.

Tomás Verléin dijo...

Hola con retraso a todos,

@ Esquimal

El disco es muy bueno, tiene de todo como casi todas las cosas buenas. A mí me encanta el diálogo que se marca en 'Great Big Kiss', cuando las chicas le insiste en preguntar a Johnny como baila su novia y él contesta socarronamente: "Cerca". Qué grande, qué clase, qué saber estar y demás.

Muchas gracias por los piropos inmerecidos, me alegra comprobar que ha perdonado mi desliz con ciertos dinosaurios del rock.

P.D.: si quiere le enviamos un correo explicando lo del enlace con guiñoles y pizarritas, cual Bart en cierto episodio de los Simpson.

@lebrel

Por si no lo sabe, las noticias no hay que darlas así de sopetón, que luego pasa lo que pasa y todo lo que ha hecho este buen hombre porque tuviéramos el corazón bien se va a pique. Por si acaso, dejo mi opinión: el médico del bigote y las gafas le ha hecho la cama claramente... a los hecho me remito: quién va a ser el nuevo presentador?

@Wood

Era un grande, porque todo lo que tocaba lo convertía en oro, excepto cuando le daba el apretón yonki. Entonces destruía todo lo que tocaba. Hay una anécdota entre Johnny y Dee Dee bastante graciosa, que dejaremos par aun mentiras como puños.

Gracias a los tres, que sois tan fieles como mi madre con su san pancracio

Saludos

61 y 49 dijo...

Como siempre no me acuerdo de donde leo las cosas, si no lo diría. Juanito Truenos colaboró en un vinilillo muy limitado (que algún lebrel apuesto que tendrá) con los Chesterfield Kings. La discográfica esta pirata se llamaba Junkie Records. Poco más que añadir. Abrazo.

Tomás Verléin dijo...

Johnny Thunders con los Kings? en Junkie Records, suena todo demasiado a propósito para ser cierto. Qué nueva idea malvada tienes prepara, qué Juanito truenos formaba parte del jurado de 'lluvia de estrellas' camuflado como Carlos Tena y grabó un dueto con Bertín?

Eres un tunante, dicho sea de paso