miércoles, 19 de diciembre de 2012

Lista obscena de favoritos 2012

Cada año por estas fechas, cuando todo el mundo publica listas con los mejores discos del año, un servidor aún se encuentra con lo indispensable de tres años antes, descifrando como mucho una novedad o dos de las que llegan con cuentagotas (y cuando digo novedad puede ser algo publicado hace meses) mientras además evalúo que en tal listado es increíble que cierto disco ocupe el lugar veinte cuando podría ser mi favorito dos años después de que se publicara. Un lío. Sin embrago, algo ha ocurrido este 2012 que no han parado de llegar frescas novedades, y que como es natural en este ciclo musical, seguirán apareciendo. Por ello, y por primera vez he sido capaz de confeccionar una lista de favoritos (no los mejores, eso se lo dejo a los críticos que de esto saben mucho más) que al menos a mí me resulta casi casi pornográfica. Por ello cada uno tiene asociado un mes, para que en 2013, y reutilizando vuestro calendario ligero “Un fresco 1976 con Marisol” puedan anotar cada uno de ellos si es que aún no se los han llevado a las orejas.

2012, o el año en el que descubrí que Tony Genil seguía vivo (y no es broma macabra).



(12) Miss Junio. The Attention! – Gettin’ All. No podría faltar en un listado hecho en este bloc un grupo de Garage y Rhythm & Blues que visten elegantemente trajeados y graban un vídeo con chicas sesenteras bailando mientras ellos reparten chulería mod por doquier. Los austriacos no son nada novatos en esto, pues su primer disco homónimo también era recomendable, pero es que este es todavía mejor.

 




(11) Miss Septiembre. Langhorne Slim & The Law - The Way We Move. Si algo me fascina es la gente inclasificable, y Langhorne Slim lo cumple pero muy de largo. Hace Folk, toca con banjo, tiene un grupo igual de fascinante, son rurales, lo hacen bien, tiene una voz peculiar, hay contrabajo, moreno de bote, se pueden poner profundos, etcétera, etcétera, etcétera. Ah, y lleva sombrero. Y una vez vio un zepelín. Denle una oportunidad, no dejará indiferente a nadie.

 


(10) Miss Enero. Nick Waterhouse – Time´s All Gone. Aunque ya en la crónica del Purple Weekend di mis impresiones personales sobre un Nick Waterhouse al que no acabo de encontrar afiliación amistosa, su disco tiene calidade incuestionable. Soul oscuro, R&B, y apoyado en que Waterhouse canta bien, toca la guitarra mejor y el grupo del que se acompaña son de todo menos mancos. Dejaré de lado lo bien o mal que me caiga, al fin y al cabo, cuando uno come buen solomillo no se preocupa de saber si la ternera era simpática y daba los buenos días (que me perdone el señor Waterhouse la comparación).

 


(9) Miss Noviembre - Beachwood Sparks – The Tarnished Gold. Uno de los múltiples regresos que van a aparecer en este listado. Sería el más largo si no fuera porque en esto los Redd Kross se llevan sin lugar a dudas el trofeo en forma de premio anual por su sobresaliente labor en el campo de la excelencia del retraso. No obstante, han pasado diez años del último disco de los Sparks y estas esperas suelen conllevar la decepción. No. A mí poco a poco, y cada vez creciendo, este disco me ha conquistado. Country y pop de una suavidad exquisita. Abandonan un poco el lado más psicodélico de anteriores trabajos en pos de la tranquilidad y la gran sensación de bienestar que deja escuchar este disco. Si Beachwood Sparks regresan, estamos de enhorabuena.

 


(8) Miss Diciembre - I Was A King – You Love It Here. En algún momento de mi existencia y las lagunas mentales sólidamente ligadas a ella, escuché algo de estos noruegos en un disco homónimo con una portada que parecía hecha con espirógrafo. ¿Se acuerdan del espirógrafo? Pues no ha vuelto en forma de chapa. A lo que iba, un disco que se basaba en ese estilo llamado Dream Pop, con un cierto parecido a My Bloody Valentine y grupos de similar ruido sonoro. Me debió de pasar inadvertido. Pero como todo grupo necesita un gran químico, parece que estos muchachos lo han encontrado: Norman Blake. Si además de Blake, añades que Robyn Hitchcock pasaba por allí, imaginen, les han llevado por terrenos más pop dejando un disco de los más apañado, con más parecidos a Teenage Fanclub (¿existe algún buen grupo que en algún momento no se hayan parecido a Teenage Fanclub?) o incluso me recuerdan un poco a alguna época de los Nada Surf. Con esa nómina de colaboraciones, cualquiera se marca canciones como Frozen Disease.

 


(7) Miss Abril - Redd Kross – Researching The Blues. Si alguien esperaba que después de quince años, el grupo más chicloso de cuantos han pisado terreno terrestre se hubiera pasado al Blues y las influencias del Delta se habrá llevado una gran decepción y una tremenda bofetada de decibelios. Quince años y no se han perdido en lo que mejor saben hacer, que es estar muy pirado y el powerpop pasado por una batidora en la que entran sin perder ni un ápice de pegajosidad el punk, el glam y el desenfreno. Sólo al final hay un par (¡un par!) de canciones que flaquean entre tanto nivel. Treinta minutos de disco, suficiente para que los Redd Kross te pasen por encima, y a cualquiera que se ponga por delante.

 


(6) Miss Agosto. Hi-Risers – Hang Around With You. Otro de los retornos de los favoritos entre favoritísimos, los tres de siempre: Greg Townson, que es achuchable de por sí, Todd Bradley, que con su vozarrón de señor del monte ha puesto una nota más de achuchabilidad en canciones como “I´m In Love With My Record Collection” y Jason Smay, el señor con las manos más rápidas al otro lado del atlántico. Siguen siendo adorables, sin discusión alguna. Actualmente el mejor grupo de influencias americanas que toda persona a la que apriete el nudo de la corbata debería arrimarse. Siguen dándole absolutamente a todo lo bueno (R&R, Surf, Garage, Pop, Beat, Country…) y a todo lo que se acercan lo siguen hacen bueno. Crisis, depresión y todo ese tipo de cuestiones no tienen cabida en el diccionario particular de los Hi-Risers. En las catorce canciones de Hang Around With You se halla la fórmula para empaquetar todos los problemas y mandarlos al cuerno.

 


(5) Miss Mayo. The Ripe – Into Your Ears.  Lo reconozco: los escuché en El Sótano de Diego RJ y me llamaron la atención, un grupo con Jake García (ex Ugly Beats), Gian Ortiz, Nick Yaklin y que había incorporado a Jorge Explosión al mismo, pero estaba a otras cosas mientras escuchaba el programa, quizás pasando la fregona o una de esas acciones comunes de hoy en día. Escuché el disco y una vez más debía estar a otras cosas. Segunda prueba, le voy cogiendo el hilo. Meses después sigo enganchado a ellos y me declaro incondicional del sonido de suave psicodelia y pop que ha hecho de este Into Your Ears uno de mis discos favoritos del año.

 


(4) Miss Febrero. Ángel Kaplan – Pictures From The Past. Si alguien ha escuchado el disco y no se ha percatado de esa fina raya encima de la letra “a” que ha perdido la verticalidad por una ligera inclinación a la derecha pensará: “Ya está. Estos yanquis lo tienen muy fácil, vivirá tranquilamente en la costa Oeste con todas las influencias del soleado pop de allí a mano. Con acceso fácil a discos de Big Star y los sonidos de Memphis. Seguro que se levanta por la mañana y tiene un estudio de grabación junto a la puerta de su casa”. Error. Ángel Kaplan es de Asturias, y ha grabado para el sello extremeño Sunny Day uno de los discos favoritos de este año. Desconozco si ya existe versión en cedese, pero la tirada limitada y numerada de 500 copias a 45 rpm, con un diseño tan cuidado como espectacular es indispensable si se cruza en tu camino (cosa que a día de hoy puede no ser tan fácil).

 


(3) Miss Julio. Allah Las – Allah Las. La primera experiencia con los Allah Las fue una descarga legal (que sí, confiemos de primeras que así es) que recopilaba sus primeros singles y demos. Cuando me puse a escucharlo sólo me funcionaban dos canciones, bien por mí. Una de ellas “Catarman” dejaba entrever que el proyecto de estos jóvenes californianos tenía buena pinta: Sonido de la costa Oeste y pop con dosis justa de psicodelia. A la llegada del álbum completo todas las previsiones se colmaron: canciones sensacionales y un sonido sesentero que engancha desde el principio y ya no te suelta. O mucho me equivoco, o por alguna de esas desconocidas razones que hacen que un grupo de una propuesta tan especial triunfe, a estos chicos los veremos dentro de poco loados por las más amplias masas inimaginables de modernos.

 

(2) Miss Octubre - The Mastersons – Byrds Fly South. Con este disco llegó todo rápido: Escuchar el disco en el walkman moderno, ver en el teléfono moderno que tocaban al día siguiente, según iba en el transporte público que hace años era moderno pararse a comprar las entradas para un concierto acústico para sólo noventa personas, y una barra de pan. Y en esos dos días transcurridos: Fan. El matrimonio real formado por Chris Masterson y Eleanor Whitmore, durante cierto tiempo tocando en la banda de Steve Earle, ha aprovechado su primer disco en solitario para suplir el hueco que van dejando los Jayhawks más brillantes. Podría parecer exagerado, pero no lo es. Country suave, perfecta simbiosis entre tradición y buen pop, melodías incomparables, las voces (la de Chris muy parecida a la de Gary Louris) y sonido exquisito. Quizás menos “Blue” que los de Minnesota, pero ya se sabe que los pájaros que vuelan hacia el sur lo que buscan es un aire más cálido.

 


(1) Miss Marzo - Gentleman Jesse – Leaving Atlanta. Número uno por muy diversas razones, pues esto de las listas es harto complicado. Porque el disco, muy evidentemente, es una obra magna de rock and roll y powerpop que mejora el ya de por sí agradable plato que suponía el debut de Jesse Smith y del que dimos buena cuenta aquí. Parece que a la hora de confeccionar listas se olvidan cosas que asimilas tan rápidamente que parece que han estado ahí toda la vida, cuando en realidad no es así, concretamente Leaving Atlanta se publicó en Marzo y ya parece un clásico entre mis discos favoritos. No podía ser de otra manera con canciones como “I´m A Mess”, “I´m A Lonely” o “What Did I Do”. Otra de las razones, es que como buen español, y ante la duda, la gente que me cae bien tiene ciertos privilegios, y como me dijo Tomás Verléin tras escuchar la entrevista que le hicieron en El Sótano, éste es de los que ves al instante merece un cargo público de confianza. ¿Qué el concierto que dio en el Purple Weekend también tenga algo que ver? Por supuesto. Por esta y muchas cosas, Leaving Atlanta ha dado tantas alegrías en lo que va de año, y los que vienen.

 
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viernes, 14 de diciembre de 2012

Contacto con Tacto (XVI): Purple Weekend

Purple Weekend 2012 - León

Dicen que un clavo quita otro clavo. La gente que llega borracha desde la siete de la tarde dice que la resaca la quita una cerveza para desayunar. Yo esto no lo sé porque sigo siendo fiel al Nesquik. Lo que si he aprendido es que si uno va a hacerse un viaje en jornada de puente dejando atrás dolor, mucho dolor por perderse un concierto de los Redd Kross, lo mejor es paliar la tristeza tomando una medicina similar. El Purple Weekend de este año, en su ya vigésimo cuarta edición era la opción médica más aconsejable. Un cartel muy del gusto de este vago bloc, pues a la evidente llamada de Gentleman Jesse, Bart Davenport, The Ripe o Nick Waterhouse había que sumar la no menos gustosa gastronomía leonesa y sus vinos del Bierzo.

El señor de los numeritos tras la última jornada del fin de semana a base de tapas

Primer día: ¡Viva el vino!

Tras la llegada a León y ponerse el mapa de Krusty Burgers en la cabeza (había algo de niebla, no crean) encontrar la zona de bares y comida no fue problema. Una tapa de sopa de ajo ayudó a que unas canillas en temperatura de ultramarino entraran en calor. Rápidamente uno se hacía a la zona más por el instinto desarrollado a lo largo de los años que por otra cosa. Faltaba un factor sorpresa, un Jaycee Carroll de la tapa leonesa: Warrenpelagatos. Si no le conocen como director del programa Tonetti en Radio Arrebato lo harán como un filántropo de los bares que discurren por el corredor de la Alcarria y el astur-leonés. Fue él el que nos puso en el camino de las patatas fritas con pimentón picante del Flechazo. Imprescindible manjar mientras esperábamos la apertura (nocturna) del Purple Weekend, de lo que se encargarían los holandeses The Kik.

Y después del uno viene el dieciséis...

Ellos le pegan al Beat o Nederbeat de forma más que elegantemente trajeados. Una buena elección por parte del festival iniciar de esta manera. Alegres, fiesteros y con sus buenas melodías, cantadas en el idioma de los Van Houten, cosa que no desentona para nada. Personalmente me gustaron más cuando tomaba protagonismo Arjan Spies, de los muy añorados por estos lares Mark And The Spies. Estuvieron simpáticos y si bien su cantante Dave Von Raven, con pintas de profesor sustituto, alargaba en demasía la charla ofrecieron un concierto de lo más ameno.

The Kik. El holandés mola en la intimidad.

La segunda parada de la noche iba más cargada de decibelios, en este caso llegados de Escocia y con más años a sus espaldas que los tiernos holandeses: The Rezillos. Ellos lo tienen todo para que me gusten, sonido de la primera hornada punki, un poco de New Wave por allí, otro poco de pop por allá, y el caso es que nunca me han terminado de engatusar del todo. No dudo de la valía de sus directos, pero una vez más me quedé sin engancharme a ellos. Puede ser que a esas horas y con el viaje a las espaldas ya estuviera pensando en bollos de canela calentitos y no en el espectáculo visual que es ver a estos trasnochados escoceses.

Segundo día: Póngame una más, que yo controlo.

Insano madrugón para hacer turismo, aunque fue bienvenido. La experiencia y la veteranía empezaron a ser un importante activo en la búsqueda de la tapa idónea, y hubo momentos que se conseguía en forma de cazuela de garbanzos con bacalao. Tanto fue así esta obsesión por la tapa y el vino que se nos pasó por completo el concierto de los valencianos Midnight Shots. Mil disculpas. Los conciertos en horario de tarde se realizaban en el estupendo Espacio Vías, que previamente habíamos visitado para ver su mercadillo de discos, la exposición de fotos de ecstasy and wine (recomendable ver sus cápturas del fin de semana), otras variedades sesenteras, y que además nos dio a conocer en sus inmediaciones unos carteles con la estelar actuación de Tony Genil para este Viernes catorce (no sé que hacen leyendo esto y no viajan ipsofacto).

Jacco Gardner al organillo y la maraca. Chico aplicado. 

El primero de ellos el joven, por no decir maldito pipiolo, de Jacco Gardner. Inmiscuido plenamente en recuperar una suave psicodelia pop y hacerlo todo como si saliera recientemente de una pintura flamenca del Rijksmuseum. Pónganlo en un festival con público que vaya a ver a Saxon y no sale vivo de allí. Lo cierto es que su estilo necesita de una dedicación inicial, si bien pasada la sorpresa inicial para quien no conociera sus andanzas, a mí me terminó enganchando, y eso que las seis de la tarde suele ser una hora crítica para mi estado mental.

The Ripe. Camisa de cuadros.

Siguiente turno para uno de los grupos que más ganas tenía de ver, The Ripe. Otros que le dan un poco a la psicodelia pero con alma de más powerpop, y con un resultado que me chifla. Aprovecharon la primera mitad de concierto para alternar canciones de lo que será próximo disco con algunas de Into Your Ears, pero fue a partir de la segunda mitad cuando se centraron en el solomillo y todo empezó a mejorar sin parangón. Todo ello pese a que Jorge Explosión andaba resfriado y se quedó en la velada en un discreto segundo plano, algo chocante para los que le hemos visto habitualmente sobre el escenario.

Bart Davenport. Chaqueta de cuadros.

Como el día era una sucesión de sucesos tras otros hasta que deseamos que se muera Flanders, no había tiempo que perder para cambiar de escenario y dirigirnos al CHF León, donde esperaban Bart Davenport y los barceloneses Biscuit que tocarían íntegramente el Sound Affects de los Jam. Entre medias, caña y tapa para no desfallecer. Podría ponerme objetivo y con ínfulas de crítico para decir algo como “sobraba el ejercicio nostálgico bajo una amalgama de manidas versiones que a estas alturas no aportan nada al parabólico mundo musical”. Al cuerno. Disfruté al máximo. Las voces, la instrumentación y el buen rollo que estila Bart Davenport hicieron que el concierto fuera sensacional, rememorando a uno de los grupos de mi vida.

Gentleman Jesse. Pelazo, y un tipo simpático.

Aún con el regusto que dejó este concierto, y con los gemelos bien tirantes después de unos cuantos saltos y las horas acumuladas del largo día venía el plato fuerte de la noche, Gentleman Jesse. Fue fuerte, intenso, no me defraudó en absoluto y nos dejó casi sin aliento a los presentes. No por el pelazo de defensa del Sevilla que se ha dejado el peluquín de Jesse Smith, sino por la energía con la que salieron a tocar, casi sin pausa y a todo trapo. Intenté seguirles el ritmo, pero me fue imposible y no creo que fuera el único, literalmente: me arrollaron. Ni siquiera recuerdo el orden en el que fueron desgranando las canciones de sus dos discos (salvando una versión de Biggest Gossip In Town que me sorprendió). Ni falta que me hace.

Los Mockers, un poco de lejos pues el objetivo ya estaba fatigado

Para el último concierto esperaban los más veteranos, los uruguayos Los Mockers. No soy de los que suele gustar la repesca de grupos que han dejado impronta hace cuarenta años, ni por estrellas veteranas, ni por cualquiera que tuviera una aparición en Reencuentro. Lo cierto es que los Mockers estuvieron simpáticos, gratificados de estar tocando por primera vez en España, con ganas de agradar y siendo reconocidos como los Stones sudamericanos, versionenando de vez en cuando a los Stones ingleses. Si no hubiera llevado semejante día a mis espaldas los hubiera disfrutado más plenamente, supongo que los más fanes sí lo hicieron.

Tercer día: El frío es para cobardes.

Último día de conciertos y otra jornada de turismo, esta vez más pausada. Según iba avanzando el día la cosa mejoraba tras probar todos los sabores de las croquetas del Rebote y la estupenda morcilla de untar leonesa, servida en pan de hogaza no hace necesario conocer el cielo. En estas nos acercamos al céntrico y atestado escenario del Gran Café donde esperaban los asturianos Stanley Road. Con semejante nombre ya sabrán por donde irán los tiros: punk-pop, estilo mod y tirar de un par de versiones de los Jam. Correctos y con un breve concierto que sentó bien. Vistos desde un segundo plano, pues no era lo más idóneo aglomerarse en los mejores sitios mientras cargaba con una bolsa de morcillas y cecina que habíamos comprado minutos antes. Esto sí que es finura mod.

Stanley Road en un llenazo del Gran Café y publicidad de Mahou

Casi sin tiempo, nuevo desplazamiento para otra doble ración de conciertos en el espacio vías. Esta vez cargado de garage, beat y R&B. Por un lado los gallegos The Phanton Keys, y por el otro los franceses Les Terribles. Cada uno juerguista a su manera, y aunque ambos resultaron divertidos me quedo con Les Terribles, que cuando se enchufan en modo fiesta a darle a las versiones garajeras de yé-yé comandados por su cantante, ahora con la cabeza rasurada Rudie, la cosa se pone muy seria. Incluso finalizaron con una versión del Flamenco de los Brincos, cantada por un invitado que, francamente, no sé quien era. Me los había perdido alguna vez y resultan del todo recomendables.

Les Terribles y la apología por la chica sesentera

El final del festival se acercaba a su fin y sólo quedaban tres conciertos (parece poco y todo) en el escenario principal. A los asturianos Kings Of Makaha llegamos con una par de canciones de retraso. Me gustaron más cuando se ponían en modo surfero instrumental, apoyados en un guitarrista con muy buena pinta, que cuando optaban por el lado rockero vocal. Cosas de mis manías supongo.

Para el segundo concierto, el de Nick Waterhouse, el pabellón CHF ya se había llenado como en ningún otro concierto, hasta tal punto, que los primeros compases de concierto estuve bastante entretenido con tres personajes sin duchar (hay cosas evidentes) que intentaban métodos de lo más variopintos para ligar con un par de señoritas que había a mi lado. Sin suerte, por supuesto. Con Nick Waterhouse tengo una relación difícil de explicar: me gusta mucho su disco, pero hay algo en la personalidad de este joven (y mucho) caballero del R&B que no me acaba de convencer. No es algo como mi odio irracional hacia Dennis Quaid, pero no me termina de enganchar por el lado humano. Musicalmente es un titán, mejor guitarrista de lo que esperaba, canta bien, se apoya en una banda magnífica y especialmente me gusta cuando se pone con el Soul más oscuro. Una cara ésta, que en pos de la parte más bailonga del asunto es la que parece reclamar la mayoría de la gente a esta última y numerosa hornada de revivalistas del género.

Nick Waterhouse, el hombre más buscado de la noche.

Con el último concierto me llevé el chasco de todo el fin de semana: Roky Erickson, el que fuera líder de 13th Floor Elevators y superviviente al LSD, otras drogas varias y el paso por un sanatorio mental. Comencé el concierto razonablemente cerca pese al brutal volumen, poco a poco fui escalando posiciones hasta las filas de más atrás para continuar parte del concierto sentado en las gradas laterales. Hasta que se puso en un plan progresivo, que es a mi persona lo mismo que me apliquen el toque de la muerte. Una lástima, pero me fui fuera a contemplar el frío de la noche leonesa.

Triunfal fin de semana, buena organización, ambiente agradable y selecto, todo acompañado de riquísimas tapas. Mi punto positivo a favor del Purple Weekend 2012, sin duda.

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jueves, 6 de diciembre de 2012

7´´, 45 r.p.m. y un pequeño trozo plástico: The Loved Ones

The Loved Ones EP (1992)

Retomamos (como todo lo que hacemos últimamente en este vago bloc) esta sección del mejor invento de cuantos se han realizado en el mundo: los siete pulgadas que giran a 45 rpm. Obra de un genio que aunque inventaba cosas bajo la sombra de Thomas Edison en forma de póster  ha dejado en el particular mundo del comprador de discos el cobijo más cálido y romántico que se puede encontrar. No podría cumplir mejor las expectativas este artefacto entregado por The Loved Ones en 1992 bajo el siempre infalible sello Get Hip Records. Veamos sus razones, porque después de que escuchen alguna de sus canciones querrán comprar la crema de afeitar con la cara de Bart Davenport si es que algún día se llega a comercializar.

The Loved Ones haciendo lo que cualquier jubilado: pasar el rato mientras construyen un nuevo Mercadona

The Loved Ones es casi lo mismo que citar a Bart Davenport, cantante y líder de estos jóvenes (al menos en el momento de la publicación de este EP lo eran, y mucho) californianos que lejos de modas de principios de los noventa como tocar mirándose las zapatillas sucias, el rap o el Super Mario 3 lo que hacen es (y esto no es un homenaje a Edison) alumbrar un par de discos y otros tantos singles y EPs rebosantes de Rhythm And Blues, Mod Sound, y una clase que más quisiera para sí una señorona de la calle Serrano.

Entre los citados artefactos sonoros publicados, este homónimo EP de debut con cuatro canciones, en las que destaca la voz de Bart Davenport y la excelente sección instrumental del resto del grupo. Dos canciones propias, una del propio Davenport, la sosegada “Hold On”, y otra del guitarrista y vocalista Nicolas Rossi, “Crying In The Morning”. Dos versiones, “Boom Boom (Out Go The Lights)” de Stan Lewis y “Sticks And Stones” de Titus Stone y popularizada en su momento por Ray Charles. Quizás Davenport y The Loved Ones nacieron en una época equivocada, puede ser que en otros tiempos hubieran sido estrellas, pero salvando la barrera temporal y modas varias, cuando el Rhythm And Blues con clase se pone a sonar con esta contundencia hay pocos estilos que le aguanten un solo asalto.


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