viernes, 14 de diciembre de 2012

Contacto con Tacto (XVI): Purple Weekend

Purple Weekend 2012 - León

Dicen que un clavo quita otro clavo. La gente que llega borracha desde la siete de la tarde dice que la resaca la quita una cerveza para desayunar. Yo esto no lo sé porque sigo siendo fiel al Nesquik. Lo que si he aprendido es que si uno va a hacerse un viaje en jornada de puente dejando atrás dolor, mucho dolor por perderse un concierto de los Redd Kross, lo mejor es paliar la tristeza tomando una medicina similar. El Purple Weekend de este año, en su ya vigésimo cuarta edición era la opción médica más aconsejable. Un cartel muy del gusto de este vago bloc, pues a la evidente llamada de Gentleman Jesse, Bart Davenport, The Ripe o Nick Waterhouse había que sumar la no menos gustosa gastronomía leonesa y sus vinos del Bierzo.

El señor de los numeritos tras la última jornada del fin de semana a base de tapas

Primer día: ¡Viva el vino!

Tras la llegada a León y ponerse el mapa de Krusty Burgers en la cabeza (había algo de niebla, no crean) encontrar la zona de bares y comida no fue problema. Una tapa de sopa de ajo ayudó a que unas canillas en temperatura de ultramarino entraran en calor. Rápidamente uno se hacía a la zona más por el instinto desarrollado a lo largo de los años que por otra cosa. Faltaba un factor sorpresa, un Jaycee Carroll de la tapa leonesa: Warrenpelagatos. Si no le conocen como director del programa Tonetti en Radio Arrebato lo harán como un filántropo de los bares que discurren por el corredor de la Alcarria y el astur-leonés. Fue él el que nos puso en el camino de las patatas fritas con pimentón picante del Flechazo. Imprescindible manjar mientras esperábamos la apertura (nocturna) del Purple Weekend, de lo que se encargarían los holandeses The Kik.

Y después del uno viene el dieciséis...

Ellos le pegan al Beat o Nederbeat de forma más que elegantemente trajeados. Una buena elección por parte del festival iniciar de esta manera. Alegres, fiesteros y con sus buenas melodías, cantadas en el idioma de los Van Houten, cosa que no desentona para nada. Personalmente me gustaron más cuando tomaba protagonismo Arjan Spies, de los muy añorados por estos lares Mark And The Spies. Estuvieron simpáticos y si bien su cantante Dave Von Raven, con pintas de profesor sustituto, alargaba en demasía la charla ofrecieron un concierto de lo más ameno.

The Kik. El holandés mola en la intimidad.

La segunda parada de la noche iba más cargada de decibelios, en este caso llegados de Escocia y con más años a sus espaldas que los tiernos holandeses: The Rezillos. Ellos lo tienen todo para que me gusten, sonido de la primera hornada punki, un poco de New Wave por allí, otro poco de pop por allá, y el caso es que nunca me han terminado de engatusar del todo. No dudo de la valía de sus directos, pero una vez más me quedé sin engancharme a ellos. Puede ser que a esas horas y con el viaje a las espaldas ya estuviera pensando en bollos de canela calentitos y no en el espectáculo visual que es ver a estos trasnochados escoceses.

Segundo día: Póngame una más, que yo controlo.

Insano madrugón para hacer turismo, aunque fue bienvenido. La experiencia y la veteranía empezaron a ser un importante activo en la búsqueda de la tapa idónea, y hubo momentos que se conseguía en forma de cazuela de garbanzos con bacalao. Tanto fue así esta obsesión por la tapa y el vino que se nos pasó por completo el concierto de los valencianos Midnight Shots. Mil disculpas. Los conciertos en horario de tarde se realizaban en el estupendo Espacio Vías, que previamente habíamos visitado para ver su mercadillo de discos, la exposición de fotos de ecstasy and wine (recomendable ver sus cápturas del fin de semana), otras variedades sesenteras, y que además nos dio a conocer en sus inmediaciones unos carteles con la estelar actuación de Tony Genil para este Viernes catorce (no sé que hacen leyendo esto y no viajan ipsofacto).

Jacco Gardner al organillo y la maraca. Chico aplicado. 

El primero de ellos el joven, por no decir maldito pipiolo, de Jacco Gardner. Inmiscuido plenamente en recuperar una suave psicodelia pop y hacerlo todo como si saliera recientemente de una pintura flamenca del Rijksmuseum. Pónganlo en un festival con público que vaya a ver a Saxon y no sale vivo de allí. Lo cierto es que su estilo necesita de una dedicación inicial, si bien pasada la sorpresa inicial para quien no conociera sus andanzas, a mí me terminó enganchando, y eso que las seis de la tarde suele ser una hora crítica para mi estado mental.

The Ripe. Camisa de cuadros.

Siguiente turno para uno de los grupos que más ganas tenía de ver, The Ripe. Otros que le dan un poco a la psicodelia pero con alma de más powerpop, y con un resultado que me chifla. Aprovecharon la primera mitad de concierto para alternar canciones de lo que será próximo disco con algunas de Into Your Ears, pero fue a partir de la segunda mitad cuando se centraron en el solomillo y todo empezó a mejorar sin parangón. Todo ello pese a que Jorge Explosión andaba resfriado y se quedó en la velada en un discreto segundo plano, algo chocante para los que le hemos visto habitualmente sobre el escenario.

Bart Davenport. Chaqueta de cuadros.

Como el día era una sucesión de sucesos tras otros hasta que deseamos que se muera Flanders, no había tiempo que perder para cambiar de escenario y dirigirnos al CHF León, donde esperaban Bart Davenport y los barceloneses Biscuit que tocarían íntegramente el Sound Affects de los Jam. Entre medias, caña y tapa para no desfallecer. Podría ponerme objetivo y con ínfulas de crítico para decir algo como “sobraba el ejercicio nostálgico bajo una amalgama de manidas versiones que a estas alturas no aportan nada al parabólico mundo musical”. Al cuerno. Disfruté al máximo. Las voces, la instrumentación y el buen rollo que estila Bart Davenport hicieron que el concierto fuera sensacional, rememorando a uno de los grupos de mi vida.

Gentleman Jesse. Pelazo, y un tipo simpático.

Aún con el regusto que dejó este concierto, y con los gemelos bien tirantes después de unos cuantos saltos y las horas acumuladas del largo día venía el plato fuerte de la noche, Gentleman Jesse. Fue fuerte, intenso, no me defraudó en absoluto y nos dejó casi sin aliento a los presentes. No por el pelazo de defensa del Sevilla que se ha dejado el peluquín de Jesse Smith, sino por la energía con la que salieron a tocar, casi sin pausa y a todo trapo. Intenté seguirles el ritmo, pero me fue imposible y no creo que fuera el único, literalmente: me arrollaron. Ni siquiera recuerdo el orden en el que fueron desgranando las canciones de sus dos discos (salvando una versión de Biggest Gossip In Town que me sorprendió). Ni falta que me hace.

Los Mockers, un poco de lejos pues el objetivo ya estaba fatigado

Para el último concierto esperaban los más veteranos, los uruguayos Los Mockers. No soy de los que suele gustar la repesca de grupos que han dejado impronta hace cuarenta años, ni por estrellas veteranas, ni por cualquiera que tuviera una aparición en Reencuentro. Lo cierto es que los Mockers estuvieron simpáticos, gratificados de estar tocando por primera vez en España, con ganas de agradar y siendo reconocidos como los Stones sudamericanos, versionenando de vez en cuando a los Stones ingleses. Si no hubiera llevado semejante día a mis espaldas los hubiera disfrutado más plenamente, supongo que los más fanes sí lo hicieron.

Tercer día: El frío es para cobardes.

Último día de conciertos y otra jornada de turismo, esta vez más pausada. Según iba avanzando el día la cosa mejoraba tras probar todos los sabores de las croquetas del Rebote y la estupenda morcilla de untar leonesa, servida en pan de hogaza no hace necesario conocer el cielo. En estas nos acercamos al céntrico y atestado escenario del Gran Café donde esperaban los asturianos Stanley Road. Con semejante nombre ya sabrán por donde irán los tiros: punk-pop, estilo mod y tirar de un par de versiones de los Jam. Correctos y con un breve concierto que sentó bien. Vistos desde un segundo plano, pues no era lo más idóneo aglomerarse en los mejores sitios mientras cargaba con una bolsa de morcillas y cecina que habíamos comprado minutos antes. Esto sí que es finura mod.

Stanley Road en un llenazo del Gran Café y publicidad de Mahou

Casi sin tiempo, nuevo desplazamiento para otra doble ración de conciertos en el espacio vías. Esta vez cargado de garage, beat y R&B. Por un lado los gallegos The Phanton Keys, y por el otro los franceses Les Terribles. Cada uno juerguista a su manera, y aunque ambos resultaron divertidos me quedo con Les Terribles, que cuando se enchufan en modo fiesta a darle a las versiones garajeras de yé-yé comandados por su cantante, ahora con la cabeza rasurada Rudie, la cosa se pone muy seria. Incluso finalizaron con una versión del Flamenco de los Brincos, cantada por un invitado que, francamente, no sé quien era. Me los había perdido alguna vez y resultan del todo recomendables.

Les Terribles y la apología por la chica sesentera

El final del festival se acercaba a su fin y sólo quedaban tres conciertos (parece poco y todo) en el escenario principal. A los asturianos Kings Of Makaha llegamos con una par de canciones de retraso. Me gustaron más cuando se ponían en modo surfero instrumental, apoyados en un guitarrista con muy buena pinta, que cuando optaban por el lado rockero vocal. Cosas de mis manías supongo.

Para el segundo concierto, el de Nick Waterhouse, el pabellón CHF ya se había llenado como en ningún otro concierto, hasta tal punto, que los primeros compases de concierto estuve bastante entretenido con tres personajes sin duchar (hay cosas evidentes) que intentaban métodos de lo más variopintos para ligar con un par de señoritas que había a mi lado. Sin suerte, por supuesto. Con Nick Waterhouse tengo una relación difícil de explicar: me gusta mucho su disco, pero hay algo en la personalidad de este joven (y mucho) caballero del R&B que no me acaba de convencer. No es algo como mi odio irracional hacia Dennis Quaid, pero no me termina de enganchar por el lado humano. Musicalmente es un titán, mejor guitarrista de lo que esperaba, canta bien, se apoya en una banda magnífica y especialmente me gusta cuando se pone con el Soul más oscuro. Una cara ésta, que en pos de la parte más bailonga del asunto es la que parece reclamar la mayoría de la gente a esta última y numerosa hornada de revivalistas del género.

Nick Waterhouse, el hombre más buscado de la noche.

Con el último concierto me llevé el chasco de todo el fin de semana: Roky Erickson, el que fuera líder de 13th Floor Elevators y superviviente al LSD, otras drogas varias y el paso por un sanatorio mental. Comencé el concierto razonablemente cerca pese al brutal volumen, poco a poco fui escalando posiciones hasta las filas de más atrás para continuar parte del concierto sentado en las gradas laterales. Hasta que se puso en un plan progresivo, que es a mi persona lo mismo que me apliquen el toque de la muerte. Una lástima, pero me fui fuera a contemplar el frío de la noche leonesa.

Triunfal fin de semana, buena organización, ambiente agradable y selecto, todo acompañado de riquísimas tapas. Mi punto positivo a favor del Purple Weekend 2012, sin duda.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

lo pasamos en grande!!!
mi favorito gentleman jesse

Anónimo dijo...

¡¡¡Grandérrima crónica amigos!!!

Un placer haber compartido con ustedes esas jornadas.

De buena gana me acercaba este finde a ver a Tony Senil, pero me temo que hasta el año que viene por estas fechas no volveremos a pisar tierras leonesas.

Abrazos.

Warren

61 y 49 dijo...

Hola a los presentes.

Ecstasy and wine: Genial fin de semana. También pondría como concierto preferido a Gentleman Jesse. Y en el de tapados: Les Terribles. Tenía en mente lo de su exposición y se me fue la cabeza. Enmendado el error.

Pelagatunos: El placer es nuestro, que los consejos culinarios por expertos en la materia siempre son de agradecer. Vaya preparando el calendario zaragozano del año que viene para informarme que en fechas del Purple: "Hará frío". Aunque posiblemente me de igual.

Agradecido me ando con vuestros comentarios. Un brazzo.

Juanjo Mestre dijo...

Tú si que sabes paliar tristezas, incluida la de Redd Kross, que ya es. De mayor aspiro a hallar soluciones como las tuyas. Enorme crónica, y sí, curioso ese final de Erikson que incluso llegó a derivar en elegir el frío leonés. Brazzzzzos.

61 y 49 dijo...

Johnny: Dentro de esas escapadas anuales que se pueden hacer a lo largo del año tengo especial predilección por la de Diciembre, y ya eran muchos años seguidos sin poder utilizarla. También tengo especial predilección por los Redd Kross y las tablas de ibéricos, puestos a conjugar algo de similares características, lo de León es muy recomendable.

Con Roky no sé si esperaba otra cosa o el hecho de ser último concierto de tantos me afectaba el lado crítico. Siempre digo que es opinión y que mucha gente disfrutaría el concierto, a mí me decepcionó mucho.

Agradecido me ando de que forme parte de esta familia. Un brazzo.

Savoy Truffle dijo...

Quería haber ido, pero mi contacto leonés ya no me hace ni caso.
Me alegro que buesas mercedes lo pasasen tan bien.

Brazzzos.

61 y 49 dijo...

@Mesiè Chocolatà Truffle: Sólo disfrutó el 50% del personal que compone este bloc, pero encontrarse los carteles de Tony Genil hicieron el resto. Un brazzo.

Agassi dijo...

Por cierto: ¿Quien es el autor de las fotos?

61 y 49 dijo...

@Agassi: Diría que las malas son ajenas, las buenas propiedad de este bloc. La realidad para bien o para mal es que todas (excepto la del gordinflas de Crónicas Carnívoras) son del que suscribe. Un brazzo.