sábado, 14 de abril de 2012

Verdades como puños, mentiras como pianos (XI)

1. ¿Dedicó el FBI un departamento, varios informes, una secretaria y un archivador de anillas a investigar Louie, Louie?

Nuestro Veredicto: Sí, no están ustedes viendo visiones. Aquí Tomás Verlein al aparato. No, no se extrañen, soy el mismo de siempre; propietario de textos interminables, gusto por el pop de cámara y operado para convertirse en un cyborg tras una carrera corta como policía en Detroit... ¡Un momento! Antes de que llame a mi médico de confianza (un tal doctor Riviera) para aclarar unos asuntos les digo que les he echado de menos y que vamos al tema.



El FBI, la canción más mítica del Pacific Northwest, un asunto relacionado con unas letras, la catadura sexual de América, los sesenta, los malentendidos... Muchos son los temas que se vinculan en esta entrada, todos de una complejidad extrema que exigen la intervención de verdaderos expertos en la materia. En Garajeland hemos comprendido perfectamente estas necesidades con lo que no podíamos por menos que reunir un equipo a la altura de las circunstancias; como podrán imaginarse nadie se presentó a nuestra llamada y no nos ha quedado más remedio que aceptar de mala gana al señor bajito y al de la guía de teléfonos, que pese haber sido despedidos hace eones se siguen presentando a trabajar cada día.

Con ustedes la segunda mejor presentación del mundo (después de la de Chandler Bing)
 
A continuación les adapto el informe que nos han hecho llegar que incluye un membrete del "club de seguidores de Santiago Calatrava y las barandillas son para cobardes" (logo realizado con exquisito gusto a través de un diseño en Word Art).


La pregunta es: ¿cómo jerigonzas puede acabar un lamento de marinero a su barman (Louie) con frases tan de moral laxa como: "En el barco soñé que ella estaba aquí" siendo una de las preocupaciones máximas del FBI? Pues del mismo modo que Homer puede convertirse en blanco de asesinos internacionales: con una combinación que ha hecho más daño que el whisky con soda: con éxito más tiempo.

Empecemos con lo primero: 'Louie, Louie' fue un completo y estruendoso número uno en las salas de conciertos, pero su impacto tuvo una explosión tardía, unos cuatro años si contamos desde que Richard Berry (su autor original) vendió los derechos de la canción para costearse un matrimonio hasta que los Kingsmen despacharon 20.000 copias de su single en una semana. En el medio dos datos a destacar: que fueron los fabulosos Wailers los que hicieron conocida la canción por todo el estado de Washington gracias a su rasposa versión del asunto y, dos, que algunas malas lenguas dicen que el sonido de la cabeza de Berry golpeándose contra la pared sustituyó con pasmorosa eficacia al de las campanas de una iglesia cercana. Anecdotario local, lo llaman.

El caso es que, tras el éxito repentino de 'Louie, Louie' y un par de chivatazos de los nunca suficientemente ocupados vigilantes de la moral cristiana, los chicos del FBI se pusieron a investigar el caso. Sus primeros pasos estuvieron presididos por las más modernas técnicas para descubrir mensajes cifrados: reprodujeron el single de 45 a 33 rpm. No se rían, muchos de nosotros sujetamos (en escorzo) antenas fabricadas en papel aluminio intentando sintonizar una versión no codificada de Canal Plus. Y normalmente llovía, mucho.


Cuatro de los Kingsmen ya con traje de presidario, gente previsora les llaman.

Claro que las condiciones de grabación del single no ayudaban mucho a nuestros queridos investigadores: por un lado la voz de Jack Ely había sido puesta a prueba la noche anterior tras una concierto especialmente intenso, por otro la canción se registró con un solo micrófono que estaba colgado del techo, a una altura que pondría en serias dificultades a Joselito, el Pequeño Ruiseñor y que provocaba que Jack tuviera que ponerse de puntillas para cantar. Para completar este panorama: el cantante de los Kingsmen tenía serios problemas de dicción gracias a la ortodoncia que llevaba (el seguro dental, uno de nuestros mayores enemigos, ya saben) y la toma, considerada como la buena, fue tomada como un ensayo para el grupo; pongan en su vida a un productor traidor y ya verán los resultados.
 
Con estos mimbres al FBI no le quedó más remedio que montar un operativo. Lo que para el señor bajito significa una tarde sentado en una silla de tijera comiendo anacardos, para los federales era sinónimo de poner a unos cuantos agentes con la oreja pegada a los equipos de sonido de las salas de conciertos. Esto, además, de para hacer subir como la espuma las acciones de Audífonos Afflelou Inc. (el imperio Chin Chin empezó allí mismo) no sirvió para mucho, ya que los agentes no encontraron ningún indicio de lascivia en la letra de la canción (aplicaron lo que se conoce como el test Jess Franco). Lo gracioso es que no encontraron nada porque, ojo al dato: NO FUERON CAPACES DE ENTENDER NADA. Precioso, no me lo negarán.


Les traduzco el texto: "en virtud de la presente, la linde de la finca situada en la...". Perdonen he mezclado papeles


Porcentaje de certeza: tipo "Se te va a caer... que se te va a caer". 'Louie, Louie' es más que una canción, es el desenfreno y el confeti en las fiestas bien, el tío borracho liado con la prima soltera en las bodas o los cinco minutos antes de salir de clase en verano. Un divertimento que nos pertenece a todos, al lechero de 24 Hours Party People y a los borrachos (especialmente a ellos). A nosotros no nos cabe duda que el FBI hizo su trabajo: escuchó la cinta una y mil veces, se entrevistó con los Kingsmen, con sus amigos, varios videntes y el tipo que metía el vinilo en el cartón del single. Con todos los datos llegaron a la única conclusión posible. No, esa no, la conclusión es que era ininteligible a cualquier velocidad. En Garajeland añadimos: sí, y que siga así por muchos años.

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein.

3 comentarios:

61 y 49 dijo...

Sé que es poco pedir: deja tu trabajo (¿quién necesita un sueldo a estas alturas de la vida, eh?)y ponte al blog. Es cuando te prodigas con la tecla cuando esto coge algo de lustre.

Savoy Truffle dijo...

Qué temazo. Está claro que al Señor Berry le importaba más meterla en caliente que luchar por su temarraco, que le vamos a hacer. Puro y duro rock and roll.

A sus pies Don Tomás.

Tomás Verléin dijo...

@bro

Tu estrategia de adularme por aquí mientras me metes la del pulpo en el Supermanager te está saliendo bien de momento. Espero un tapón tipo Vrankovic en cualquier momento, al estilo Fiba.

Se te quiere (y lo sabes).

@Mr. Truffin

Tienes razón, me faltaba el epílogo de la historia: Berry consiguió unos cuantos años después el dinero de los royalties que tuvo que declarar tras mandarle los señores del fisco el localizador al móvil. Espera... ya he vuelto a mezclar realidad con ficción.

Un brazo y gracias por seguirnos pese a nuestra natural tendencia a dejar abandonado al personal, error que comenzó en 5º curso con ese álbum de la bola de Dan que nunca completamos.