viernes, 30 de marzo de 2012

Contacto con tacto (XV): The New Piccadillys

Sala Boîte, Madrid, 29 de Marzo de 2012

Muy bienvenidos a una nueva crónica de concierto de garajeland, en la que se suele hablar poco de las canciones tocadas en directo, en donde los debates suelen tomar una dirección culinaria o en donde uno se puede explayar a gusto pensando si Amaia Montero funcionaría mejor como mascota de Bonnie o Tigretón en el famoso bollo de Bimbo.

La velada de anoche suponía la presentación en tierras ibéricas de los New Piccadillys, que en desglose queda así: El culo inquieto de George Miller que antaño partía la pana en el mundo beat con los imprescindibles Kaisers y otros proyectos igual de excitantes (se dio buena cuenta de su trabajo en este mismo espacio) y que ahora se rodea de otros tantos escoceses, antiguos compañeros en unos casos, músicos de sobrada pericia en el cien por cien de ellos, para seguir dando rienda suelta a su pasión por sonidos que no pasan del sesenta y cinco en general y el beat de la orilla del Mersey en particular.

¿Quién dijo que se necesitaban treinta metros de escenario para poner posturas de auténtico rockero?

Ante esta propuesta nos vimos en la Sala Boite madrileña compartiendo la ocasión con el guardián de la melodía y maestro chocolatero del bombón de licor (ambas partes también por separado) Savoy Truffle. Día de huelga (Lisa necesita un aparato), mucho movimiento en las calles y aforo medio para recibir a los ilustres escoceses. Un primer vistazo al escenario nos pone en aviso: estos perros saben comprarse instrumentos, ya sea rodearse de una Ludwig o colgarse un bajo Hofner, una preciosa Mosrite o en el caso de George Miller una Fender Jaguar.

George Miller buscando entre el público a Troy McClure, en estos momentos analizando la desaparición de la nuca del presidente

El repertorio se nutre completamente de versiones, principalmente del ya comentado beat sesentero y en donde no falla alguna del más famoso cuarteto de Liverpool. El concierto comienza con una de las siete canciones que ya circulan por la red (hay que puntualizar que aún no han editado ninguna referencia), la instrumental “Driving Guitars”. ¿Y en qué se diferencia esto a un tributo, un revival de poca sangre o simplemente a un ejercicio de nostalgia? Es lo que pensará en escéptico rockero. En la segunda canción se empieza a ver, aquí caben además de los Kinks y “Took My Baby Home”, la ramoniana “Judy Is A Punk” pero llevada a otros terrenos hasta ahora inexplorados. Y es que a estos tipos les das el “Little Latin Lupe Lu” de los Righteous Brothers, una revisón al “Lies” que los Knickerbockers llevaron al recopilatorio Nuggets, “A Certain Girl” de los Yardbirds o “Rawhide” de Link Wray por citar sólo algunos ejemplos, pasan cualquier cosa por su trituradora de ritmos y lo convierten en una canción de Twist, que tiemblen Andy & Lucas si estos les cogen un éxito, que les pueden dejar en mal lugar.

El batería asiste atónito a la explicación del bajista a George Miller que si renuncian al seguro dental habrá que pagar el aparato de Lisa.

Quizás el factor tiempo no es uno de los elogios que se les puede echar, si bien, tocar con la soltura propia de quien ya ha pisado muchos escenarios y saben de qué va un concierto cara a cara con el público puede ser uno de los más grandes que se les puede hacer. Son escoceses y hacen beat, tocan veintitantas canciones sin recurrir a parones en los que hay que decir cuan guapo es el público que les rodea (ciertamente en la mayoría de los casos están mintiendo) porque no les hace ni pizca de falta. Grupos así y a personajes tan queridos por estos lares como George Miller hay que ir a verlos aunque vayan vestidos como Pez Guardiola. Es lo que os hace falta si en estas fechas pasan cerca de vuestras casas. Esto es lo que queda de gira:

- VIERNES 30 DE MARZO. ANDOAIN. AUDITORIO BASTERO
- SÁBADO 31 DE MARZO. SANTIAGO. SALA MOON
- DOMINGO 1 DE ABRIL. GIJÓN. THE MONKEY CLUB
- LUNES 2 DE ABRIL. LIERGANES. SALA LOS PICOS
- MARTES 3 DE ABRIL. BURGOS. SALA ESTUDIO 27
- MIÉRCOLES 4 DE ABRIL. VITORIA- GASTEIZ. HELLDORADO 
- JUEVES 5 DE ABRIL. PONFERRADA. FREAKLAND FESTIVAL

'Judy is a Punk' - The New Piccadillys from Bill Gill on Vimeo.
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sábado, 24 de marzo de 2012

Los chicanos que se convirtieron en estrellas: Thee Midniters


Thee Midniters - In Thee Midnite Hour!!!

Es curioso como el paso de los años va aclarando ciertas facetas de la vida de un rockero sin tupé como es mi caso. Primero caes en la cuenta de que hablar a tus amigos en una discoteca de que tal o cual canción es de un grupo alemán llamado Kraftwerk puede importar un pito a los colegas que precisamente lo que les interesa es lo contrario al pito, y con razón. Más tarde descubres apesadumbrado que la MTV es en principio, y sólo en principio, una televisión musical y que una vez superado el número de video clips sin raperos deja de ser la tele de la música para pasar a ser simplemente la tele de cosas. Poco a poco vas labrando una personalidad musical a la par que te vas quedando sin sitio en las estanterías, y descubres que en casi el cien por cien de los casos la música actual carece de alma (y esta vez no ha sido Milhouse el que se la ha comprado a Bart). Afortunadamente, en algún momento de la vida aparecen Thee Midniters, y otra vez a hacerse preguntas: ¿Se puede tener la técnica instrumental idónea y utilizarla para tocar canciones plenas de emoción? Podría ser.

No se fíen, tras esa apariencia de buena gente planean estrangular a la guitarra y luego ocultar las pruebas

Thee Midniters formaron durante el segundo lustro de los sesenta una de las bandas más ardientes de la ciudad de Los Ángeles. Quizás sea mucho decir, codeándose con, sin ir más lejos, los Beach Boys, Doors, Byrds o Love; pero para el barrio de East LA, los Midniters eran unas auténticas estrellas, a las que todos adoraban o tomaban como ejemplo para formar un nuevo grupo musical. Formados precisamente en el barrio del Este de Los Ángeles, de amplia comunidad de hispanos, y como suele ocurrir cuando las cosas se desproporcionan, un lugar poco propicio para ir repartiendo publicidad por los portales. El grupo inicialmente llamado Midnighters se gesta en la Salesian High School, localizada entre la calle Soto y la principal arteria que cruza el barrio chicano, Whittier Boulevard, que tendría algún Economato por la zona. Tras unas primeras formaciones tan cambiantes como el humor de Luis Aragonés y tal, con dos voces, órganos, saxos…, el grupo se puede resumir en siete canallas esenciales (existe información detallada en Internet y como no entra en examen mejor no aburrir): Willie García alias Little Willie G cantando, George Dominguez guitarra principal, Ronny Figueroa al órgano, la sección de vientos de Larry Rendon y Romeo Prado, George Salazar en la batería y Jimmy Spinoza al bajo.

No me dirán que han visto una formación más exquisita haciendo el numerito de un paso palante y otro patrás

Unos conciertos iniciales salvajes (y con máscaras de carnaval que afortunadamente abandonaron) hace que sean llamados por el sello de Hollywood Chattahoochee Records, que ya se hacía eco de las aventuras de los chicanos gracias a las numerosas radios locales del condado angelino, que durante los sesenta apoyaba a un amplio número de grupos de la ciudad programando emisiones musicales sin alternancia de tertulianos. Para la primera referencia discográfica el grupo se cambia el nombre, sólo ligeramente por el de Thee Midniters para no tener problemas con los Midnighters de Hank Ballard, y se estrenan en un siete pulgadas con una versión de “Land Of A Thousand Dances”. Single que provocó confusión por el hecho de su duración (casi seis minutos) y que la canción completa se encontraba por ambas caras. Finalmente se sustituyó por un formato clásico de cara B convirtiendo al original en codiciada pieza para los coleccionistas que se pueden dejar los cuartos en esas cosas. La tierra de las mil danzas supone unos mandamientos muy respetados por el grupo en sus canciones: influencias del Soul, el Rock And Roll que estaba invadiendo las americas de mano de los ingleses, sucio sonido garagero, calientes canciones directas al sistema nervioso y sobre todo energía a raudales.

Su segundo single no se saldría demasiado de las reglas señaladas: “Whittier Blvd.” Además de servir de homenaje a la principal arteria del barrio picotea del los instrumentales surferos con bastante acierto, tanto, que durante una gala de premios Hollywoodiense en la que se encontraban James Brown, Rolling Stones, una conexión telefónica con los Beatles (me pregunto si les llamarían con el marcador automático del profesor Frink) y un largo etcétera, fueron premiados en la categoría de mejor canción instrumental (aunque a Tomás Verléin le hubiera gustado más un premio en la sobresaliente labor en el campo de la excelencia). Esta canción debió dejar a Brian Wilson una grata impresión, tanto que decidió utilizar el inicio de la misma (el “Let ´s take a trip down Whittier Blvd.”) cambiando la calle de los ya ilustres chicanos por la avenida Howthorne, que como bien sabrán los fanes de los Beach Boys es el barrio de los Redd Kross y sí, también de Wilson y compañía. Que Brian Wilson pagara el tributo mediante el amigo parné no lo podemos aclarar.

Verbigracia del Street View se puede ver que el cruce de Soto y Whittier tiene ahora un local de tacos y un montón de coches como el de Tony Soprano.

La grabación de su primer álbum seguiría por los mismos caminos de alternar canciones propias con versiones, a destacar en este apartado “Empty Heart” de los Stones o “Everybody Needs Somebody To Love” de Solomon Burke. Sería ésta su última grabación con Chattahoochee para realizar una pequeña innovación: crear su propio sello y editar ahí posteriores trabajos. Ahora suena un poco ligero, pero estamos hablando de 1965, un año antes de que los Beach Boys crearan Brothers Records y los Beatles el famoso sello de la manzana granny smith. Whittier Records se les adelantó.

Seguirían tres discos más en y otro tanto número de singles, que el sello Norton tuvo a bien de ofrecer hace unos pocos años a todos los que andaban perdidos en otras moderneces. En esta recopilación que enlazamos por lugares ocultos además de los mencionados singles unas líneas más arriba se encuentran piezas donde el grupo asimila el legado de Ritchie Valens de llevar el sonido latino a terrenos hasta ahora inexplorados por el hombre blanco, escuchen por ejemplo “Love Special Delivery” una de mis canciones favoritas del disco. Algunas de sus canciones propias merecen mucho la pena “I Found A Peanut” o “Never Knew I Had It So Bad” que podría perfectamente salir de las tierras garageras del Noroeste. Tuvieron tiempo para que Willie G aprendiera a tocar la harmónica y el grupo descubriera la psicodelia en “Jump, Jive And Harmonize”, y siguieron eligiendo acertadas versiones como “Gloria” de Van Morrison o “Money” del tándem de la Motown Bradford/Gordy.

Tuvieron modestos éxitos en las listas americanas, bastante repercusión en el área de Los Ángeles en donde se codearon y trataron con bestias escénicas como los Standells, Byrds, Electric Prunes o The Seeds en una ciudad que vivía en pleno epicentro la efervescencia musical de la segunda parte de la década de los sesenta. Pero por encima de todo, fueron idolatrados en su barrio de East LA, eran hispanos, eran del barrio y eran suyos. Sí, eran unas auténticas estrellas.

Servidor: Mediafire. Contraseña: peluquin

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miércoles, 14 de marzo de 2012

Las cajas de los CDs ¿Por qué todas son una mierda?

Mucho han cambiado las cosas en estos meses en los que no hemos publicado absolutamente nada en este blog, han cerrado megaupload, las navidades han acabado de forma oficial dejando nuestro recopilatorio pasado de moda, y ya. Lo cierto es que no han cambiado tantas cosas, porque el paro sigue subiendo, y nuestras ganas de artículos que no interesan a nadie se mantiene en una constante y lenta línea horizontal con movilidad reducida. Para hacer honor a semejante afirmación nada mejor que un elegante, a la par que extenso, tratado sobre las modalidades de cajas de cedeses que puede encontrar en su tienda favorita de música. La conclusión: En el título de esta entrada.

Sí, se podría haber puesto algo más discreto que una bolsa con el símbolo del dólar, pero representa fielmente los beneficios de la disquera por la venta de tan satánico invento.

1. Caja simple estándar: La más sencilla pero no por ello deja de ser una gran obra de ingeniería, que como tal tiene más fallos que virtudes. Consiste en un estuche de plástico transparente que incorpora una pieza central (de plástico, claro) en donde se apoya el compacto. Dicha pieza central puede ser negra, transparente para dejar ver alguna foto o proporcionar información que no se suele leer bien debido a los relieves de la propia pieza, además la podemos encontrar en distintos colores como sustituto cutre del vinilo de color. Si además dicha pieza central es sacada (generalmente haciendo palanca con destornillador) del estuche materno para escanear la carátula a un compañero pirata, ésta puede perder propiedades y no volver a encajar como debería, consiguiendo no sólo que esta pieza no encaje sino que además puede perjudicar el correcto cierre del estuche. Lo llaman reacción en cadena.

La corona central que sostiene al compacto es una mierda. Ya sea en el modo clásico de patillas flotantes, el de patillas flotantes con refuerzo de seguridad, o el de patillas verticales, éstas siempre se rompen y dejan de realizar su cometido. Si no se rompen, es posible que la sujeción del disco no sea la idónea y se caiga si se mueve un poco la caja, o incluso (haciendo una pirueta aún más complicada) el CD gire sin parar pero sin caerse, divertimento que cansa a los diez minutos de utilizarlo, aproximadamente.

El libreto se aloja entre varias piezas semicirculares de plástico, cuya finalidad es realizar marcas en el mismo para que cuando lo hayas sacado de la caja unas cuantas veces, éste no se pueda introducir correctamente y la última página tenga rasgones que imposibilitan volver a poner el libreto en su sitio por siempre jamás. Suena catastrofista, sí, pero es verdad.

Y sorpresa, abres el regalo y dentro tienes la misma portada.

2. La caja simple con cartón que lo envuelve: Variante muy poco interesante del modelo 1. Incorpora un cartón en el exterior que según su grado de rigidez y ajustado tamaño es posible que no permita sacar la caja si no es presionando con ambos dedos pulgares con más fuerza que maña. No incorpora información adicional, es más, suele llevar impreso los mismos motivos que la caja del interior. No protege de roturas u otros agentes agresivos a la caja interior ¿Sirve para algo? Sí, para putear a aquellos coleccionistas que apilan sus cds en muebles especiales para los cds del caso primero. Nuestro consejo sería que una vez consiga sacar del cartón la caja interior lo tiren a la basura (de reciclado, sin mezclar polietileno con poliuretano), el problema es que da pena y al final nos quedamos con ella para ver como con el paso de los años se curva por la parte central.

El quinto Beatle era el libreto.

3. La caja simple con cartón y libreto externo: Mezcla de los dos primeros casos. Sólo es útil si quieres leer el libreto sin tener que abrir la caja, porque todo el mundo sabe que los cedés los compramos para leer los créditos del librito que lo acompaña. Al ir de forma externa lo protegemos de las patillas de plástico que suelen marcarlo cual res si tiene más de cinco páginas de espesor. Como no se introduce en la caja del caso uno, no podemos desprendernos del cartón envoltorio o nuestro libreto andará a la intemperie. No se ve con asiduidad.

A veces a la derecha y otras a la izquierda, como Villarroya.

4. La caja de aspecto simple pero doble: En teoría funciona incluso el comunismo, perdón, quise decir que en teoría funciona incluso esta caja de aspecto simple pero doble. Sus piezas externas son las del modelo uno, pero la pieza central que sujeta al cedé es rotatoria, lo cual crea un serio conflicto, pues unas veces se abre hacia la derecha (en cuyo caso necesitas de unos doce centímetros más para expandirla) o hacía la izquierda con el consecuente riesgo que ello entraña pues si no descubres de forma correcta el sentido de apertura corres serio riesgo de joderla. Afortunadamente, han inventado un caso alternativo número cinco.

Me imagino que la dictadura impuesta por Lenny hizo que despidieran al hombre que colocaba las piezas en su sitio.

5. La caja de aspecto simple pero doble y con piezas no ligadas: El mejor invento posible para los dobles compactos en la caja rotatoria que tiene piezas sensibles a la rotación y que por tanto, se parten. Esta en cambio ya viene rota y sólo tienes que cogerla y seleccionar el cedé que más guste. La humanidad ha triunfado sobre la caja de cedé. Eso sí, no es reversible y sólo tiene una posición. Algún fallo habría que tener.

Directamente llegadas para la futura obesidad infantil.

6. La caja doble de doble carpeta: Modelo de los inicios del CD y cada vez más en desuso. Aparte de que es irreconciliable con la idea de una casa de 25 metros cuadrados, su manejo de carpetas es un follón, contiene tal cantidad de piezas mecánicas que lo más normal es que se rompa más de una de ellas (sin ir más lejos, en la foto adjunta uno de los cedés no se sostiene). Su consumo es de nueve litros a los cien y sobrepasa los límites de emisión de CO2.

Paul Weller permitiendo semejante horror, otro mito que se me cae al suelo.

7. La caja con bordes redondeados: Diseño de menor resistencia al aire. Probablemente pensado por Karl Lagerfeld o David Delfín. Más útil en los ambientes discotequeros ibéricos, pues el canto redondeado contiene un hueco bastante útil si necesitas esconder sustancias psicotrópicas. Al mundo del Rock And Roll no le aporta nada salvo la incapacidad de escanear a un compañero las portadas, pues el formato de libretos no es el mismo que de costumbre. Habrá que editar la imagen con el efecto gaussiano del photoshop.

Con esta caja, por fin Greg "La Corista" Prevost (gracias Charlie Don´t Surf) encontró alguien más delgado que él.

8. La de cartoncillo promocional o mantera: Delgaducho cartón con una abertura en uno de los extremos de donde se saca el compacto. Suele venir de forma gratuita con todo tipo de publicaciones o discos de mayor envergadura que las utilizan para el ahorro de espacio. Lo normal es que por este formato no cobren dinero, en caso de ser así (y los hay), siéntase estafado, es el paso previo a la funda de plástico de un vendedor ilegal.

Ya que era un digipack se podrían introducir elementos móviles para hacer mover las piernas de los Raspberries.

9. El digipack simple: Idea desarrollada sobre la base de que las cajas de plástico son horrendas, esta es más bonita pero también tiene defectos: La pieza que sostiene al cedé sigue siendo de plástico y por el hecho de introducir cartón en el exterior ya ni siquiera se preocupan de meter un libreto en condiciones. En las esquinas, cuatro puntos cardinales en forma de dedo indican a las personas de grandes deducciones que es por ahí por donde se debe de coger el compacto, algo que no comparten los conductores automovilistas que prefieren agarrarlos con las yemas de los dedos sobre la cara a reproducir del disco.

De sorpresa siempre puede salir el antiguo 61&49.

10. El digipack avanzado: No es que sea mucho más avanzado, pero el cartón de la portada incorpora una ranura que incluye un libreto, una encuesta que hay que enviar a la disquera con nuestros gustos personales (recuerde que las opciones que ellos dan nunca son las correctas) o un papel publicitario con otros lanzamientos del sello que pueden importar al consumidor un pito en la mayoría de las ocasiones.

Se me van acabando las tonterias para decir sobre una caja, así que vídeo.

11. El digipack encuentre usted el CD: Modalidad de digipack que mezcla al avanzado con el simple y que se despliega cual Transformer. La ubicación del compacto no suele estar en un lugar fijo, sino que se desplaza por las múltiples caras que se pueden abrir en este formato. Dicho número de caras nunca contiene un límite inferior a tres y su número máximo es ilimitado, lo que ensanchece la caja, convierte en una odisea localizar el compacto y hace mejor persona a un hombre corriente.

No sé si se sacó el partido suficiente a las conversaciones sobre Jes Extender, pero he aquí otra muestra.

12. Digipack barco pirata del Parque de Atracciones: Nueva modalidad del más difícil todavía en la que se emplea la modalidad número 11 con la sorpresa añadida de que desplegando caras el resultado puede ser kilométrico. Si contiene algún libreto, éste se puede esconder por alguno de sus numerosos recovecos. No es de extrañar que por alguno de los mismos se encuentre usted con Macaulay Culkin escondiéndose de la bofia o rodando una nueva entrega de Sólo en Casa.

Uno de los grupos más pirados del panorama necesitan una caja acordemente demencial.

13. Digipack especial corta, pega y colorea: Elegante formato, conocido (o vendido) como Deluxe Edition. No es que difiera mucho de los anteriores, pero como las piezas son de cartón se permite el troquelar las letras, hacer un recorte en la caja exterior y otro tipo de manualidades que todos hemos intentado alguna vez, especialmente con las cosas que nos grabamos, con resultados bastante lamentables en la mayoría de las ocasiones.

Estadísticamente hay muchas posibilidades de que uno tenga la mayoría de las canciones de la caja, pero la compras.

14. La caja XXL de tamaño variable: Su tamaño no incluye una fórmula matemática que calcule su formato. Básicamente son estuches más grandes, con libretos más grandes, cedés del mismo tamaño de siempre (estaría bueno) que se superponen unos encima de otro, con chapas, un cupón de descuento en Midas, y más caro. Lo de más caro, hasta que la tienda no les da salida y las vende a menos de la mitad de su precio original. Suelen ir orientadas a fans (me incluyo) no se resisten a una canción nueva o un cedé completo de extras. Las más cutres incluyen en una caja más grande muchas cajas del formato número uno, a partir de ahí las posibilidades son infinitas. Dan ambiente a la habitación.

El detalle de las esponjillas, o un estupendo aislante para la tarima flotante.

15. Formas especiales: Otra que puede adoptar formas, como el malo de Terminator 2. Depende mucho de la imaginación del diseñador y de que la compañía discográfica no quiera perder dinero por cada disco que venden (pregunten en Factory Records por Blue Monday de New Order). Admitamos que la de la foto mola porque son los Small Faces, pero en caso de que te regalen algo de un grupo que no guste siempre se puede reciclar para guardar las obleas de las empanadillas.

El formato ideal, si cierras los ojos y los abres muy rápido hasta parece un vinilo.

16. El mini vinilo: Cuidado aspecto del estuche en cartón, de carpeta abierta, que incluye un bonito insert en su interior, una coqueta funda para guardar el compacto… es el sistema perfecto si no fuera porque lo que recuerda es precisamente que no es un vinilo.

Y no viene a cuento, pero aprovechando que se publica el nuevo trabajo de Gentleman Jesse paladeen su nuevo e inflamable single, que no es poco.

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