jueves, 29 de enero de 2009

Iluminado sea el Beat



The Hi-Risers – Once We Get Started (2008)


Hoy toca atarse bien fuerte el babero, sacar el cuchillo y el tenedor y empezar a escuchar a los Hi-Risers. En el oscuro panorama musical actual, hay veces que una ligera brisa esclarece ideas de forma ficticia y se disfrutan un disco que a lo mejor no lo merecía tanto, no es el caso del grupo que nos ocupa ahora. The Hi-Risers llevan desde 1998 publicando discos y dejando patente en todos y cada uno, que para ellos componer canciones de Rock And Roll no representa un problema sustancial. Culminando una etapa de diez años, el año pasado entregaron uno de los momentos musicales más frescos y vibrantes que se pudieron escuchar con el increíble LP “Once We Get Started”.

Es muy posible que a los tres chicos de Rochester, Greg Townson, Todd Bradley y Jason Smay, les lleguen sus influencias escasamente a los sesenta, lo cual no supuso el problema sustancial que fue para Milli Vanilli esclarecer su autenticidad. El Rock And Roll de los cincuenta sirve de línea de ruta para que el trío dé rienda suelta a sus virtuosas dotes musicales. Townson es un guitarrista tan excepcional como lo son Bradley en el bajo y Jason en la batería, ambos tres, con esa mezcla instrumental y vocal, evitan la tentación de ver el sorteo de la bonoloto; pero que ningún amante de los solos de cinco minutos espere encontrar un aliado en el bueno de Gregorio ni de sus tres componentes. La sencillez de la que hacen gala les pone al servicio de la creación de grandes canciones, que sin esfuerzo aparente les hace pasar por el ROCK AND ROLL y el Beat, y con un buen puñado de referencias a otros estilos como el Doo Wop y el Rockabilly, con un especial sentido de hacer disfrutar al personal con ritmos viciantes.




The Hi-Risers o la elegancia que Emilio Aragón nunca consiguió cuando presentaba el Juego de la Oca




Poner a prueba la viscosidad sanguínea (incluso de oyentes de dudoso elemento como Zaplana) parece la máxima a seguir desde el inicio de Once We Get Started. El ritmo Beat de la canción de título homónimo se mezcla con la dulzura melódica de las más preciadas armonías sesenteras; “She´ll Be My Ruin” se acerca al Rockabilly, unas dulces “Here With You” y “I´ll Wait For You” con las que consiguen como poco, que una chati les acerque a casa en coche después de tocarlas con una botella de anís del mono; las abrasivas y bailables “Two Week Notice” y “With The One I Love”; el ambiente campero de “18 Wheels Of Love” (escrita en este caso por Bradley); o quizás la más modernilla del conjunto: “ATM Inside”. Las catorce canciones son una joya por sí solas, en las que Townson como principal compositor no para de hacer guiños a leyendas de los cincuenta como Bo Diddley, Buddy Holly o Chuck Berry.

Johnny Walker, Jim Bean y Jackie Daniels. Si no entienden nada vayan a uno de sus conciertos o escuchen “Johnny, Jim and Jack”


En el pasado mes de noviembre tuvimos la oportunidad de verlos en un incendiario concierto junto a Barrence Whitfield dejando patente aquella frase de Mark Renton: “Coge su mejor disco, multiplícalo por mil y ni siquiera andarás cerca de lo que es verlos en directo”. La cita rindió homenaje a un imprescindible como Bo Diddley (ciertamente con más estilo que canciones del propio Diddley), pero que dio la oportunidad de ver en directo gran parte de las canciones de este disco, y que aún a día de hoy perduran las agradables sensaciones que nos dejaron aquella noche junto al chillón e incombustible (tal como rezaba el cartel promocional) Whitfield, que se presentó al concierto en pantalones cortos y aullando como un verdadera fiera currupia.


Junto a Andrés Montes (o Barrence Whitfield) y Toño Cardiaco. Si ven la foto borrosa es que la gente no dejó de bailar durante hora y media.


Si en los cincuenta tenían a Chuck Berry, Bo Diddley o Little Richard, ahora tenemos a los Hi-Risers. Habrá que aprovecharlos. Si alguien no conocía la nota de prensa (que conseguimos gracias a la pericia de Pepo en su Bus Mágico) sobre Once We Get Started es esclarecedora: ““No compres este disco si no te gusta el Rock and Roll. Frenéticas canciones roqueras, bonitas baladas con esquemas a lo Beach Boys, y todos los tipos de invasión británica y las mejores influencias del Rock and Roll americano, además de la mejor guitarra Telecaster de la década. Una vez que empiezas, te convertirás en un fan para siempre”, que viene a decir algo así como “No compres este disco si lo tuyo son las fiestas de la espuma, estás perdiendo el dinero. Contamos con el mejor ukelele tetrabrik en años y las mejores influencias que se pueden tener desde las rancheras de Bertín Osborne”. Amén.

Para los sibaritas dejamos el disco directamente pasado de vinilo, con dos canciones que no se incluyen en el cd: “18 Wheels Of Love” y “We´re All On That Train”.


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sábado, 24 de enero de 2009

Verdades como puños, mentiras como pianos ( VII )

1. Pudo haber grabado Julio Iglesias con los Beach Boys y Willie Nelson y que haya documentos audiovisuales de ello?

Nuestro veredicto: Les contaremos un secreto: esta pregunta, aparentemente inocente, ha traído consigo todo un alud de consecuencias. Lo primero es la dimisión en pleno del departamento de investigación de este santo blog. El señor bajito (a la postre líder del grupo) dijo que iba a aceptar una oferta del Mundo TV, esgrimiendo que le parece más seguro colocarse en el colodrillo una cámara oculta de Melchor Mirrales y meterse a descubrir si un señor de Gijón (que dice que cura con los pies las dolencias más diversas) es en realidad un farsante. Nuestro otro hombre del departamento, el de la guía de la teléfonos bajo el brazo, también puso objeciones con este caso, ya que -según él- sólo se había aprendido de memoria todos los números hasta la H... Sin comentarios.

Ante tal panorama decidimos tomar cartas en el asunto. Primero, aseguramos a estos dos petimetres que el contrato con sangre que firmamos con ellos (a imagen y semejanza del necesario Tony Wilson) no tiene ninguna validez ante ningún juez. Segundo, hemos decidido ser nosotros mismos quien investiguemos este caso. Por si acaso, hemos dicho a nuestras madres que no nos prepararen cena y que nos preparen una muda limpia, que nunca viene mal.


julio iglesias willie nelsonEl estilismo está patrocinado por Decathlon, el moreno de Julito es cosa de Miami y la foto es claramente de Anton Corbijn.


Lo primero que hemos hecho es acudir a nuestra fuente número uno en cuanto a estrellas rutilantes, vida social y demás pasatiempos de moda. Nos referimos al blog del señor Onanista, el cronista social con más rombos (en el jersey y en la pantalla) que verán jamás. Allí, hemos aprendido la importancia de Nanín en la sociedad actual o como el programa 'Granjero busca esposa' puede englobar todo el conocimiento humano en un sólo episodio (algo así como Margaret en el Ala Oeste de la Casa Blanca). Pero, gracias a este blog, también fuimos testigos de que Julio iglesias había sido capaz de grabar con Willie Nelson, gracias a un vídeo de una actuación en los años 80, una prueba irrefutable. En los 80 todavía no existía el photoshop, la silicona se disimulaba menos y las hombreras eran lo más de lo más en el cuidado personal. Con esto queremos decir que: era cierto, que no había posibilidad de error; asumámoslo: Willie Nelson grabó con Julio Iglesias y el mundo no dejó de girar como debía haber ocurrido.


Contrastada la primera parte de la pregunta quedaba la segunda. El proceso está vez fue todavía menos laborioso, ya que sólo tuvimos que visitar Youtube, escribir en el buscador (no sin tembleque) las palabras "Julio Iglesias" y "Beach Boys" y entreabrir los ojos muy despacio para minimizar el golpe. Porque sí, nuestro cantante, antes portero del Madrid, siempre hijo de papoya (gracias a Alfonso Arús), que estuvo casado con una señora que anunciaba baldosines de cuartos de baño y bombones con almendra también participó en un concierto con uno de los grupos más legendarios de pop de la historia. Dicho lo cual, analicemos cada vídeo brevemente.


1. Julito con Willie



Para la ocasión, esta extraña pareja eligió un tema de Hal David (habitual letrista de Burt Bacharach) y Albert Hammond, el que decía que nunca llueve en California. Si no están preparados para emociones fuertes, les recomendamos que miren a otro lado cuando Julio (nuestro Julio) salga a escena en el minuto 0:28 y realice ese movimiento de chiquito con las manos. Para el recuerdo queda la guitarra slide que suena de fondo y la certeza de que a Julio nadie le había explicado por entonces el bonito arte del disimulo del playback (o eso o que nadie le dijo en su momento que el micro tiene que ir cerca de la boca para que cumpla su función). Como verán, obviamos cualquier comentario sobre los ropajes del dúo, pero no podemos hacer lo mismo con el golpecito amistoso de Julio a Willie. Por cierto, el disco que incluía esta canción vendió cuatro millones de copias.


2. Julito con los Beach Boys



Concierto en vivo en 1984. Mike Love (el chico de la boina) dirige el cotarro y se arrima a Latoya Jackson (cuya intervención en la canción es como musa, por decir algo). Por allí están Carl Wilson y Al Jardien. Mi vista no me permite decir a ciencia cierta si el del piano blanco es el mismísimo Brian, genio creador de la mayoría de las mejores canciones de Pop y que seguramente tuvo que volver al psiquiatra después de vivir esta experiencia religiosa (perdónenme, si no hago el chiste malo y junto las carreras de padre e hijo de un plumazo me hubiera arrepentido toda la vida). Por cierto, que no parezca que estoy en contra de Julio: salva bastante bien los muebles cantando aceptablemente (a su estilo, es verdad), además parece que tiene a Latoya en el bote (que se debate entre parecer encantada y el salir corriendo de allí lo antes posible). Impagables también el momento donde Mike Love le dice que puede ver la letra en el teleprompter o el redoble aéreo que se marca Julio al final de la canción. Disfrútenlo, si pueden.


Porcentaje de Certeza: ¿Pero es que aún tiene dudas después del visionado de los dos vídeos? Pues si queda alguno que todavía no sabe qué pensar, que se pase por este enlace y se haga con el vinilo de la canción al apetitoso precio de un euro (el disco está sito en Collado Villalba, Madrid. Lugar de altas dosis de perversión musical, según se ve).

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verléin.

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viernes, 23 de enero de 2009

Fábula musical e inverosímil

El Sargento Pimientas


Inusualmente llovía en Londres, era uno de esos días donde a uno le apetece pasar la tarde en El Corte Inglés. P. McCartney salía de sus clases de guitarra con un buen barullo de ideas en la cabeza. Se encendió un cigarrillo y se dispuso a pasar por aquel paso de cebra que no tenía semáforo, cuando una alarmante visión llamó su atención debido a que era Halloween. Un hombre iba disfrazado con chaquetas militares de colores y calzaba un bigote a la antigua usanza. Se paró delante de P.McCatney y le dijo: “Yo te conozco, tocabas en Los Pekenikes”, pero P. McCartney le tuvo que corregir: “No, no, yo soy P. McCartney”, aquel señor esperó un segundo y le dijo: “Tome usted esta entrada, dos tercios a siete euros”.

Cuando llegó a casa llamó a sus amigos del grupo para bajar a ver Informe Semanal, pero todos habían salido a comprar al Economato. Ese fue su toque de atención para examinar la tarjeta que le entregó el misterioso personaje. En ella se podía leer: “Rock hasta las seis, dos tercios a siete euros” y una foto de Tony Genil. Ante la falta de un plan mejor, se convenció para visitar aquel misterioso lugar.

Tardó un buen rato en encontrar el local, la tarjeta no tenía dirección y tuvo que ir preguntando por la calle cómo llegar hasta allí. En el interior sonaba el Pet Sounds y unos hippies hacían sonar instrumentos indios. P. McCartney observó el acontecimiento y no dudó en preguntar al primero que pasaba por su lado si ese grupo se llamaban como un utensilio de chocolate. “Creo que no señor, tienen nombre de despertador o de fresas. Y son psicotrópicos”. “¿Sabe usted una cosa encargado? Espetó P. McCartney, “Ahora mismo he tenido una idea para un disco y pienso disfrazarme para la portada”.
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jueves, 15 de enero de 2009

Recopilatorio adelgazante 2008


Se van las navidades y muchos ya habréis trillado el recopilatorio de David Civera que os ha regalado vuestra tía, otros aún seguimos dando vueltas al roscón intentando encontrar algún disco en lugar de un toro de barro y a lo tonto a lo tonto hemos dejado terminar el año precisamente haciendo eso, el tonto. Pensamos que de alguna manera había que bajar el mazapán y se nos ocurrió algo que no hace casi nadie por estas fechas: Recopilar lo que habíamos hecho este año en una carpeta repleta de mp3.


En un principio contamos con la inestimable ayuda del ordenador para realizar dicho trabajo, pero todo empezó a tomar dimensión y un tipo de grandes dotes artísticas como Mr. Mosstrem nos regaló unas magníficas portadas que todo el mundo debería imprimir, como mínimo, gastando la tinta de la impresora del trabajo. A él se sumaron los Sweet Vandals, o dicho de otro modo: el mejor grupo funk de la península, que han dejado que disfrutéis de una de sus canciones sin que nos denuncien por ello. Al menos ya existían dos razones de peso para que mereciera la pena el dejar hecha polvo nuestra aguja y lector de cedeses.


Como no podía ser de otro modo, agradecemos muchísimo la colaboración de los citados anteriormente y también a todos los que habéis pasado por aquí (muchos ya sabéis quienes sois porque estáis por la columna de la derecha) y a los que no lo estáis, pues también. Prometemos que seguiremos citando a José Luis Moreno y diciendo peluquín aún más que en la casa de Leonardo Dantés. Ya sabéis lo que podéis escuchar en el enlace, están los Sonics, los Redd Kross, The Band, The Hi-Risers, Bo Didley, los Kinks y gente que simple y llanamente nos apetecía poner. Un abrazo a todos.



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viernes, 9 de enero de 2009

Canciones navideñas, ¿verdad o prenda?


Mi sueño de los últimos años de que los muñecos-trapo de rojo y blanco que cuelgan de las terrazas cobren vida y nos den de puñetazos a todos ha vuelto a esfumarse. Mi propósito de todos los años es no saber nada de las canciones navideñas, pero ahí están, doblas una esquina y zás! Casi sin quererlo estás escuchando “ya vienen los reyes”. Para muchos de los que escuchamos música, ponerse un disco en un momento determinado responde más a un estado anímico personal que de entorno, es decir, no cantaríamos “We Are The Champions” ni aunque el Rayo Vallecano gane la Champions Lig, pero seriamos capaces de poner el disco más deprimente de la estantería mientras medio vecindario chapotea en la piscina. La espinosa fecha navideña es un buen ejemplo de que aquí no hay nada que hacer, ¿Qué no te gustan las coles de bruselas?, pues toma dos platos. Estas son algunas de las irremediables melodías que he tenido la oportunidad de degustar estas navidades:


Boney M, “Felices Navidades”. Los cuatro morenos de las Antillas en la versión techno-dance de las navidades, tiene su guasa que precisamente un grupo proveniente de un clima donde dichas fiestas se pasan a treinta grados se vistan de oso polar, haciendo creer que son los duendes de Papá Noel no reconocidos por el gobierno de la Laponia. Un casete con apenas producción que incluye “Feliz Navidad”, “Jingle Bells” o “Snow Falls Over The Groung” son la versión anglosajona a los villancicos patrios, una forma ciertamente deprimente de amenizar la colocación del árbol de navidad mientras, ¿por qué no?, alguna cadena pública emite “Vaya Santa Claus!”.

En mis peores pesadillas se aclaran la piel, se vuelven transparentes y entran en mi habitación cantando "White Christmas"


Raphael y El Tamborilero: Uno de los clásicos sin ningún tipo de discusión. El ropopompommm te ataca directamente al bulbo raquídeo. Lo normal es que si la canción suena en una reunión familiar se inicie un debate de esos bien argumentados, que en mi casa es más típico que el roscón de reyes, y donde generalmente se distingue entre el bando a favor de Raphael (los menos) contra los que le acusan de maricón (y lo digo suave para lo que suelo oír).

Dos cosas nuncan cambian: El Tamborilero y su cirujano plástico


Villancicos versión sencilla: Todos los años pienso en lo mismo, como no existe ninguna grabación al estilo Muñeca de Famosa pienso que por fin va a ser el año sin villancicos, pero las paredes construidas bajo la burbuja inmobiliaria son tan finas que es imposible escapar. El eMule no solo no ha acabado con las clásicas versiones navideñas Fun Fun Fun, sino que han quedado conservadas como si de un santo grial se tratase y año tras año vuelven a aparecer. Ahora entiendo a los egipcios que veían que sus tesoros estaban abocados a desaparecer y siempre llegan los ingleses y terminan poniéndolo todo en algún museo.

Wham y el “Last Christmas”: Otra de las que pensaba que no caerían, ¿por qué no hará honor a su título? Para más inri, está vez escuche la versión pudding (no es coña), que debe incluir en la producción mucho más ruido de renos y de una duración de siete minutos que roza lo insano. Si recuerdan el video, era todo topicazo tras topicazo: casa de madera en la montaña, jerséis de lana y cuello alto, una cena muy de la Common Wealth (bendito sea el polvorón), George Michael encariñándose de una persona de su sexo opuesto…

Ocho de cada diez dentistas recomiendan el dentista de George Michael. Nueve de cada diez sexólogos recomiendan su posición y no la de "el otro"


Villancicos rocieros: Variante sureña de los clásicos Peces en el Río. Son algo así como las versiones punkis de canciones tiernas (valga el ejemplo de los Ramones cantando "Happy Birthday" al señor Burns), no sabes muy bien si defenderlas o es algo tan inconexo como disfrazar a tu abuelo de Teletubbies. El “arre borriquito” es especialmente sentido, con un toque flamenco que alegrará las entrañas a los amantes del género.

Y me dejo más de una, la canción de Corty Landia para luego comprar en los llamados por el telediario “unos grandes almacenes muy conocidos” (y eso que este año he tentado a la suerte pasando varias veces por delante), etc., etc., etc…

Les dejo la última canción post-navideña, son los Sonics haciendo una clara declaración de intenciones. Esto sí es un villancico.

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